El reloj averiado
Diez jornadas parecen un periodo razonable para sacar algunas conclusiones a propósito de este tambaleante Córdoba, que anda por la Liga sin saber por dónde se las están dando. Con siete derrotas, la mayor parte de ellas con una rotundidad aplastante, los blanquiverdes han ingresado por su propio pie y méritos en el cenagal de la pelea por la permanencia. Un reloj averiado da bien la hora dos veces al día. El Córdoba ha salpicado con unas cuantas alegrías una trayectoria pésima, a la altura de las peores en más de sesenta años de historia del club. El nuevo desastre ante el Nástic de Tarragona -un equipo enquistado entre los cuatro últimos durante toda la competición... hasta que llegó a Córdoba- deja al club en una tesitura clara: se reclaman cambios con urgencia. Todo apunta a Carrión. En un día en el que debía examinarse, suspendió sin remisión. Durante la semana se hartaron de juramentarse para dejar la portería a cero, poniendo el acento en la conveniencia de no encajar. Antes del primer minuto ya habían recibido el primero; al cuarto de hora, 0-2. Cometieron dos penaltis. Al final, le cayeron cinco como pudieron ser más. Impresentable.
El Córdoba sigue buscándose a sí mismo. Los pésimos resultados asesinaron las certezas, arruinaron los planes y sirvieron de munición a quienes viven instalados en la desconfianza permanente hacia este proyecto y sus constructores. Carrión, en el centro de la diana, meneó el puchero en busca de algo que invirtiera la diabólica dinámica de los blanquiverdes, una auténtica verbena defensiva. Sacó del once al lateral izquierdo Mena -que se marchó con el filial- y devolvió la confianza a Dani Pinillos, toda vez que Javi Noblejas -el último fichaje- sigue con su puesta a punto especial. Pero el movimiento más impactante fue el cambio en el centro de la retaguardia. Al lado de Joao Afonso se situó Edu Ramos, quedándose en el banquillo el sevillano Caro y en la grada Josema, una de las incorporaciones estelares del verano y a día de hoy un elemento prescindible. Por lo demás, la dupla serbia Markovic-Jovanovic parece haberse ganado un sitio y Sergi Guardiola es el que marca los goles, así que no hay nada más que hablar. Un experimento más para reconducir la trayectoria de un Córdoba bajo sospecha. No le sirvió de nada.
En un minuto se construyó el infierno. A Carrión le cayó la del pulpo cuando su nombre fue mencionado por la megafonía. Al estruendo de la pitada le siguieron cánticos reprobatorios para la propiedad. Con el eco del “¡González, vete ya!”, a los 50 segundos de partido, el nigeriano Uche marcó el 0-1 para el Nástic. El veterano ariete se colocó entre los centrales con un cambio de ritmo que les dejó clavados y fusiló a Pawel. El Arcángel estalló en un “¡fuera, fuera!” contra todo lo que se movía. Y a alguno le venía a la mente una de las reveladoras estadísticas blanquiverdes en este curso: siempre que ha empezado encajando gol ha perdido el partido. En fin. Otra vez a nadar contra la corriente.
El Nástic, soprendido de su propio éxito, se sintió fuerte. Apretó filas, aguantó las acometidas de un Córdoba herido y esperó su oportunidad para apuntillar. La encontró a los quince minutos. Uche volvió a coger un balón, maniobró con soltura ante la actitud contemplativa de los defensas y batió a Kieszek. El africano, de 33 años, revivía sus mejores días a costa de un Córdoba que en esos momentos no estaba para nada. Hasta que surgió el de siempre. Un balón robado a trompicones por Markovic terminó en los pies de Sergi Guardiola, que batió con un tiro colocado en carrera a Dimitrievski. El Arcángel empezó a creer en el milagro. A los 24 minutos, el árbitro anuló un gol a Markovic por fuera de juego. Los blanquiverdes, con más vergüenza que método, buscaron el asedio a un Nástic que dejaba ver sus costuras atrás.
El Córdoba tenía el control del balón, como quería Carrión, pero encontraba dificultades para saber qué hacer con él. Casi todo pasaba por Javi Lara, que era el encargado de buscar opciones o, cuando no lo veía claro, ensayar el disparo. Unos cuantos tiros lejanos, varios córners forzados... El Córdoba se justificó en los últimos minutos y eso rebajó el nivel de decibelios en la pitada que coincidió con el intermedio. Un “¡Carrión, dimisión!” muy sentido surgió de la zona de la Grada de Animación. Y no hubo más. Durante el descanso sonó Corazones Estrangulados.
Tras el intermedio, y después de un parón por lesión de Omar -que fue retirado en camilla-, llegó el minuto 54 y su andanada de cánticos contra González. En medio del griterío se coló una acción fantástica en la que Jovanovic estuvo a punto de empatar. Con más de media hora de juego aún, Carrión sacó del campo al goleador Guardiola para introducir a Jona, una determinación que enervó a la grada -y especialmente a la zona de Grada de Animación, que iba ya a por todas increpando al técnico y a los jugadores- y dio una nueva dimensión al choque. El delantero jumillano abandonó el césped con gestos de dolor, por lo que el cambio pudo deberse a una lesión. En efecto, se confirmó tras el partido que el delantero pidió el cambio puesto que estaba vomitando. El Nástic se dedicó a parar el partido, perder tiempo y aprovecharse del creciente nerviosismo del Córdoba, acentuado por la crispación que se vivía en El Arcángel.
A quince del fin, el Nástic rozó el tercero en un disparo a bocajarro de Tete que desvió un desesperado Pawel. El jugador rojillo había rebanado el balón antes a Dani Pinillos. Acto seguido, en otra contra catalana, el guardameta polaco salió de modo aparatoso y se llevó por delante a Tejera. Pérez Pallás se fue directo hacia el punto de penalti. Lo lanzó Delgado, lo desvió Pawel y remachó Tejera. Tras el 1-3 se hizo el silencio y los aficionados empezaron a desfilar hacia las bocanas de salida. El Nástic se ensañó con un Córdoba definivamente roto. Marcó Manu Barreiro el cuarto y los pocos que se quedaron hasta el final se desgañitaron pidiendo un imposible. Luego llegó el quinto, de penalti, pero a la gente la dio lo mismo. Hasta aplaudieron al rival, en ese gesto supremo de desprecio que es la mofa a los propios. Esto se ha podrido.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA CF, 1: Pawel Kieszek, Fernández, Joao Afonso, Edu Ramos, Dani Pinillos, Aguza, Javi Lara, Jovanovic, Markovic (Javi Galán, 80'), Jaime Romero (Alfaro, 73') y Sergi Guardiola (Jona, 56').
NÁSTIC DE TARRAGONA, 5: Dimitrievski, Kakabadze, Perone, Molina, Javi Jiménez, Gaztañaga, Sergio Tejera, Omar Perdomo (Tete, 52'), Abraham (Eddy Silvestre, 72'), Manu Barreiro y Uche (Delgado, 63').
ÁRBITRO: Pérez Pallás (Comité Gallego). Mostró tarjeta amarilla a Gaztañaga y Delgado, del Nástic, y a Sergi Guardiola, Edu Ramos, Kieszek y Fernández, del Córdoba.
GOLES: 0-1 (1') Uche.
0-2 (15') Uche. 1-2 (19') Sergi Guardiola. 1-3 (78') Tejera. 1-4 (81') Manu Barreiro.
1-5 (90') Manu Barreiro, de penalti.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la décima jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 9.672 espectadores.
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