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24 de junio de 2025 20:14 h

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Hay disciplinas deportivas que no perdonan. Deportes donde un solo parpadeo, un mal apoyo o un centímetro de error pueden reducir a cenizas meses de sacrificio invisible. El atletismo, en su máxima expresión de velocidad y vallas, es el paradigma de esa tensión: una carrera de apenas 13 segundos que concentra un universo de técnica, potencia y, sobre todo, una fe inquebrantable en el propio cuerpo. La protagonista de esta historia conoce de cerca las dos caras de esa moneda: la frustración de una caída que te arrebata una medalla y la euforia de un crono que te eleva a la élite.

Su nombre es Wayra Romero (Córdoba, 2002) y su idilio con las vallas nació casi por obligación, superando un miedo inicial que hoy parece una anécdota lejana. Tras un 2024 de explosión, donde batió récords de Andalucía y conquistó un bronce sub-23 histórico, ahora afronta el reto de compaginar la exigencia de sus prácticas de Fisioterapia con la lucha por recuperar su mejor versión tras un año difícil. En esta conversación, Wayra se abre para hablar de la gestión de la presión, del “síndrome de la impostora” que la atenazaba en la línea de salida y de la fortaleza mental que encontró cuando más la necesitaba.

PREGUNTA. Para quien no te conozca, ¿quién es Wayra Romero?

RESPUESTA. Wayra Romero es una persona súper normal. Estudio Fisioterapia y lo compagino con el atletismo como puedo, entrenando unas dos horas cada día. Es verdad que ahora, con las prácticas de la universidad, entreno un poco menos. Soy una chica súper normal y muy vergonzosa, que con estas cosas lo pasa mal.

P. ¿Cómo empezaste en el mundo del atletismo?

R. Yo hacía gimnasia rítmica y natación, y un día les dije a mis padres que no quería seguir con la rítmica. Se alegraron y me propusieron hacer otro deporte. Les dije que quería probar el atletismo porque la hija de un compañero de trabajo de mis padres lo practicaba. Vi que se me daba bien y aquí me quedé.

P. ¿Siempre tuviste claro que tu futuro estaría en la pista o probaste otros deportes?

R. Probé de todo: fútbol, baloncesto, multideporte, natación... hasta que llegué al atletismo.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. Y dentro del atletismo, te especializaste en las vallas, una prueba que al principio te daba miedo.

R. Sí, es que a mí me daba miedo hacer vallas. Tenía una lesión de rodilla y los impactos me asustaban. Fue mi entrenadora la que me dijo: “Tú sirves para vallas”. Yo le respondí que no, pero ella insistió. Lo intentamos y así hasta ahora.

P. Has competido en 100 metros lisos, 60, relevos... ¿Qué tienen las vallas para que te hayan gustado tanto?

R. La verdad es que no lo sé. De hecho, a día de hoy todavía no he encontrado eso que todo el mundo dice: “Es mi prueba”. Siempre tengo la curiosidad de qué pasaría si hiciera otra prueba al máximo nivel. La velocidad no es algo que se me dé mal y siempre me pregunto qué pasaría si la entrenara al 100%. Lo bueno de las vallas es que no se me hace tan aburrido como correr 100 metros hacia delante sin más, es bastante entretenido.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Hay alguna otra disciplina que te llame especialmente la atención?

R. Me encantaría hacer 200 o 400 metros vallas, lo que pasa es que no me gusta sufrir entrenando y sé que para esas pruebas hay que sufrir mucho.

P. ¿Qué tuvo el mundo del atletismo para cautivarte?

R. Creo que es un mundo demasiado sano. Es un deporte donde todo el mundo, ya sean rivales o compañeros, te apoya para que consigas tu máximo potencial y nadie te mira por encima del hombro. Yo entreno con mucha gente y en ningún momento se me ha tratado distinto por haber conseguido una medalla o un récord. Se alegran, obviamente, pero no te tratan como si fueras alguien súper especial. Creo que eso es muy importante para mantener los pies en el suelo y a mí eso me gustó.

P. ¿Qué es lo más difícil en una carrera de 100 metros vallas?

R. Lo malo que tienen las vallas es que cualquier mal movimiento te puede parar la carrera y echártela abajo. De hecho, en el campeonato de España de pista cubierta del año pasado iba segunda en la final, me comí una valla y me quedé la última. Tienes que estar muy concentrada y muy pendiente de cualquier detalle técnico.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Cómo es tu preparación para un campeonato?

R. Entrenamos cinco días a la semana. Lunes y miércoles hacemos series más lisas y gimnasio. Martes y jueves hacemos más técnica de valla, donde mi entrenadora me indica cómo salir más rápido o cómo cuidar la técnica. Y los viernes solemos hacer una pequeña activación. Además, tengo la suerte de contar con una psicóloga, con la que preparamos los campeonatos visualizando la carrera, y un nutricionista que me ajusta las comidas.

P. Esa distribución del trabajo, ¿depende de la competición que tengas?

R. Sí, depende de la semana de preparación. A lo mejor decido que ese fin de semana no voy a competir en vallas, sino en liso, y entonces el entrenamiento se ajusta. Pero, normalmente, los dos días de técnica de valla no me los quita nadie.

P. Mencionabas el trabajo psicológico. ¿Cómo gestionas la concentración y la presión?

R. Yo fui a la psicóloga porque pegué el salto de no ser nadie, entre comillas, a serlo todo. Llegaba a un campeonato importante y no me creía que yo estuviera allí, veía a todo el mundo como muy superior. Me asustaba y eso me impedía correr. Lo trabajé porque quería llegar y demostrar todo lo que estaba entrenando. La primera vez que fui a un campeonato sabiendo que podía correr y ganar fue el año pasado en Burgos, cuando quedé tercera. Fue mucho trabajo de concienciarme de que yo había hecho lo mismo que ellas para llegar allí, que me merecía estar allí.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. Para llegar hasta aquí, ¿a qué ha tenido que renunciar Wayra Romero?

R. A muchos cumpleaños de amigas, a muchos planes de “vamos a tomarnos algo”... Incluso tuve que renunciar al cumpleaños de mi abuela porque ese día viajaba para competir. Son muchas cosas que a la larga me han merecido la pena, pero el no poder estar tanto con mi familia, por ejemplo, es difícil. Mis padres van conmigo a todos lados y mi hermana si puede también, pero el deporte te quita muchas cosas, aunque también te las da la pista.

P. Compaginas el deporte de élite con los estudios. ¿Cómo es tu día a día?

R. Como se puede. Me despierto a las 7:15 de la mañana y ahora solo tengo prácticas, pero antes iba a la universidad por la mañana y entrenaba por la tarde, tenía un horario perfecto. Ahora con las prácticas me ha tocado entrenar a las nueve de la noche o hacerlo corriendo de una a tres porque tenía prácticas por la mañana y por la tarde. Es buscar el hueco que tenga para venir a entrenar.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Qué es el atletismo para ti? ¿Un trabajo, una rutina, una ilusión?

R. Depende del momento. De chica siempre vienes con mucha más ilusión, pero en el momento en que empiezas a competir a un nivel más alto, las cosas se complican. Y ya, aunque no te apetezca, tienes que venir porque sabes que si no entrenas, los objetivos que te habías propuesto no los vas a conseguir.

P. ¿Quiénes son tus referentes?

R. Mi referente más cercana es Carmen Avilés, porque ha demostrado que con mucho entreno, fuerza de voluntad y esfuerzo, puedes llegar a donde quieras, como ir a unos Juegos Olímpicos. También mis padres. Mi madre dejó todo literalmente en Colombia para venirse aquí con mi padre y tenernos a mi hermana y a mí, un proceso muy duro. Mi padre me ha enseñado el valor del esfuerzo y la perseverancia. Y mi hermana, que siempre ha sido la persona que me ha apoyado y guiado. Realmente, casi todo se lo debo a ella.

P. Hablando de Carmen Avilés, habéis compartido muchas pistas. ¿Cómo es vuestra relación?

R. Nos llevamos súper bien. Nos conocimos porque mi padre y su madre estudiaron Magisterio juntos y surgió la conexión. Desde ese día somos súper amigas. Siempre que ella compite yo le hablo y viceversa. En la pista intentamos compaginar, pero es difícil porque ella hace 400 y yo vallas, ella hace el relevo largo y yo el corto. Pero nos llevamos genial y la admiro un montón.

Carmen Avilés y Wayra Romero celebran su victoria en Antequera

P. Volviendo a ese 2024, fue un año increíble para ti, con el récord de Andalucía sub-23 y esa medalla de bronce.

R. Fue un año demasiado bueno. Entrené como nadie, sabía que era mi último año de sub-23 y quería demostrar todo mi trabajo. Llegué a enero y corrí en 8.39, todavía no sé cómo. En ese campeonato de invierno me comí la valla en la final, y en ese momento me dije: “en aire libre no me pueden quitar mi medalla”. Empecé a trabajar con la psicóloga, a visualizar la carrera y el podio. Llegó Nerja e hice 13.60, récord de Andalucía sub-23. Después fue 13.37. Llegué a Burgos diciendo: “yo me llevo mi medalla de bronce”, y quedé tercera con récord de Andalucía.

P. ¿Qué sentiste en ese momento al conseguir la medalla y el récord?

R. La verdad es que no vi la marca hasta bastante tiempo después. Yo corrí, vi que entré tercera y me puse a llorar, a gritar... Y ver a mi madre llorar también me hizo llorar bastante más. El récord lo vi después, así que no lo procesé tanto. Disfruté el haber quedado tercera. Me hubiera dado igual hacer 13.90 que 13.30. A día de hoy todavía me cuesta creerme que yo corrí en 13.37.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Qué marca tienes ahora entre ceja y ceja?

R. Mi idea este año era, al menos, mantenerme en esas marcas y demostrar que no fue suerte, pero ha sido una temporada muy difícil por las lesiones. Empecé la pretemporada y me lesioné, me recuperé y me volví a lesionar... Me está costando arrancar. También afecta que ahora estoy trabajando y es más difícil compaginarlo que con la vida de universitario. Con igualar las marcas, yo ya estaría contenta.

P. Si tuvieras que quedarte con un momento de tu carrera, ¿cuál sería?

R. Diría que fue un día que venía de una lesión bastante fuerte de rodilla. Corrí una serie de vallas e hice 15.90. Lloré porque no me había dolido nada. De hecho, mi entrenadora vino súper preocupada y le dije: “No, no, ¡es que no me ha dolido!”. Creo que ese fue el cambio de verdad, el creerme que yo podía correr y hacer unas buenas vallas sin dolor.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Y borrarías algún momento?

R. Creo que no, porque todos me han hecho aprender. El campeonato de pista cubierta del año pasado, donde me caí, lo pasé fatal y me tiré llorando tres días seguidos, pero creo que eso fue el cambio que de verdad necesitaba para creerme que yo podía conseguir una medalla a nivel español. Así que no, no borraría ninguno.

P. Mirando al futuro más cercano, ¿qué le espera a Wayra Romero en lo que queda de 2025?

R. Queda el campeonato de Andalucía absoluto, donde espero al menos ser competitiva y sentirme bien. Fui a competir el otro día a Cáceres y me fue bastante mal. Me fui, de hecho. Quiero sentirme bien con lo que haga, independientemente de la marca, sabiendo que he entrenado y he dado todo. Espero ir al Campeonato de España de Federaciones y, si no, el 3 de agosto en Tarragona, al Campeonato de España absoluto.

Entrevista a Wayra Romero para Ateneas

P. ¿Y para los próximos años? ¿Algún sueño que quieras alcanzar?

R. Creo que a todo el mundo le gustaría ser internacional con su país. Es un objetivo bastante ambicioso, pero de eso va la vida, de ponerte metas grandes para intentar conseguirlas.

P. ¿Está en esa lista de sueños ir a unos Juegos Olímpicos?

R. De hecho, nos lo planteamos en su día. Cuando corrí en 13.37, mi entrenadora me dijo que si seguía entrenando así, igual podía correr más rápido o meterme en algún relevo. Pero yo lo veo como un objetivo bastante grande. Creo que mi entrenadora lo ve más posible que yo. Pero bueno, supongo que paso a paso. Hace tiempo tampoco me imaginaba yo correr en 13.37. Al final es cuestión de ir creciendo y creyéndotelo poco a poco.

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