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El Córdoba Patrimonio, fortalecido desde la defensa

Pablo del Moral, en el duelo con el UMA Antequera.

Rafael Ávalos

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Es uno de los conjuntos más en forma. Y no es éste un asunto menor al producirse en la considerada mejor liga del mundo. Además, en una temporada realmente compleja y tremendamente igualada. Lo cierto es que apenas seis rivales mejoran los números del Córdoba Patrimonio de la Humanidad desde el 26 de febrero. Tal fecha es tomada como referencia al darse entonces el inicio de un período mucho más positivo tanto en juego como en resultados por parte del cuadro califal. Durante este período, de hecho, obtiene 13 de sus 24 puntos posibles, lo que significa más de la mitad. Una cifra que da muestra del impulso dado por el equipo dirigido por Josan González en pos de una permanencia que tiene cada vez más cerca. Guarismos que tienen su fundamento en gran parte en la solvencia de los blanquiverdes en su propia área. Porque de repente la escuadra de Vista Alegre se convierte en un adversario contundente en defensa y capaz, de esta forma, de aprovechar sus goles anotados.

Hace poco menos de dos meses, en efecto, comenzó una etapa muy diferente para el conjunto blanquiverde. Fue merced a una trascendental victoria ante el Peñíscola, al que en ese momento dejaba en situación delicada -en la que todavía continúa-. En ese encuentro, los tres puntos se añadieron al casillero tras dejar la puerta a cero por vez segunda esta campaña. Desde ese instante el Córdoba Patrimonio de la Humanidad estableció una dinámica favorable en la que consiguió cuatro triunfos -incluido el ya referido ante el cuadro castellonense-, cedió un empate y perdió apenas tres choques -lo de apenas es porque son muchos menos, porcentualmente, que los anteriores-. Es precisamente esta racha, que no pudieron prolongar el sábado ante el Viña Albali Valdepeñas por la suspensión del duelo, lo que lleva a los califales a tener en sus manos la continuidad en Primera de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS).

El caso es que esta trayectoria fue posible hasta la fecha gracias, en efecto, a un giro excepcional en el juego del equipo. Sobre todo en su trabajo defensivo, circunstancia que resulta muy significativa por tener lugar curiosamente después de una etapa muy negativa en este sentido. Por seguir un orden cronológico, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad despidió el pasado año tras intervenir en 13 choques, que fueron los que tuvo oportunidad de jugar entre tantísimo aplazamiento como sufrió. A lo largo de ese ciclo encajó hasta 33 goles, lo que conllevaba una media de 2,5 tantos en contra por cada encuentro. No era un mal registro, si bien tampoco era el mejor de todos. Así era también por la falta de acierto de cara a meta rival. Los de Josan González marcaron durante esa serie de duelos 31 dianas, dos menos de las que recibieron. El equilibrio entre áreas no se daba en realidad y eso perjudicaba.

Fue tras la entrada en 2021 cuando el cuadro califal sufrió una importante caída en la clasificación, no tanto en la diferencia de puntos con sus rivales directos. Encadenó, de nuevo entre suspensión y suspensión, cinco derrotas. Dicha dinámica fue y es aún la peor del Córdoba Patrimonio de la Humanidad no sólo en la máxima categoría sino de su todavía corta historia. En buena medida, la debacle temporal fue consecuencia de la debilidad que en ese momento demostraba el equipo en su propia área. Recibió la friolera de 26 goles, que eran apenas siete menos que en el anterior periplo. Y eso que disputó hasta ocho encuentros menos. Los datos eran estremecedores, con una media de 5,2 tantos en contra. Así era muy difícil, por no decir imposible, ya no vencer sino sumar. Curiosamente, los blanquiverdes mantuvieron su registro anotador con un promedio de 2,4 por choque.

Y llegó el duelo con el Peñíscola, que afrontó el Córdoba Patrimonio de la Humanidad como un partido a vida o muerte por mucho que faltaran entonces 12 jornadas -más un puñado de aplazadas-. El equipo de Josan González respondió como se esperaba y resolvió con un trabajado triunfo por 2-0. Aquella victoria, quizá en ese instante no lo pensaba nadie, generó un radical cambio de dinámica. Los califales se convirtieron en un rival duro en la zaga, lo cual llegó a comprobar muy bien un Barça que sólo venció por 1-0 en el Palau Blaugrana. Sea como fuere, el conjunto blanquiverde recibió en los últimos ocho encuentros 12 goles, lo que significa rebajar la media a 1,5. Por tanto, se mueve en su mejor escenario de esta campaña -y también de la anterior-. De esta forma, logró incluso firmar otra contienda con la puerta a cero. Por cierto, que su cifra goleadora se redujo a un promedio de 2,1 y con este apunte queda claro, todavía más, que es esencial la solvencia atrás para el equilibrio general -y para puntuar, vaya-.

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