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El dedo de Pawel señaló el camino

Saida de Pawel en el Rayo Vallecano - Córdoba (1-2) | LOF

Rafael Ávalos

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Los medianamente veteranos pueden acudir al cajón de la memoria. En él seguro que son capaces de encontrar una situación similar en cierto modo. Es la de aquel duelo que acabó Luna Toledano con la clavícula dañada, un Xerez-Córdoba en el que los blanquiverdes lograron arrancar un empate con el portero de Fernán Núñez con un hueso roto. El guardameta pasó a los anales de la historia blanquiverde por lo que fue toda una muestra de compromiso y sacrificio. Esta temporada se acaba de producir otro episodio de similar calibre, protagonizado por otro cancerbero. Su nombre es Pawel Kieszek y su carácter el de un profesional, como el de su lejano antecesor. Porque el polaco, que es probablemente el futbolista más destacado del Córdoba esta campaña, convivió los últimos ocho meses con una dolorosa lesión en un dedo de una mano. A pesar del padecimiento, el portero no abandonó en ningún momento su deber de defender la puerta blanquiverde y postergó su necesario paso por quirófano. Este lunes lo ha hecho al fin, después de que el equipo que dirige Carrión lograra sellar en Vallecas su permanencia en Segunda A.

El club cordobesista emitió esta tarde un comunicado en el que explicaba que Pawel Kieszek “ha sido intervenido con éxito de la rotura del tendón extensor, así como afectación de la cápsula del V dedo de la mano derecha, por los doctores Pineda y Bejarano en el Hospital San Juan de Dios de Córdoba”. “El periodo de baja médica será de al menos 6 semanas”, añadió el parte.

Unas horas antes, el propio jugador había desvelado el estado de su dedo. “Hoy ganamos el juego lejos con el Rayo Vallecano. Y yo… ocho meses de dolor y sacrificio, empujando el límite de la resistencia. Mañana por fin la cirugía de dedos”, expresó el propio guardameta en la noche de este domingo tras el choque en tierras madrileñas. Su apunte tuvo lugar en Instagram, donde mostró con una fotografía las secuelas de su dolencia. El polaco acudió de una vez por todas al quirófano. Un hecho éste que le hará perderse el último encuentro de la temporada, el próximo sábado (20:30) ante el Girona. Kieszek completó un curso notable. Sólo le faltó encajar menos goles, algo que no dependía únicamente de él sino de todo el conjunto, para lograr el sobresaliente. El guardameta es, sin género de duda, uno de los jugadores clave para el Córdoba en la campaña que toca a su fin. Mientras otros dieron puntos con sus goles, él ayudó con intervenciones memorables.

Apenas se perdió tres encuentros a lo largo de toda la temporada, en una fase en la que Luis Miguel Carrión quiso optar por dar un cambio a la portería colocando a Razak. No le convenció y finalmente el polaco recuperó la titularidad. A pesar de que, aproximadamente desde finales de octubre o comienzos de noviembre tenía un dedo bien fastidiado, en todo momento respondió con actuaciones siempre destacadas. Los aficionados recuerdan a día de hoy, a buen seguro, partidos como el del Iberostar Estadi. En Palma impidió con una actuación magistral que el Mallorca acabara con el Córdoba en un tramo final de contienda en el que los califales estuvieron completamente sitiados. Es uno de los ejemplos más claros de la importancia que el cancerbero tuvo en el equipo, algo que también le hizo ganarse el respeto y el cariño de la grada. En silencio, con grandes dosis de profesionalidad, Pawel ofreció una auténtica lección de compromiso y sacrificio bajo palos. Quizá los 46 goles que recibió en sus 38 participaciones puedan decir lo contrario, pero a veces los números son engañosos. Es el caso.

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