‘Fernandito' Abad y Antonio Ramírez ‘Añete’, una historia de Carnaval
Un grupo de jóvenes camina por Cruz Conde. Visten de manera extravagante. Cuando menos es poco habitual su indumentaria. Como la de muchos otros que esperan unos metros más adelante o la de aquellos que dirigen sus pasos por Gondomar. Pero esos atuendos son en realidad los que estos días toca mostrar. El colorido y la alegría de la fiesta de Don Carnal toma las calles, porque es ahora cuando comienza realmente la celebración. Y el punto de partida está en las Tendillas. Porque fue en la céntrica plaza donde tuvo lugar el tradicional Pregón del Carnaval, que en esta ocasión corrió a cargo de dos oradores. A Fernando Abad Cebrián y Antonio Ramírez Solís correspondió este año realizar el anuncio de unos días intensos de coplas por diferentes rincones de la ciudad. Los dos, Fernandito y Añete, como se les conoce en este panorama, volvieron como a lo largo de toda su trayectoria carnavalera, a componer un todo casi indivisible para ensalzar a “la fiesta de la libertad”.
Después de tres semanas de largas noches al calor del Gran Teatro, el Carnaval salió definitivamente a la calle. Atrás quedó el Concurso de Agrupaciones, que cerró con el reparto de premios de esta edición tan sólo unas horas antes. En la tarde del sábado era instante de arrancar al ritmo de bombo, caja y guitarra el recorrido por las arterias del centro urbano de Córdoba. Un trayecto que hubo de comenzar como es normal con el Pregón, que esta vez cobró forma de relato existencial. El de dos hombres que acumulan casi tres décadas completas en la fiesta, que vivieron normalmente el uno junto al otro. No en vano, la historia de Fernandito Abad y Antonio Ramírez Añete es común desde que en 1991 se unieran en ‘Cabeza hueca’, conjunto al que el segundo llegó a través de su cuñado, otro nombre imborrable del febrero cordobés, Amador Luque. Desde entonces y hasta hoy el sonido de la comparsa tuvo el sello de un dúo que apenas no tuvo continuidad unos años. Su infancia, juventud y madurez en esto del Carnaval fue lo que dibujaron a través de emociones y coplas los pregoneros.
En torno al escenario montado en la plaza de las Tendillas se congregó un importante número de personas. Aficionados y los que no lo son tanto quisieron seguir de cerca el anuncio de la fiesta que realizaron los dos comparsistas. El punto de partido, eso sí, como suele ser habitual lo estableció la entrega de la Púa de oro, trofeo Bartolomé Ranchal Bartolo, que cada año desde 2001 otorga Canal Sur al más virtuoso con la guitarra en el Concurso de Agrupaciones. Este año el galardón recayó de nuevo en Rubén Corvillo, quien lo obtuvo de esta forma por quinta ocasión. Fue su padre quien lo recogió de manos del locutor de la cadena pública, José Antonio Luque, y de María García, colaboradora en materia del Carnaval junto con Pepe Gómez. Acto seguido la palabra la tomaron los pregoneros, que en todo momento optaron por un discurso sencillo y ameno. Nada más fácil para abrir las puertas del paraíso de Don Carnal que contar cómo las cruzaron un día y ya nunca las volvieron a traspasar a la inversa.
Comenzó el Pregón de la mano de Fernandito Abad, que cantó a su barrio como años atrás hiciera con su comparsa -la de los dos- ‘Campo de la Verdad’. Lo hizo con su guitarra y acompañado de una integrante de la Chirigota de Las Niñas de la Koski. Fue el prólogo a poco menos de hora y media de recuerdos y mensajes, que también los hubo, por supuesto. El director del grupo que es conocido por su nombre, rememoró sus días de niñez al otro lado del río, “en el barrio flamenco por excelencia”, junto a su familia. En ese instante brotaron las lágrimas del pregonero al recordar a Manuel, su hermano fallecido a temprana edad. Los sentimientos florecieron como no lo dejaron de hacer en ningún momento. Después inició el repaso a su trayectoria desde el origen, al amparo de ilustres del febrero cordobés, como Pablo Castilla. Con su ‘Los duendes del Carnaval’ comenzó a dar sus primeros pasos allá en 1982 para arrancar en los grupos de mayores en 1988 con el ‘Jardín de fantasía’ del mismo autor.
En las palabras de Fernandito Abad estuvo también la añoranza de los tiempos en los que la afición era mucho mayor. Unos tiempos que tomaron presencia a través de la presentación de ‘Cabeza hueca’, el grupo que unió dos caminos. El suyo quedó ligado entonces para los restos con el de Antonio Ramírez Añete, que tomó acto seguido su turno para en primer lugar, al igual que su compañero de anuncio, presentarse. Nacido en otro barrio de solera de Córdoba como lo es el del Alcázar Viejo, este carnavalero recordó cómo a través de Amador Luque se introdujo en una afición que con los años se convirtió en pura pasión. A partir del antes mencionado conjunto el veneno quedó inoculado para toda su vida. Por las sangres le corrió incesante ya para siempre, más aún después de escribir su primer repertorio para ‘Suerte negra’. Dicha comparsa fue la que marcó, en 1992, el comienzo de una historia a la que todavía deben sumarse muchas páginas más.
Tras cantar un tema de ‘La cantera’, grupo con el que el tándem logró un tercer premio en 1997 -hace exactamente 20 años- los pregoneros unieron sus voces para continuar con el anuncio de la fiesta. Ahora sí, el Pregón corría a cargo del dúo. En ese instante Fernandito Abad y Antonio Ramírez Añete vestían de manera completa los disfraces de ‘La misteriosa, propuesta de su grupo este año. El primero dio vida a Watson y el segundo a un particular Sherlock Holmes y ambos fueron tras las huellas que en ellos dejó Don Carnal. Y también tras las que dejó el personaje en la ciudad, con un tributo al mítico conjunto de Los Bebés. Del surgimiento formal de esa agrupación se cumplen en este 2017 nada más y nada menos que 50 años, un motivo por el cual quisieron dedicarle unos minutos. Sobre el escenario, otros cuantos carnavaleros que cantaron una copla realizada para la ocasión. Fue justo después de rememorar una ‘Guerra de colores’ con la que los dos obtuvieron en 1999 el segundo premio de comparsas en el Concurso de la ciudad.
Mientras los pregoneros avanzaban en su narración vital, con la mención a cada uno de sus grupos, otros compañeros y también familiares empezaron a formar parte de un cuadro. El que dibujaron sobre el escenario montado en la plaza de las Tendillas con los disfraces de los diferentes conjuntos que el tándem legó al Carnaval de Córdoba. Al paso por 2002, el detective y su ayudante recordaron su salto a Cádiz de la mano de Pablo Castilla con ‘La sultana’. Después vinieron otras muchas ideas, como ‘El mercantil’ (primer premio en 2005) o ‘Imperium’ (tercer premio en 2006). Un tiempo de separación llevó a Antonio Ramírez Añete a participar con David Amaya Agüito o con María García Koski, mientras Fernandito Abad mantenía al grupo con otras diversas propuestas. Pero sus caminos se tenían que volver a unir. Fue en 2014 para lograr otro primer premio con ‘La callejera’. Después vinieron ‘Soy leyenda’ y ‘La misteriosa’, su tipo de este año.
Fue así cómo poco a poco los pregoneros escribieron una historia de Carnaval, que por supuesto estuvo ligada a Córdoba. En ese sentido, antes de desear una feliz fiesta en la calle, Fernandito y Añete hicieron su justa reivindicación: “El Carnaval necesita a la ciudad y la ciudad necesita el Carnaval, porque éste es parte de un todo”. Porque los comparsistas insistieron, con acierto, en que esta celebración, la de Don Carnal, no es sólo libre sino abierta y tolerante. Ellos mismos se significaron como cofrades -Abad cantó por tanguillos una copla dedicada a la Virgen de la Encarnación- y destacaron el valor de cada una de las tradiciones y costumbres de la ciudad. “Los que se ponen colorete, después se colocan fajín y costal”, señaló Fernandito para apuntar la relación entre el febrero y la Semana Santa que tienen no pocos carnavaleros. Y que así sea. Entre aplausos concluyó el anuncio de la fiesta, que después comenzó a tomar con pasodobles y cuplés las calles del centro, como Gondomar y Cruz Conde.
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