Una vuelta a la que fue su casa tras doce años con el objetivo claro de rememorar lo pasado en aquél entonces. Su equipo, el Club Deportivo Córdoba Cajasur es uno de los aspirantes a lograr el ascenso esta temporada a la Primera División de fútbol sala femenino, y tratará de emular lo conseguido en 2005, donde una impoluta campaña le llevó hasta la máxima categoría nacional con pleno de victorias en el casillero. Apenas cuatro años después, ese mismo grupo logró uno de los mayores logros de la historia del deporte cordobés, coronándose por primera vez como campeonas de España. Entre sus filas, una jugadora que brilló con luz propia, y más aún en el último encuentro, donde anotó nada más y nada menos que cinco goles.
La historia de María del Mar Uceda (Fernán Núñez, 1985) es una de esas que merecen ser tratadas con respeto y admiración. Tras toda una vida dedicada al fútbol sala, llegando a tocar el cielo con el ascenso en 2005 y la Copa de España en 2009, la ala-pívot fernannuñense vuelve a la que fue su casa doce años después de su marcha. Y, pese a todo, la ilusión, la ambición y las ganas siguen intactas. Tras un inicio de temporada prometedor, con seis puntos de seis conseguidos, las pupilas de Juanma Cubero ya marchan en el segundo puesto de la clasificación y aún sin haber recibido un solo gol en contra. María, que aún se encuentra en proceso de adaptación al grupo y buscando de vuelta las sensaciones tras cuatro años fuera del deporte, ya disputa sus primeros minutos dentro de la rotación cajista.
El amor por el fútbol sala surge desde pequeña, y siempre ha estado también muy relacionado con su prima y ahora compañera de equipo, Inma Sojo. “Viene desde que era chica, en la misma puerta de mi casa, jugando con mis vecinos”, explica a CORDÓPOLIS en la puerta del Palacio de Vista Alegre, donde ahora el público puede disfrutar de su juego. También recuerda a su prima, ahora la capitana del equipo, que siempre la seguía cuando eran unas crías. “Ella siempre venía conmigo, siempre detrás de mí a todos lados, y hasta que no consiguió jugar conmigo no paró”, subraya, recordando momentos de la infancia. De las calles de su pueblo, Fernán Núñez, pasó al equipo femenino fernannuñense, y de ahí a Castro del Río. Dos años después, una llamada cambió su vida. “Estando allí me llamó Alfonso, el entrenador, que hizo todo el equipo buscando a través de muchos pueblos para finalmente formar el Cajasur”, rememora.
De ese grupo de jugadoras surgió uno de los mayores hitos recientes en la historia del deporte cordobés. En palabras de la propia María, era “una familia, una piña y un grupo”, donde todas las jugadoras se sentían como si estuviesen en casa. Al final, todos los éxitos deportivos se basan en eso, y la fernannuñense bien lo sabe. El tener apoyos en el vestuario, al final, ayuda en el día a día, según reconoce ella misma. “Es muy importante porque al final tienes gente que apoya, te anima y te ayuda a diario, pese a que aún incluso ni me conozco muchas de las jugadas”, admite, aunque las compañeras no tienen problema alguno con ello, puesto que siempre están dispuestas a echar una mano.
Pese a que hoy en día del fútbol sala “no se puede vivir”, ella lo sigue tratando como un hobbie que le ayuda en el día a día. “Es algo que me aporta mucho a la hora de desconectar de la rutina diaria de trabajar y estudiar”, puesto que, actualmente, además del fútbol sala, su día a día lo ocupa “el trabajo y las oposiciones, que para mí es lo primero”. Pese a ello, la llamada del Cajasur, y el gusanillo de la ilusión y las ganas le picó, y decidió volver doce años después.
El éxito de aquel grupo no tardó en llegar. Temporada 2004-05, el año que lo cambió todo. Un arranque fulgurante de campaña, una continuación sublime, y un final con una guinda que María Uceda nunca olvidará. Un pleno de victorias en una temporada en la que ningún equipo pudo tan siquiera acercarse al nivel mostrado por las cajistas. “Para mí es el mejor año de mi vida”, afirma María, mostrando cómo se le erizan los vellos del brazo al recordarlo. Fue una temporada en la que la ala-pívot resultó clave para la consecución del éxito, y los cinco goles que anotó en el último encuentro redondearon aún más si cabe un año perfecto. “Inolvidable” es el término que utiliza para recordar ese curso, mientras que las palabras no bastan para describir lo que sintió tras anotar los cinco goles. “Es algo que no puedes expresar con palabras. Una ilusión… es algo tienes que vivirlo en el momento”, remarca.
Pese a que reconoce que no recuerda muy bien las fechas después de tanto tiempo, las emociones no se olvidan porque son las marcas que permanecen en la memoria a lo largo de los años. No recuerda con exactitud cuál ha sido el mejor gol de su carrera, pero sí tiene claro que fue uno de esos cinco tantos que anotó al Funeraria Apóstol gallego en 2005. Tampoco olvida cuál fue la clave del éxito de aquella temporada, ya que todo se basó en el trabajo diario y en la preparación física. “Es verdad que teníamos mucho nivel y nos daban mucha caña a nivel físico”, confiesa, “por lo que el equipo estaba siempre a tope”. “Al final, el estar físicamente preparado y hacer grupo y piña hace mucho, y nosotras estábamos todas muy unidas”, reitera María, que aún recuerda con cariño aquel grupo.
El éxito del Club Deportivo Córdoba Cajasur no acabó ahí. El primer año en Primera División sirvió como asentamiento, el segundo como consolidación y el tercero como aspiración. Del noveno al quinto, y del quinto al cuarto puesto. Y tras ello, la gloria. En una -otra- temporada excepcional del Cajasur, esta vez en la máxima categoría nacional del fútbol sala femenino, las pupilas de David Díaz, entonces entrenador cajista, lograron culminar la temporada en primera posición, en la que a la postre sería la última temporada de María Uceda como cajista hasta la actualidad. Lo recuerda con cariño, aunque con aristas diferentes a lo vivido en 2005. “Es la misma ilusión, pero con diferentes matices. Al final, 2009 también lo viví con muchísima ilusión, pero no jugué tanto”, afirma, aunque el logro es innegable. El ascenso sigue estando por encima en su escala, sobre todo porque disfrutó más y lo vivió “con más ilusión al ser una fase en la que se asciende a Primera División”.
Ahora, doce años después, el objetivo vuelve a ser el mismo. En un club que “ha cambiado mucho desde esa primera época”, hay algunas bases que siguen inmutables al paso del tiempo. El grupo formado este año es fuerte, y con calidad para poder volver a lograr el ascenso, aunque solo el destino sabe qué futuro le espera al CD Córdoba Cajasur. Una de las diferencias más claras que ha notado la cordobesa es la edad media de la plantilla. “Antes éramos todas de una misma edad media, más o menos iguales”, recuerda, “pero ahora sí que es verdad que hay mucha diferencia de edad. ¡Hay niñas a las que le saco veinte años!”, expone asombrada, mientras se le escapa una tímida risa. La juventud viene pisando fuerte, con jugadoras de gran calidad como África Lózano. El objetivo está claro: el primer puesto. “Equipo sobra”, subraya María, ya que pese a llevar aún tan solo dos encuentros de liga, ella ve al equipo “para ganar la liga otra vez porque al final hay gente que viene con muchas ganas y pisando fuerte”.
Por su parte, la adaptación está resultando crucial en estas primeras jornadas. Tras cuatro años fuera del fútbol sala, aún le falta algo para estar al cien por cien físicamente. La llamada de su prima, Inma Sojo, fue crucial para su vuelta, ya que ella fue quien le insistió y la convenció. “Ella me dijo que volviera, que hacía falta gente, y ella sabía que yo iba a ayudar e iba a aportar, y me pidió que por lo menos lo intentara”, admite. Su primera contestación fue un no, sobre todo porque era consciente de que le costaría, aunque ahora no se arrepiente para nada de haber vuelto al parqué.
Con el paso del tiempo, la integración acabará siendo total, aunque ahora mismo María se ve “un poco inferior” al resto del grupo, ya que el nivel es muy alto. Las sensaciones son buenas, y la ilusión y las ganas siguen intactas, por lo que es cuestión de tiempo que vuelva a su máximo nivel. Habrá que ir poco a poco, y el primer objetivo es ganar el próximo partido. El ascenso es el fin, y la afición ayudará en gran medida a que el barco cajista acabe arribando a buen puerto. “El apoyo de la afición en un partido ayuda mucho”, indica, ya que “el que te estén animando, agobiando, aplaudiendo o gritando en un partido te sube la motivación y el ánimo y te da más fuerza para afrontar el encuentro”. Con la humildad de una debutante, pero con la experiencia de una veterana, no cabe duda de que el nombre de María Uceda estará siempre grabado con letras de oro en la historia de Córdoba y del Club Deportivo Córdoba Cajasur. Un nuevo ascenso esta temporada tan solo haría más que agrandar aún más la leyenda de una jugadora cercana en el trato, pero con una historia y una trayectoria que hablan por sí solas.
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