En la base | La Salle, nuevas ilusiones entre canastas
Al final, los éxitos en el trabajo casi siempre son fruto del empeño. En el deporte, y más en categorías de formación, esa máxima se acentúa a su enésima potencia, pues en la mayor parte de los casos, el esfuerzo se produce de manera altruista, únicamente con el fin de que los más pequeños disfruten de su deporte favorito. Y dar luz -más si cabe- a esa entrega es lo que pretende CORDÓPOLIS, dentro de lo posible, a partir de este miércoles y cada mes con relatos que tienen mucho que ver con la base, es decir, las raíces de un deporte, a través de las personas que día a día trabajan con el fin de sacar adelante una cantera. Sin ánimo de lucro, ni de mayores focos que la diversión de los jóvenes. Esa persistencia que hay detrás de los éxitos o, como mínimo, de la propia competición de cientos de niños y niñas. Esa es la idea, y no hay más, que la de querer dar voz a aquellos que lo hacen posible.
Justamente ese tesón fue lo que tuvo que mantener durante un cierto tiempo Antonio Vacas, cuando en 2014 se le propuso el desafío de poner en marcha una sección de baloncesto en el Club Deportivo La Salle. Pocos podían creer entonces el progreso que acabaría teniendo dicho deporte en la entidad, y más aún teniendo en cuenta que otros ya habían intentado antes echar raíces allí, aunque sin éxito prolongado, dado el arraigo que tiene en dicho club el fútbol sala y, sobre todo, el balonmano, ya que “aquí eso es tradición”, tal y como asegura el técnico cordobés, a quien le tocaba la tarea de derribar esa barrera y proponer una alternativa más dentro del amplio catálogo de actividades. Y la recompensa está siendo notoria.
“Cuando llegamos, en 2014, empezamos con un grupito”, recuerda el actual coordinador del baloncesto lasaliano, que afrontó dicha nueva etapa después de toda una vida ligada al Colegio Virgen del Carmen, club en el que pasó por todas sus categorías de formación como jugador, hasta llegar a asumir las labores de entrenador durante varios años. “Nos proponen empezar con la sección de baloncesto, que estaba muy parada, y poco a poco fuimos poniendo las bases”, explica Vacas, quien detalla que “empezamos con las escuelas y poco a poco hemos ido sacando equipos, femeninos sobre todo”, lo cual ha deparado en que, a día de hoy, el club cuente con hasta 120 niñas. “Queremos sacar siete equipos federados este año”, especifica un técnico que dio los primeros pasos como único integrante en las labores de banquillo, y a día de hoy ya son ocho los preparadores, entre los que se encuentran exjugadores profesionales como Luis César Garrido o José Antonio Ferrer.
Ese cómputo de jóvenes jugadoras se enmarca dentro de las categorías federadas, aunque el global se amplía en las categorías de escuelas, con otra treintena de niños y niñas del primer ciclo de Primaria e incluso de Infantil. Una tarea de mucho mérito teniendo en cuenta la escasa vida del proyecto, y que “nosotros vinimos con la idea de ofertar baloncesto tanto a niños como a niñas”, aunque “es verdad que el balonmano es muy tradicional aquí, está muy arraigado”. Además, Vacas hace hincapié en que la participación en el club no es exclusiva para los alumnos del colegio, es más, “nosotros tenemos unas 20 o 25 niñas de fuera del colegio y queremos informar de que queremos que todo el mundo se anime, que vean nuestras instalaciones, nuestro pabellón y que poco a poco se vayan viniendo”, agrega.
Y es que, de un tiempo a esta parte, atravesar las instalaciones del Club Deportivo La Salle ya supone también respirar baloncesto, o al menos eso es lo que tratan de transmitir de manera constante sus precursores. Nuevas ilusiones en una entidad que goza de una salud inmejorable y que tiene el propósito de erigirse como una de las canteras de referencia en la ciudad. Y va por buen camino. Además, no es solo el deporte el objetivo final del club, pues “desde el colegio nos recalcan mucho que, a través del deporte, queremos inculcar una serie de valores muy característicos de La Salle”, tales como “el compañerismo, el esfuerzo, la integridad...”, subraya, resaltando al tiempo que “a fin de cuentas, lo que queremos es hacer un buen plan para que las niñas hagan deporte, pero sin perder de vista que, dentro de su periplo de formación, queremos que lleguen a ser buenas personas”.
Un horizonte cargado de optimismo y talento, y que convierte al Club Baloncesto La Salle en un actor a tener muy en cuenta. Valores de presente con mucho futuro, y que deberán también encarar sus nuevas perspectivas con la incertidumbre generada a raíz del Covid-19. Con todo, es innegable que la ilusión se palpa en cada costado de la instalación, no solo en los técnicos, sino en los propios rostros de las jugadoras, deseosas de volver a disfrutar de su deporte predilecto. Y es así como se trabaja en el club. Paciencia, disciplina y mucho esfuerzo, señas de identidad de un equipo que aspira a lo más alto en el baloncesto de formación.
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