Fede Vico renace en Lugo
Nunca llueve que no escampa. Esta expresión por todos es conocida, pues nadie está libre de vivir malos momentos. Pero no es un simple refrán, sino también un asidero cuando el panorama es complicado. Y si no, que se lo digan a Fede Vico. El canterano del Córdoba deja atrás, definitivamente, sus peores días en el mundo del fútbol. Hoy por hoy es uno de los jugadores más importantes del Lugo de Francisco, un técnico que consigue mantener al cuadro gallego en la zona noble de la tabla de Segunda A. En cierto modo, la clasificación de los rojiblancos resulta sorprendente. Sin embargo, no es más que fruto del trabajo y de la continuidad al mismo. Ahí, el exblanquiverde, como otros, tiene un peso específico.
El todavía joven futbolista, pues cuenta con 23 años, atraviesa la que posiblemente sea su segunda mejor etapa sobre los terrenos de juego. Lo hace después de unas cuantas temporadas en las que la suerte no le sonrió. Tras debutar con el Córdoba en Segunda A de la mano de Lucas Alcaraz, entonces de manera testimonial, con sólo 16 años, el atacante se convirtió en una de las joyas de la corona de la cantera del club califal. Paco Jémez comenzó a darle más espacio en el primer equipo, y el jugador fue partícipe del sueño de la campaña 2011-12: ese curso sobrevoló El Arcángel la idea del ascenso a Primera. Con todo, fue con Rafa Berges con quien terminó por dar el salto a la categoría de plata.
De la mano del oro olímpico logró hacerse un hueco significativo en el cuadro califal. En la temporada 2012-13, que finalizó de forma insulsa y casi tediosa, Fede Vico jugó un total de 33 partidos en Liga, y anotó seis tantos. Se destapó como un futbolista abierto a la polivalencia, que no sólo podía actuar en las bandas. También aparecía como buen recurso para la media punta. Su evolución, que se dio además en la base de la selección española, llamó la atención del Anderlecht. La entidad de Bruselas apostó fuerte por él y abonó más de 1,5 millones de euros en el que fue, hasta el de Florin en verano de 2016, el traspaso más elevado del Córdoba en su historia. Pero en tierras belgas todo se torció. Una inoportuna lesión le apartó del equipo, tuvo una complicada cesión y acabó por regresar al hogar.
La mala fortuna pudo ser a la vez el principio de otra mejor. El Andrelecht permitió al canterano salir rumbo a El Arcángel en calidad de préstamo, y un aún jovencísimo Fede Vico pudo debutar en Primera. El sueño se tornó pesadilla en una campaña para olvidar: el conjunto blanquiverde descendió con sólo 20 puntos y después de cerrar la segunda vuelta sin una sola victoria. A su retorno a Bruselas, la realidad empeoró para el cordobés. Las puertas del club belga se empezaron a cerrar de manera irreversible y en el mercado de invierno hubo de buscar acomodo en Albacete, con el que cayó a Segunda B. Fue en verano del pasado año cuando el periplo en Bélgica concluyó de todas para el exblanquiverde, que se vio abocado a la nada en España.
En noviembre de 2016 participó en la Media Maratón de Córdoba y dejó una imagen de interés. Sólo unas semanas después, el Lugo llamó a su puerta. Entonces, quizá sin saberlo pero sí con esa intención, la historia comenzó a cambiar. El habilidoso futbolista firmó por campaña y media, y en el primer tramo de ese contrato consiguió ganarse la confianza de Luis César Sampedro. Con él jugó 23 partidos. Que son casi tantos como los que acumula en el presente curso. Ya son 16 los que ha disputado en lo que va de temporada y es, de esta forma, un fijo para Francisco. Suma además dos goles en su casillero. Y por si fuera poco, de la mano de Bernardo Cruz, y de Juan Carlos y Campabadal, pelea por el salto a Primera. O al menos por estar en la lucha del play off. La perla luce de nuevo.
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