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‘Duba’, Pedro y Cartabia: relatos de amor y odio

Pedro, en la celebración del ascenso a Primera | ÁLVARO CARMONA

Rafael Ávalos

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Uno más. Y van nueve. El libro de los reencuentros no deja de sumar capítulos para el Córdoba, que desde que empezara la temporada siempre se topa con algún conocido en filas rivales. De una forma u otra, como sucediera al inicio del curso con López Garai en el banquillo del Numancia o como ocurriera el pasado sábado con Xisco en Pamplona. En esta ocasión son hasta tres los ex con que cuenta en su vestuario el nuevo rival en Liga de los blanquiverdes. Porque en el Deportivo de la Coruña militan Sebastián Dubarbier, Pedro Sánchez y Fede Cartabia. Los tres viven realidades muy diferentes en el conjunto coruñés, tanto como aparecen en la memoria colectiva de El Arcángel de modo completamente distinto. Los suyos, en relación a la entidad califal, son relatos de amor y odio a orillas del Guadalquivir.

El más grato recuerdo es el que dejó Pedro (Aspe, Alicante, 1986), y eso que arrancó de manera discreta su etapa en el Córdoba. El atacante recaló en el club en verano de 2012, cuando manejaba las riendas del equipo quien precisamente ahora es director deportivo. Rafa Berges fue el encargado de entrenar a una plantilla obligada a repetir el éxito de la anterior campaña. Pero no fue posible e incluso el técnico fue destituido debido a la impaciencia del anterior propietario de la entidad califal, Carlos González. Aun así, el interior disputó 39 partidos y anotó cinco goles en Liga la campaña de su debut como blanquiverde. Más presente estuvo en su segundo curso en El Arcángel, tanto que fue partícipe directo del histórico retorno del cuadro cordobesista a Primera. Suyo, por ejemplo, fue el centro que Raúl Bravo convirtió en tanto crucial en Murcia en la vuelta del play off aquella 2014-15 para la Historia.

Precisamente en aquel encuentro vio puerta el alicantino para adelantar a los suyos, dirigidos entonces por Albert Ferrer. Cumplió un rol principal en la película, por tanto, en una temporada en la que jugó 37 partidos entre Liga, Copa y play off. Anotó ocho goles. Pero sus números no le sirvieron para renovar con el conjunto blanquiverde en su regreso a la élite después de más de cuatro décadas. Pedro tuvo que cambiar de aires y puso rumbo a Zaragoza, donde estuvo dos campañas, para después fichar por el Elche, el Granada y este verano por el Deportivo. En Riazor sólo ha sumado cinco participaciones en el campeonato liguero, de modo que a sus 31 años busca el sitio que cree le corresponde. Con todo, la suya es un relato de amor para con el cuadro califal. Nada tiene que ver, desde luego, con la narración escrita por Fede Cartabia, cuyo nombre tapona los oídos de no pocos a orillas del Guadalquivir.

El ítalo argentino (Bombal, Argentina, 1993) firmó con el Córdoba justo después de que, por ejemplo, el propio Pedro abandonara el club. Llegó en calidad de cedido con el cartel de estrella para los blanquiverdes, que confiaban en su figura para contar con calidad en su retorno a Primera. Lo cierto es que el atacante brilló durante parte de la competición entre los grandes, pero a poco su potencial se diluyó. Desapareció lenta pero acentuadamente a golpes de polémica y mientras el cuadro califal se hundía de forma dolorosa. La afición no guarda un buen recuerdo de él, menos si cabe cuando supo de su facultad diferencial. Tenía 21 años y era uno de los más prometedores talentos de la cantera del Valencia, club del que procedió bajo préstamo. Con todo, disputó 30 partidos y anotó cuatro goles en Liga. Hoy por hoy, en realidad, por estos lares prefieren olvidar su nombre.

Tras su paso por El Arcángel, el Valencia le volvió a ceder. Directamente al Deportivo, con el que jugó 26 encuentros de Liga en la campaña 2015-16. Una después apenas gozó de oportunidades en el conjunto levantino y salió a préstamo al Braga. Entonces los caminos del futbolista y de la entidad a la que pertenecía se bifurcaron del todo. El atacante firmó con el Deportivo, con el que no pudo evitar el descenso a una Segunda A en la que tiene que actuar tras varios cursos de claroscuros en Primera. Por ahora, al igual que sucede con Pedro, está a la espera de encontrar su puesto definitivo en el once: suma cinco duelos de plata. El suyo es un relato de odio -a nivel deportivo, claro está- para con el cuadro califal. Nada tiene que ver, desde luego, con la narración escrita por Sebastián Dubarbier. Este último quizá pasa más desapercibido para la afición blanquiverde a pesar de ir, muy claramente, de más a menos en el ejercicio y medio que defendió su camiseta.

Franco argentino (La Plata, Argentina, 1986), su característica principal era la punta de velocidad y el desborde cuando recaló en el Córdoba. Dio buena muestra de ello los meses en los que el equipo dirigido por Paco Jémez certificó su clasificación para el play off en la campaña 2011-12. Se convirtió enseguida en primera figura del cartel para los seguidores, que celebraron en verano de 2012 su definitivo fichaje por el club. Antes estuvo cedido por el Lorient francés, que le traspasó después a un equipo que con Rafa Berges, ahora director deportivo, no consiguió igualar los registros de su más inmediato predecesor. En su segunda temporada como califal su rendimiento decreció y eso se notó. Con todo, jugó 34 partidos de Liga, en los que anotó dos dianas. Acto seguido salió rumbo a un Almería al que perteneció durante los últimos cuatro cursos. El Deportivo llamó a su puerta este mercado estival, pero Dubarbier continúa inédito por el momento en Segunda A.

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