Rodríguez, el pintor de la guitarra

Aunque se escoja el exilio, siempre duele, y el regreso sabe irremediable a caramelo. Tras una temporada en Los Ángeles, José Antonio Rodríguez vuelve un tiempo a su ciudad natal para, entre otras cosas, presentar su disco Mccadden Place en esta 40 edición del Festival de la Guitarra de Córdoba.

Se denotaron sus ganas de tocar en el Gran Teatro, pues comenzó mientras aún estaba alzándose el telón. Como el pintor tiene paleta y pinceles, Rodríguez tiene la sonanta. Una herramienta que le permitió mostrarnos suculentas imágenes llenas de color en un incansable juego con las armonías.

Su presentación de McCadden Place fue un paseo por California, a veces alegre, a veces amargo, pero un paseo cargado de recuerdos y, por supuesto, lleno de flamenco. Acompañado de un lienzo de lujo, como el bajista Paco Peña, el percusionista Patricio Cámara Pachi, Fran Roca en la flauta, armónica y teclado entre otros… El cuadro se pintó desde el comienzo.

Como el pintor que innova y ha de tener claras las bases de la pintura, Rodríguez demostró tener cristalinas las reglas del juego y, al mismo tiempo, demostró haberlas desaprendido, pues no puede construirse nada sin antes haber demolido. Siempre unos aires que recuerdan a más de 9.000 kilómetros en la interpretación de tangos y rumbas y unas alegrías que, lejos de Cádiz, son de la costa californiana. Sin embargo, la cercanía de un lamento que resuena a Andalucía se materializó por rondeñas y soleá. 

Si bien McCadden Place posee en lo sonoro un fuerte contenido visual, fue el iluminador Pedro Serrano el encargado de llevar la luz a la escena. Lejos de quitarle protagonismo a la música, sino escoltándola, Serrano deleitó al público con sinuosas videografías que animaban al trance, así como un gran equipo y montaje de luces que resaltaron momentos relevantes del concierto.

Un fin de fiesta alejado del flamenco ortodoxo, y del todo inesperado, pues Jose Antonio sorprendió al teatro con su adaptación por bulerías de No es lo mismo, tema compuesto por Alejandro Sanz. Ante la admiración del público de Córdoba y pese a que no cesaran los aplausos, interpretó Macarron Fly, uno de los últimos temas de su disco. Concluyó con un solo de guitarra, que bien fue una oda a la guitarra flamenca que se transforma y se evade, pero siempre regresa a los orígenes.