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Juegos Olímpicos de París 2024
Antonio Conde, tras su experiencia en París: “Allí no da tiempo de interiorizarlo, ahora se me pone la carne de gallina”

Antonio Conde, árbitro cordobés de la final olímpica de baloncesto

Cristian López

13 de agosto de 2024 20:25 h

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Prácticamente recién aterrizado de París, el árbitro cordobés Antonio Conde ya se encuentra de vuelta en su ciudad tras completar su segunda aventura olímpica. El colegiado fue designado en el selecto grupo de árbitros que iban a dirigidir los encuentros de las selecciones de baloncesto en la gran competición mundial celebrada en la capital francesa, y tal fue su impacto y su buen hacer que estuvo en la pomada de principio a fin. Bien es cierto que España se quedó en esta ocasión lejos de poder pelear por la medalla, aunque la delegación nacional, y la cordobesa, estuvo presente en la final, ya que Conde fue designado para dirigir el choque por el oro.

El cordobés ya estuvo en Tokio, aunque puntualiza que las dos experiencias, aunque favorables, han sido distintas. “La diferencia fundamental es el espectador. El público. Hemos tenido partidos con más de 25.000 espectadores, algunos con 27.000. Entonces, eso se nota mucho. También has trabajado más, siempre decimos, bueno, eres tres o cuatro años más experimentado. Eso te ayuda a controlar mejor tus emociones”, ya que “la primera vez que vas te pueden traicionar, te pueden influir en tu trabajo. He ido con una madurez mayor a estos Juegos y los he disfrutado muchísimo”.

Así, en declaraciones a Cordópolis, el colegiado asegura que se queda “con muchas cosas positivas”, destacando de nuevo “la interacción del público con este juego, es fundamental, son muchas emociones, un deporte de muchas alternativas y sin público se pierde mucho valor”. Igualmente, hace hincapié en que el torneo le deja “un gran sabor de boca”, en gran medida “por estar en la final” y por “el buen trabajo durante todo el torneo. Es algo que nunca había soñado, ni imaginado que podía llegar. Ha llegado, lo tengo ahí. Allí no te da tiempo de interiorizarlo, de vivirlo, y ahora es cuando realmente se te pone la carne de gallina cuando lo piensas y lo recuerdas. Es un hito que quedará siempre para mí y lo recordaré con una sonrisa”.

Antonio Conde, reputado árbitro con una extensa trayectoria en Liga Endesa y Euroliga, además de diversas competiciones internacionales, se erigía como uno de los colegiados más expertos y con más valoración del torneo. Así, su participación fue máxima de principio a fin, llegando a dirigir encuentros hasta en dos grupos distintos de la fase inicial, además de estar presente en todas las eliminatorias. Y por supuesto, como principal en la gran final entre Estados Unidos y Francia, uno de los choques de mayor tensión y emoción de las últimas ediciones olímpicas, dado que se enfrentaba el anfitrión y el gran equipo a batir.

La designación para dicho duelo fue algo especial, pues se mandó de manera privada a los implicados, con el fin de que pudieran preparar el partido lo mejor posible. Sobre ese momento, recuerda que “no estando España y habiendo hecho muchos partidos, sabes que tienes posibilidades, pero siempre depende de muchas cosas. Al final cuadraron y se vivió con mucha alegría. En Tokio ya estuve en la final, pero de cuarto árbitro, entonces tenía esa espinita. Aunque el cuarto árbitro también es importante para nosotros. Hacen muchas cosas que no se ven, pero estar en pista siempre era la ilusión máxima, y bueno, estar de principal en la final. En una final como ésta. Un equipo de casa jugando contra el equipo de Estados Unidos que era, digamos, el más mediático. Es un reto y una oportunidad grandísima para disfrutar y para demostrar que estamos lo suficientemente preparados”.

Una designación que demuestra la buena valoración que hay en la FIBA del arbitraje español, y donde el cordobés es todo un referente. Un recuerdo eterno y una motivación más para seguir sumando hitos. Y es que, pese a esa gran desafío, para él, “la motivación no es llegar a una final de unos Juegos Olímpicos. La motivación que debes tener en cualquier tipo de trabajo es tu mejora personal, día a día. Que luego llegan hitos históricos muy bonitos, pues muy bien y a recordarlos. Pero lo que te queda es lo que día a día estás trabajando. Esos son los objetivos que te tienes que marcar. Eso es lo que depende de ti y lo que hace que cuando llegue la oportunidad estés preparado. Pero puede que no llegue por cualquier circunstancia. Entonces, marcarse objetivos así es peligroso. Yo no iría por ahí, aunque es verdad que es muy bonito y te hace renovar muchas ilusiones”.

Ambición y trabajo. Recompensa y respuesta. Así progresa Antonio Conde, que en su maleta lleva consigo la indumentaria de esa gran final, firmada por el trío de árbitros, conformado, además de por el cordobés, por el panameño Julio Anaya y el polaco Liszka Wojciech. Historia eterna del arbitraje cordobés y un recuerdo que siempre estará en su memoria, de haber sido partícipe de una final inolvidable con jugadores de la talla de Lebron James, Stephen Curry, Kevin Durant, Evan Fournier o Victor Wembanyama. Quizá no sea la última.

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