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A. Fresno

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Ya lo decía el recordado periodista y escritor Manuel Chaves Nogales, “el cofrade es por principios hombre religioso y ciudadano pacífico, no puede ponerse abiertamente en lucha con los representantes de la Iglesia y el Estado, pero en realidad, su obra, las cofradías, se han ido haciendo a espaldas de ambos, y muchas veces a su pesar”. Y es que la Semana Santa es una celebración que va más allá de su significado religioso. Es una fiesta que pertenece al pueblo. Una manifestación que se vertebra y se desarrolla en todos los estamentos de la ciudad y donde tienen cabida todas las artes y artesanías, algo que la hace única, rica e inigualable.

Entre esos artesanos que engrandecen la Semana Santa de Córdoba y la de otros muchos rincones de nuestra geografía está Francisco Pérez Artés, uno de los bordadores más reconocidos del panorama actual. A sus espaldas cuenta con un gran número de trabajos, caracterizados todos ellos por su gran calidad y precisión. En su caso, la llegada de la pandemia no afectó en gran medida a la producción del taller. Sin embargo, como explica a CORDÓPOLIS, muchas hermandades no han podido cumplir con los pagos acordados. “La llegada de la Covid-19 no frenó el volumen de trabajo que teníamos en el taller. De hecho, he continuado más o menos con el mismo ritmo de trabajo. Sin embargo, el problema llegó a la hora de cumplir con los pagos, ya que muchas hermandades se quedaron sin ingresos para poder hacer frente a los mismos”. 

Entre algunos de sus últimos trabajos podemos encontrar el manto de la Virgen de Gracia y Amparo, titular de la hermandad de la Sentencia o el bordado de los respiraderos de la Virgen de la Merced. Unas piezas éstas últimas que fueron presentadas hace tan sólo unos días. No obstante, otros trabajos han tenido que ralentizarse por la situación. “Para el pasado mes de diciembre tenía previsto entregar un Simpecado para Montoro, pero al ser una pieza que lleva también partes de imaginería y orfebrería el trabajo no depende sólo de mí. No todos los artesanos podemos llevar esta situación igual”, comenta Pérez Artés. Además, en el arte del bordado ocurre algo parecido como con el del dorado; los materiales necesarios para su realización son muy costosos, por lo que los artesanos deben realizar un gran desembolso inicial para poder poner en marcha sus proyectos.

En cuanto a la economía de las hermandades, para el bordador cordobés el problema de las hermandades no está en la suspensión de las salidas procesionales. El kit de la cuestión está en que éstas han perdido sus fuentes de ingresos más notables. “El problema de todo esto no está en la suspensión de la Semana Santa. Con las papeletas de sitio se pagaban las salidas procesionales y a veces ni eso. Sin embargo, el estar dos años sin eventos como las Cruces de Mayo, la feria o las verbenas, sí ha hecho mucho daño a las hermandades. Si las cofradías no tienen ingresos es imposible que hagan encargos a los talleres, y si los hacen, no pueden pagarlos con la misma solvencia de antes”.

En la actualidad, Francisco Pérez Artés sigue inmerso en varios proyectos, como el bordado del palio de la hermandad de los Escolapios de Granada o la bambalina frontal de la Virgen de la Piedad, titular de la hermandad del Prendimiento de Córdoba. A pesar de ello, el artista y artesanos cordobés considera que será difícil que la situación mejore notablemente para 2022. “Tengo una hermana que es bióloga y ella me lo dice mucho. Esto no se va a arreglar con la vacuna, tendremos que acostumbrarnos a vivir con el virus. Aun así, espero que la situación vaya mejorando progresivamente, porque si no los artesanos lo vamos a pasar muy mal”, concluye. 

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