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La compleja reordenación de la Segunda B

Piovaccari, ante el Cartagena en El Arcángel la pasada campaña | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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La van a engrosar cien clubes -una veintena más que hasta ahora-. Todos ellos se van a encuadrar en cinco grupos -uno más que los actuales-. Estos a su vez, cada uno, se van a dividir en otras dos competiciones. Después van a llegar las fases de ascenso y descenso, así como el reparto de plazas en la categoría y la nueva Pro. Resulta difícil la explicación del sistema, que además todavía está por configurarse definitivamente. Porque la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) continúa con su estudio de la reordenación de la Segunda B, en la que de nuevo va a militar el Córdoba la próxima temporada. De hecho, según las últimas informaciones, el esquema es más complejo aún del inicialmente conocido -entonces como ahora, sólo de manera provisional-. Así, mientras llega la definición exacta desde Madrid, no queda otra que comenzar la etapa de adaptación y comprensión de los campeonatos de fútbol no profesional.

Mientras se disputa el play off exprés a Segunda A, plan ideado por la RFEF ante las circunstancias generadas por la pandemia de Covid-19, muchos otros clubes tratan de pensar en el futuro inmediato. Entre ellos se encuentra el Córdoba, que sabe ya, como los demás, que la consecución de su objetivo, que además es ineludible, va a ser más difícil si cabe. Porque la Segunda B encara la temporada 2020-21 como una etapa de transición. Es la consecuencia de la creación de una nueva categoría intermedia en relación a la de plata -y al fútbol profesional por tanto-. No es otra que la sabida desde hace tiempo con la denominación de Segunda B Pro. Precisamente este hecho junto con el de la configuración de una competición con un centenar de equipos son los dos únicos de los que se tiene certeza absoluta hoy por hoy.

Sin cerrar está, por tanto, el formato con que va a contar la división de bronce -que en 2021 va a dejar de serlo- la campaña venidera. Básicamente porque la RFEF todavía trabaja en ello. Cierto es que cada vez parece más cerca una resolución del caso. En este sentido, si en un principio se determinó que los cinco grupos existentes tuvieran una división en otros dos para después competir por partida doble de nuevo con los cinco mejores de cada uno por un lado y los cinco peores por otro… Ahora el sistema aparece de manera diferente de cara a la segunda fase. Así es al menos en virtud de una publicación reciente del diario deportivo As. Según la cabecera nacional, la trama va a ser más confusa si cabe que la inicialmente concebida.

Por partes, la primera etapa de la competición se va a desarrollar tal y como se tiene constancia: cien equipos se encuadran en cinco grupos -del I al V- de veinte cada uno, de estos diez compiten en un subgrupo y otros diez en uno distinto -por ejemplo, I-A y I-B-. En cada campeonato particular se va a jugar a ida y vuelta, por lo que se alcanza la cifra de 18 encuentros para cada conjunto. Hasta ahí todo sigue igual. Los cambios se producen después, en el segundo período del curso. En relación a la posibilidad de ascenso, para mantener un hilo argumental medianamente sencillo, acceden a previa de play off -como bien podría denominarse- los tres primeros de cada subgrupo y no los cinco mejor clasificados. Esa treintena de clubes se divide en cinco grupos de seis, de los que van a tener billete para la promoción final los tres primeros y el mejor de los cuartos. De forma que se compone un sistema de eliminatorias con 16.

Ya en este punto, los 12 equipos que no consigan el ascenso a Segunda A obtienen plaza en la nueva Segunda B Pro. También la logran los restantes cuartos clasificados en la segunda fase, así como los quintos y sextos de la misma. A ellos se añaden los cuatro conjuntos descendidos de Segunda A, lo que eleva ya a 30 los participantes de la nueva categoría con vistas a la 2021-22. Es decir, restan diez dado que va a tener una división en dos grupos. ¿Cómo se soluciona la ecuación? Tras la primera etapa de la competición, el cuarto, quinto, sexto y séptimo de cada subgrupo entran en una fase de ascenso a la creada división intermedia. Con un total de 40 escuadras, se proyecta desde la RFEF una eliminatoria con formato similar al de Copa del Rey. Sólo diez van a lograr el teórico salto a la Pro y los restantes van a proseguir en la división de bronce que ya no lo va a ser.

Para aquel que sea capaz de llegar a este punto sin dudas -o al menos con cierta idea del funcionamiento de la competición-, resta todavía por decidir el descenso a Tercera. Al crearse la Pro, esa caída puede entenderse como doble pues son dos los saltos a dar después hasta el fútbol profesional. El caso es que toca retroceder de nuevo a la primera fase de la temporada. El octavo, noveno y décimo de los diez subgrupos en origen van directos a una fase de permanencia. Componen este sistema 30 equipos, que son los que no tienen la más mínima opción de jugar en la categoría de nueva creación y van a luchar por al menos continuar en Segunda B. Aunque este plan aún no es oficial, lo que queda claro, visto lo visto, es que se hace necesario un esquema para entender la difícil reordenación del fútbol profesional.

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