Esto es el Córdoba
Esto es el Córdoba. Quienes no lo conocieran -así en el césped como en la grada- ya saben de qué va esta historia. Bienvenidos. Se podría decir que mereció ganar y no sería una mentira. Pero ni siquiera empató. Le remontaron en el tramo final del duelo -una costumbre horrible- y le ajusticiaron en la última jugada. De las palmas a los pitos. Todos fueron para el trío arbitral, que montó un buen cacao en un encuentro que era complejo de manejar y que se les terminó desmandando con un puñado de decisiones que marcaron el signo. Un polémico penalti, señalado por indicaciones del linier, le dio al Barcelona el empate. “Lo he visto en televisión y no fue penalti”, dijo en la sala de prensa el técnico blanquiverde. Quedan menos oportunidades para la hazaña. El Barcelona B se escapa -ésta era su tercera victoria consecutiva- y deja a los blanquiverdes metidos en su laberinto. Los ambientes festivos para animar en situaciones dramáticas siguen siendo -a la vista queda- una medicina contraproducente. Pero es lo que hay. Y en la grada estaba Caparrós.
Con nueva pareja de centrales -los canarios Aythami y Valentín- y un compinche de lujo para Guardiola -el colombiano Juanjo Narváez-, el Córdoba se plantó con todo el descaro que le permiten sus agobiantes circunstancias en un estadio de aspecto majestuoso y con el personal predispuesto a pasarlo bien. Entendiendo como tal ganar el partido, que es de lo que se trata en este club guiado por las urgencias, la buena fe y la necesidad. No hubo lugar porque todo se fue al traste en una segunda parte difícil de digerir. Con ventaja de 1-0, el Córdoba se desplomó por decisiones arbitrales, por unos cambios desacertados de Romero -se debilitó el centro del campo- y el acierto de un Barça B que tiene calidad y que la demostró cuando le dejaron el camino abierto.
Al minuto de juego, Pawel salvó la primera en una intervención portentosa. El polaco sacó el pie para desviar un trallazo de Nahuel, que se había movido con facilidad dentro del área buscándose el hueco. A los cuatro, el Aleñá volvió a intentarlo para el Barça con un furioso disparo tras un rechace que se perdió por la grada de fondo. Un pase largo de Aythami al que no llegó Jovanovic provocó el rugido en la grada. La alianza era firme. Y la tensión en el césped, altísima. Al árbitro empezó a írsele el asunto de las manos después de unas cuantas entradas no sancionadas. A la vista del criterio, algunos empezaron a elevar el tono a la hora de meter la pierna. Para quien no lo supiera aún, era un partido entre dos equipos que pelean a dentelladas por conservar la categoría. Tonterías, las justas.
Con desaplicaciones en la salida del balón, el Córdoba ponía corazón. Narváez la tuvo clara en el 14 tras una acción de Guardiola, pero se le adelantó un defensa cuando estaba dispuesto a fusilar desde cerca a Varo. Edu Ramos y Aguza, muy activos, se multiplicaron para contener y colaborar en el ataque, especialmente el catalán, con algunas acciones individuales brillantes. El Córdoba mantenía cierto control de la situación, pero los picotazos del Barça asustaban. Nahuel, en el 26, vio que le nadie le atosigaba en los alrededores del área y decidió hacer un lanzamiento que se estrelló en el larguero de la meta cordobesista. Los veinte mil aficionados que llenaban la grada tragaron -otra vez- saliva. La réplica la puso Guardiola al rematar alto de cabeza un centro de Jovanovic, que no dio por perdido un balón larguísimo. Poco después, Aguza lanzó con intención y estuvo a punto de marcar. Quien sí lo hizo fue Juanjo Narvaéz, que resolvió una acción embarullada dentro del área para llevar el delirio a El Arcángel.
El Barça B, escocido, se fue más arriba y Aleñá volvió a rozar el gol... aunque apareció de nuevo, providencial, el polaco Kieszek. El guardameta fue de lo mejor en el primer tiempo junto a Sergio Aguza, que estuvo para bien en todas partes. Aythami, el nuevo eje de la defensa, mostró jerarquía y tomó buenas decisiones. El equipo se comportaba a la altura que exigía un partido incómodo, en el que todos tenían claro que había que sufrir. Hubo ovación en el intermedio. Los planes iban saliendo y por la megafonía sonaba, estruendosa, la banda sonora de Rocky.
Con el partido metido en una dinámica pastosa, Jorge Romero hizo un cambio impactante en el minuto 57. Sacó del campo a Javi Lara -que le dejó el brazalete de capitán a Caro- y entró, en medio de una ovación extraordinaria, el sevillano José Antonio Reyes. El internacional, sin competir desde mayo del año pasado -con el Espanyol en Primera-, generó expectativa cada vez que le llegó la pelota. Fueron pocas veces y en una de ellas el árbitro le impidió seguir al señalar infracción. El utrerano está fuera de forma aún. El Córdoba trató de arroparse con orden ante un filial azulgrana que dio un paso adelante en ataque. Romero sacó a Narváez y metió en escena a Quim Araujo, fresco para dar aire al mediocampo y tener más posesión. No le salió la jugada. Los chavales del Barça B empujaban a un Córdoba que por entonces ya andaba bastante desgastado físicamente y sentía el nerviosismo del resultado apretado. Las decisiones arbitrales terminaron de trazar un escenario funesto.
Y llegó el mazazo para el Córdoba en el 77, después de un penalti que nadie vio -ni el árbitro-, pero que el madrileño Moreno Aragón señaló ante las indicaciones de su juez de línea por una acción de Aythami ante Marc Cardona. El culé cayó cuando sintió el contacto del canario, que iba por detrás. El árbitro estaba al lado y no entendió que hubiese falta, pero el linier le llamó para señalárselo cuando los azulgranas se lo comían. Lo marcó Aleñá, que lo celebró dedicando gestos a la grada de fondo, y el pleito se terminó calentando más de lo que ya estaba. El final fue el peor imaginable. El árbitro dio tres minutos de alargue y al cordobesismo le pareció poco porque esperaba el milagro de última hora. Ocurrió lo contrario. En una veloz contra, Nahuel ajustició a Pawel y el árbitro pitó el final. Los jugadores locales saludaron desde el centro del campo, cabizbajos y perplejos, y los seguidores, abatidos, compartieron con ellos el aplauso y los lamentos.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 1: Pawel Kieszek, Caro, Aythami, Jesús Valentín, Javi Galán, Edu Ramos (Aguado, 84'), Javi Lara (Reyes, 57'), Aguza, Jovanovic, Narváez (Quim Araujo, 71') y Sergi Guardiola.
BARCELONA B, 2: Varo, Palencia, Martínez, David Costas, Marc Cucurella, Rivera, Aleñá, Oriol Busquets (McGuane, 75'), Nahuel, Abel Ruiz (Marc, 61') y Carlos Pérez (Hongla, 85').
ÁRBITRO: Moreno Aragón (Comité Madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Juanjo Narváez, Jovanovic, Edu Ramos y Aguado y a los visitantes Martínez, Palencia y Hongla.
GOLES: 1-0 (35') Juanjo Narváez. 1-1 (77') Aleñá, de penalti. 1-2 (90+) Nahuel.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo quinta normada de la Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel con lleno en las gradas y un terreno de juego en deplorables condiciones.
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