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La receta del subidón

Aythami celebra con Reyes y Edu Ramos el 1-2 en Alcorcón | LOF

Paco Merino

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Seguramente desde fuera habrá quien vea al Córdoba como un equipo muerto, que compite para dignificar un adiós asegurado y que no acaba de rendirse por cuestiones que tienen que ver con el orgullo y el marketing. Mejor. Así parecen entenderlo entre los muros de El Arcángel, donde siguen arañando puntos a la espera de poder dar un zarpazo. Los más optimistas sueñan con que el equipo llegue a depender de sí mismo. Dejar a cuatro por detrás. De momento, Sevilla Atlético y Lorca parecen descolgados; el conjunto de Sandoval tiene por delante a la Cultural Leonesa -en descenso, a siete puntos- y, ya en el límite de la permanencia, al Nástic de Tarragona. A ocho. ¿Mucho? Sí. ¿Demasiado? No. Lo tienen claro en el Córdoba después de tomar el mayor reconstituyente que se haya inventado en este negocio. El subidón tiene una receta.

Dos victorias enlazadas. Ganó al Valladolid y al Alcorcón en siete días. Agarrar seis puntos ha espantado fantasmas interiores y exteriores. El equipo ha demostrado capacidad de reacción -en ambos encuentros tuvo que remontar- y ha evitado desplomarse de forma casi definitiva en la tabla. El Córdoba no había ganado dos jornadas consecutivas en toda la temporada. La última vez fue al final del curso pasado, cuando ganó los últimos tres seguidos (Oviedo, Rayo y Girona).

La afición, al lado. El Arcángel ha colgado el cartel de “localidades agotadas” en los tres últimos partidos (Barcelona B, Granada y Valladolid) y, pese a las derrotas ante los dos primeros, el caudal de seguidores no ha parado. El triunfo ante el Valladolid provocó una explosión de alivio a la que se ha añadido nueva moral tras los puntos en Alcorcón, a donde se desplazaron casi quinientos hinchas. La comunión entre la afición y el equipo es un hecho. El clima podrido entre distintas facciones del cordobesismo ha perdido hedor, aunque se mantienen problemas enquistados que habrá que resolver. Ahora, el bien común ha limado las fricciones.

La dinámica. La inercia ha ido a mejor. El Córdoba rompió una racha de seis meses sin ganar fuera, logró remontar un marcador -dos jornadas seguidas- y hasta quebró un maleficio curioso que señalaba que los domingos a mediodía nunca sumaba el triunfo. Todo le ha ido de cara. El lema de #soloparavalientes gana valor cuando suceden cosas como éstas. Más allá de campañas y arengas, en el verde se están viendo respuestas.

El 'efecto Sandoval'. El técnico madrileño nunca había perdido un partido de debut en su carrera profesional... hasta que llegó al Córdoba. Su experiencia ha resultado clave para convertir ese episodio duro en un estímulo, tanto para él como para el grupo. Rebajó la presión de todos con un discurso resultadista, que los jugadores repiten como un mantra cada vez que tienen oportunidad. “Jugar bien es ganar”, dijo el de Humanes. Como sea. Si hay que poner en órbita los balones desde la defensa para defender un marcador, se hace y no pasa nada. Hay menos artistas y más currelas.  Los dos mejores del mercado invernal, Aythami y Narváez, están siendo decisivos. Pawel Kieszek es uno de los porteros de referencia de la categoría y Sergi Guardiola brilla como el segundo mejor goleador. El grupo se ha cohesionado y los que entran -Loureiro, Álex Quintanilla...- se están acoplando bien.

El calendario, mirado con otros ojos. El Córdoba tiene 25 puntos y faltan 13 partidos, que son 39 puntos en liza. Siete en casa (Lugo, Oviedo, Lorca, Sevilla B, Huesca, Almería y Sporting de Gijón) y seis fuera (Nástic, Numancia, Osasuna, Leonesa, Rayo y Reus). Después de vencer dos veces seguidas -y viniendo de donde viene-, el cordobesismo ve mucho ganable a partir de ahora. Si se mantiene esa percepción -con todo el exceso que provoca la ilusión- será una buena señal para el Córdoba, que ahora está subido en la ola buena. Los vecinos de la categoría se dan cuenta de que en El Arcángel no habita un equipo cualquiera. Circunstancias como las del club blanquiverde, que en otras plazas provocan desbandada de la afición y un ambiente tétrico, se viven en Córdoba con un entusiasmo especial. La unión frente a la desgracia y las luchas contra lo imposible son, históricamente, los episodios más recordados en el cordobesismo.

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