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Reyes: “Cuando me despedí no les dije equipo, sino familia”

Reyes, ayer en el primer día de la campaña de abonos del Córdoba | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Han sido cuatro meses de los que se seguirá hablando dentro de muchos años. La imagen de José Antonio Reyes quedará para siempre asociada al milagro de junio del 2018, esa formidable resurrección deportiva que rescató al Córdoba de lo más hondo de Segunda División para darle una oportunidad de empezar de nuevo. En ese kilómetro cero de la nueva era no estará el sevillano, que aceptó una oferta -con imposible réplica blanquiverde- del Xinjiang Tianshan Leopards para irse a China. El club le despidió con una entrevista especial a través de su canal oficial de televisión. Al lado de Jesús León, el extremo utrerano repasó los episodios de una etapa que califica como “inolvidable”.

“Es verdad que cuando llegué a Córdoba era una experiencia nueva para mí totalmente: era salvar a un equipo que estaba hundido. El vestuario y la gente, siempre muy bien a pesar de lo difícil de la situación. Encima al final logramos el objetivo para el que vine. Me voy contento, feliz y con una sonrisa”, declaró Reyes a CCFTV. Para León no supuso ninguna sorpresa el papel que jugó Reyes en el Córdoba, al que llegó con 34 años y unos cuantos kilos de más después de varios meses sin equipo. A quien tuviera alguna duda se le disipó pronto en cuanto vio el desempeño del exsevillista sobre el césped.

“Ya sabíamos lo que podía aportar al club porque es un jugador diferencial, con una calidad que ha demostrado más que de sobra. A la vista está lo que sido capaz de hacer. La permanencia la hemos conseguido entre todos, pero Reyes ha sido fundamental. Está el míster, la afición, la ciudad... y Reyes. Se me vienen a la cabeza los partidos del Nástic y el Alcorcón”, ha explicado el presidente blanquiverde. “Se ha comportado como un señor dentro y fuera del vestuario. Queremos que se lleve dentro del corazón la ovación que este estadio le dio, porque pocos momentos como ese se han vivido en El Arcángel. Y si quiere volver a retirarse en el Córdoba, aquí tiene las puertas abiertas”, añadió el empresario montoreño.

Para Reyes, el principio básico de la salvación estuvo entre las paredes de la caseta. Ahí se fraguó todo. “El vestuario ha sido fundamental porque estaba unido y también con la directiva y la afición. Sin eso no hubiéramos hecho nada. Cuando llegué, el Córdoba estaba deportivamente mal pero el vestuario estaba bien. Cuando vi eso entendí que íbamos a conseguir el objetivo”, ha apuntado el sevillano, que confesó haber sentido algo especial en ese partido ante el Valladolid en el que, con 0-1 y un penalti en contra, el equipo estaba muy lejos de la permanencia y abocado al desastre. “Es fundamental ese momento del penalti de Pawel. A nuestro portero hay que agradecerle lo que hizo. Después de la roja a ellos, el equipo se vino arriba y acabamos ganando”, recuerda Reyes, quien señala “el día del Rayo”, en el que ganaron 0-1, como “el momento en el que nos convencimos de que nos íbamos a salvar”.

Después del triunfo en Vallecas ante un Rayo que iba líder -y que terminó unas semanas después subiendo a Primera-, el tramo final resultó electrizante. “El día del Almería sabíamos lo que nos jugábamos. Mentalmente estábamos fuertes y encima le metimos el segundo en el descuento. En Reus vimos que todos pelean, que todos quieren ganar. Ese partido lo teníamos que ganar porque ellos no se jugaban nada y no quedaba otra. Lo dimos todo hasta el final y marcamos en el 89”, rememora Reyes, quien sitúa como la jornada más feliz “el día del Sporting”, ya que la satisfacción fue compartida por “los jugadores, la afición, la ciudad... Fueron momentos muy especiales porque llevábamos varios meses sufriendo, peleando, jugando finales. Cuando el árbitro pitó el final fue un momento que no olvidaré jamás”.

“Me voy con recuerdos bonitos desde el día que llegué hasta el último. La afición ha sido increíble, les agradezco la ovación que medieron en el último partido. En el estadio del Sevilla se canta con El Arrebato de fondo, pero aquí el himno me gustó mucho y si lo cantan veinte mil personas es fantástico”, indica el extremo, que relató con emoción sus últimas horas en el vestuario del Córdoba. “El día que me despedí no les dije equipo, sino familia. Les quiero agradecer lo que hicieron no por mí, sino por el club y por ellos mismos”, ha resaltado el jugador, quien no esconde sus piropos para Jesús León y Luis Oliver, que “han hecho algo muy importante, porque llegaron con el club hundido y al equipo lo daban todos por muerto. Ellos tuvieron fe y salvaron al equipo. El club ahora coge una mentalidad ganadora. Están Jesús y Luis para hacer al Córdoba más grande todavía. Me voy con la pena de no poder ayudarles el año que viene”. Quién sabe si más adelante. Reyes ya es historia del Córdoba.

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