El largamente acariciado debut festivalero de un poeta en racha
Álvaro Galán Castro (Málaga, 1979) jamás había acudido como invitado a un festival de poesía hasta que la organización de Cosmopoética, con bastante buen tino, decidió invitarlo a recitar unos versos en la Sala Orive. Será esta noche. Lo hará junto a la dramaturga María Nieto en un diálogo que confronta a dos voces que, a priori, nacen desde impulsos diferentes y llegan a públicos muy distintos.
En cualquier caso, por encima de la carambola programática, está la curiosidad en el hecho de que Galán, un autor que viene de ganar tres premios poéticos consecutivos con Los frutos de la herida (Premio Salvador Rueda), Ficciones familiares (Premio Ricardo Molina) y Del pájaro que canta en los días aciagos (Premio Rafael de Cózar), haya tenido que esperar tanto para leer sus versos en un festival poético.
Claro que el propio autor se ha tomado la poesía como “una necesidad” pero cocida a fuego lento. Entre su primer poemario, El lucero del ala (ya entonces galardonado con el Premio Málaga Crea) y el siguiente, El cuerpo eléctrico, dejó pasar casi diez años. Y entre el tercero, Ordo amoris, y el cuarto, Los frutos de la herida, dejó correr el calendario durante otros cuatro años.
Ese timing ya ha acabado, tal y como ha reconocido en rueda de prensa Galán, un autor “en racha” creativa que, a los tres poemarios publicados y premiados consecutivamente, se le sumará otro libro en breve, cuyos versos ha estado escribiendo de manera efusiva desde el pasado verano. Además, buscando una nueva poética, ya que, según el autor, los nuevos poemas en los que ha estado trabajando son parte de “una poesía más narrativa en la que la autoficción es más evidente”.
“Ahora necesito contar cosas que me han sucedido”, ha reconocido el escritor, que considera que este estilo ya estaba presente en Ficciones familiares, una obra que “entra en lo anecdótico” y “se aleja del simbolismo” de sus anteriores libros, aunque “sin perder la riqueza léxica”. Estos atributos le merecieron el Premio Ricardo Molina, considerado como “un punto de inflexión” en su carrera, en cuanto a reconocimiento.
Galán renuncia a considerar si tiene “una voz propia”, aunque confiesa que así lo espera. En cualquier caso, sí que cree que, para lograr tener un estilo propio, es necesario, y así lo recomienda, leer de todo y, especialmente en otras lenguas. “De las muchas y dispares influencias es de donde puede salir una voz propia”, ha reflexionado el escritor, que añade: “Se trata de coger de cada uno lo que le gusta y encontrar su propio sitio”.
Es más, el poeta malagueño apunta a la literatura francesa de los siglos XIX y XX como influencias en su estilo, fruto de sus estancias en el país vecino, desde donde ha traducido y editado poemas y textos críticos de Pierre Reverdy. Mientras trabaja en una tesis sobre este autor, este licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, trabaja como profesor en la Universidad de Málaga, una ciudad y una provincia a la que reduce su “mundo poético”.
De ahí que se confiese “expectante” por su debut festivalero, 18 años después de publicar su primer poemario, y por comprobar sobre un escenario, si como le ha venido ocurriendo a lo largo de su vida, en Cosmopoética también “acabado siempre ganando la poesía”.
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