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Una fría odisea en Madrid para Andrea Sibaja

Andrea Sibaja, ante la nieve de Madrid | ANDREA SIBAJA

Cristian López

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No todo es disfrute. La borrasca Filomena, que ha actuado prácticamente sobre toda España y ha dejado una nevada histórica -y con graves consecuencias- en Madrid, ha tenido repercusión en multitud de frentes. Carreteras y servicios colapsados, multitud de personas atrapadas en sus vehículos y, como es lógico, vuelos, muchos de ellos internacionales, han sido cancelados. Y todavía no se sabe cómo esclarecerá la situación, pues el impacto meteorológico sigue haciendo estragos en la capital del país. En este sentido, una de las deportistas cordobesas más destacadas ha sufrido igualmente el importante impacto del temporal. Se trata de Andrea Sibaja, quien ha quedado retenida sin la posibilidad de completar su destino y sin opción igualmente de regresar a su casa. En efecto, la piloto cordobesa contó su situación, aportándole todo el humor que podía, en sus redes sociales, en las que ha ido narrando una odisea de viaje que se avecina mucho más complicado de lo que estaba previsto.

“Yo tenía que viajar el sábado por la mañana de Madrid a Doha”, cuenta a CORDÓPOLIS la cordobesa, ya que debía regresar a Catar, donde desde hace algunos años ejerce como coach de motociclismo, después de pasar tres semanas de vacaciones en España. “Yo me cogí el AVE de Córdoba a Madrid el viernes por la noche y tenía que dormir en un hotel antes de coger el vuelo el sábado a primera hora”, relata Sibaja, quien cuenta que “estaba la situación un poco complicada con Filomena, pero parecía que todo iba hacia delante y que todo estaba controlado”. No obstante, su preocupación saltó ya desde el trayecto en tren, pues “estaba parado a cada momento y circulando entre 30 y 50 kilómetros por hora máximo. Parábamos porque había mucha nieve y había gente quitando la nieve de las vías”. Asimismo, puntualiza que “llegamos a las 12 y media y teníamos que haber llegado a las 10 y 15. Además, por el camino estaban diciendo ya que no había metro ni cercanías ni nada”.

Ahí comenzó una pequeña y tortuosa aventura, pues nada más llegar se conoció que la ciudad estaba totalmente afectada por el temporal y los hoteles más cercanos llenos. Aun así, pudo hacerse con una habitación, aunque la ubicación del mismo se encontraba a un kilómetro de la estación, lo cual, viajando además sola, debía recorrerlo con todo el equipaje. “Cogí una plaza porque se estaba viendo que eso no iba a ser cosa de un solo día”, afirma, explicando que “no tenía otra forma de llegar al hotel que andando, y bueno, menos en las partes que son carretera y que habían estado pasando coches hasta hacía poco, que ahí pues había algo menos de nieve, en gran parte del camino me llegaba casi a las rodillas”. Todo ello con “una maleta grande, que llevo equipaciones dentro, ropa y tal, y que pesa muchísimo y se hacían montículos. Llegué al hotel después de hacer un kilómetro en una hora y llena de nieve”.

En la habitación del mismo es donde ha pasado -y sigue pasando- la mayor parte del tiempo, debido a que “desde entonces, con el aeropuerto cerrado, trenes cerrados, carreteras cerradas, todo se va posponiendo, y lo siguiente que tengo es un vuelo este lunes a las 15:10, que está pendiente de confirmación, dependiendo de cómo vayan los trabajos de quitar la nieve y demás, pues se hará o no, si no esperaré que se puedan abrir los trenes o las carreteras, para volver a Córdoba o ir a Barcelona para ver si se puede volar desde allí”, añade Andrea.

Por si fuera poco, como anécdota añadida, pues ya queda en eso, Sibaja recuerda que “a la nada de llegar al hotel, por las condiciones climatológicas, se rompió el gas natural y no teníamos ni calefacción ni agua caliente hasta bien entrada la tarde del domingo. También estaban los supermercados y todo cerrado, y nos dijeron en el hotel que con las reservas que tenían, que tampoco eran muchas por el coronavirus, iban a hacer unos packs para que todo pudiéramos almorzar y cenar. Y ahí seguimos”.

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