Ateneas | Ángela Ruiz: “Ser la capitana de Adesal es un orgullo”
Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, liderar es “dirigir o estar a la cabeza de un grupo”. Para según qué contextos, puede llegar a tener un trasfondo que vaya más allá de lo físico y que trascienda dentro de ese mismo grupo o a una escala mucho mayor. En el deporte, según dijo José Mourinho, “no es lo mismo ser capitán que ser líder”. Portar un brazalete no otorga autoridad; el carácter, la personalidad y el saber dirigir en los momentos duros sí que otorgan esa distinción. Adesal, un equipo femenino del barrio de La Fuensanta, tiene una capitana y líder desde hace dos años. Y tiene 24.
María de los Ángeles Ruiz Cazalla (Córdoba, 1996), pero conocida deportivamente como Ángela, lidera al Adesal en su regreso a la máxima categoría de un balonmano femenino en crecimiento pero aún sin el total apoyo de las instituciones ni medios de comunicación a nivel nacional. El nombre de la competición que juegan, la Liga Guerreras Ibedrola, define a la perfección para la jugadora, que comparte su experiencia con CORDÓPOLIS, la realidad del deporte en su contexto más cercano. “Necesitamos más ayuda para que se vea el balonmano femenino, que nos ayuden un poquito más porque, aunque poco a poco lo estamos consiguiendo, cuesta más que otros deportes como el fútbol. Tienen que apoyar algo más económicamente porque, por desgracia, lo tenemos que pagar casi todo”. Todo el dinero que venga es bueno, como en casi todos los ámbitos de la vida. El balonmano femenino vive de subvenciones, con cierta estabilidad, pero sin la brillantez que supondría una liga boyante en lo deportivo y económico para dar un plus al deporte nacional. Las propias Guerreras, apodo para la selección femenina absoluta de balonmano, son el principal exponente de que, si se apuesta por él, se puede sacar el mayor de los réditos.
Trabajo y deporte, de la mano
La extremo derecho de Adesal trabaja a tiempo parcial en el sector de la hostelería, algo muy habitual en el deporte español de equipo en general en la categoría femenina. La premisa siempre es clara: labrarse un futuro o incluso un presente porque depender del balonmano no siempre es fiable o duradero. Estudios universitarios, formación profesional o compatibilidad laboral son de las situaciones más comunes entre las deportistas del nivel de Ángela Ruiz. “Por desgracia, es muy complicado dedicarte al balonmano femenino (exclusivamente) porque no te da. Ahora mismo estoy bien porque lo estoy disfrutando pero no lo tengo como lucha: yo estoy aquí, en mi casa, a gusto, con mi trabajo y estoy bien. Nunca puedo decir nunca porque este mismo año puedo tener un año muy bueno y querer dedicarme a ello o al final del año acabo harta y no juego más”.
El balonmano estabilizado y profesionalizado como camino pero aún no como meta. Para ello, hay un largo camino que recorrer desde las instituciones de la mano de lo deportivo. Dentro del marco social en el que se mueve la capitana de Adesal, su rutina laboral consiste en levantarse temprano, realizar trabajo de gimnasio, trabajar a mediodía, descansar por la tarde y, en esa misma franja, entrenar con las que son sus amigas, tanto dentro como fuera del vestuario. La fuensantina apunta con tino que “lo más importante es el conjunto. Fuera del campo nos llevamos muy bien y dentro del vestuario también, así que eso es lo que va a dar la cara en cada partido y en cada lucha”.
La cantera como signo de identidad
El club por antonomasia del barrio cordobés de La Fuensanta siempre ha apostado por la cantera, apuesta por la cantera y seguirá apostando por la cantera. Es lo que le ha llevado al éxito. Ángela Ruiz empezó a jugar a balonmano en 2004 en el colegio Alcalde Jiménez Ruiz, a apenas diez minutos andando del pabellón de La Fuensanta. Considerado un deporte escolar, Ángela fue la única niña de su equipo en los primeros años y, con Rafa Moreno mediando -actual técnico del primer equipo-, fue fichada por la cantera de Adesal en 2007. Cinco años después debutó con el primer equipo. Once después, ya fue nombrada capitana con tan solo 22 años tras la salida de jugadoras como Alba Sánchez o Meriem Ezbida. El vértigo le pudo al principio tras la opción, pero no dudó. “Me lo propusieron porque se fue la capitana a otro equipo, a equipos mayores, y yo estaba encantada porque, quieras o no, es un sueño, y lo que estamos viviendo ahora es un sueño. Ser la capitana (de Adesal) es un orgullo”.
Por si había dudas de que los sueños se cumplen, aunque ello conlleve esfuerzo y dedicación, como en todos los deportes y categorías consideradas de élite. La realidad del club es que los centros educativos siempre serán su particular cantera y Ángela Ruiz lo tiene claro. “Esto es un club de barrio, muy apoyado por las niñas que están en los coles y es muy importante que la cantera no baje, que siga subiendo y que esas niñas, como yo he crecido, lleguen a ser el día de mañana a lo que he llegado yo hoy”, manifiesta de manera sincera. De telón de fondo de la entrevista, algunas de sus compañeras de plantilla entrenan con unas pocas niñas. Unas serán del primer equipo, otras no; solo su talento decidirá. La cercanía del primer equipo con la cantera, en cualquier caso, les hace pensar que quizás el privilegio de ser animada por la grada de La Fuensanta no esté tan lejos. Para algunas, será pronto toda una realidad.
Si se puede conceptualizar así, Ángela Ruiz es una jugadora bisagra entre la última etapa de Adesal en la máxima categoría (2013-2015) y la actual, a la que han vuelto después de cinco años. El descenso de Adesal en 2014 era seguro pero, tras la renuncia del BM Mar Alicante por problemas económicos, se ganaron el derecho de permanecer en División de Honor Femenina. La jugadora de 24 años, que debutó con tan solo 16 en la categoría de plata con Adesal, no es la misma que hoy lidera en su equipo. “He mejorado en tema de actitud y en juego. También en esos años era muy niña, era juvenil todavía y cada año que he ido jugando he ido cogiendo más experiencia”, confiesa Ruiz.
“En aquella etapa que estuve era más jovencita, este año me considero de las más veteranas, soy de casa de toda la vida y considero que soy una jugadora experta en momentos clave y creo que voy a dar bastante al equipo”. La trayectoria guadianesca de Adesal en la primera división ha provocado que las cordobesas nunca estuvieran asentadas en la élite y así lo corrobora la capitana califa, que asegura que “nunca hemos estado afianzadas en esta liga (Liga Guerreras Iberdrola), siempre hemos estado un año, hemos bajado. Se aprende también de los errores. No tenemos la suerte de tener ese rango en la categoría pero creo que cada vez estamos cometiendo menos errores y daremos una sorpresa seguro”.
Adesal, en su nuevo periplo por Liga Guerreras Iberdrola, no ha tenido el mejor de los comienzos; quizás el peor posible, lo más parecido a una pesadilla. Cinco derrotas en cinco partidos hacen que las fuensantinas sean colistas de la liga y con una pesada carga a sus espaldas para mantener la categoría. “Somos nuevas en esto y cometemos muchos errores, muchos fallos de cara a gol. Somos un equipo que, poco a poco, nos iremos consolidando y, con los nuevos fichajes que van viniendo, vamos a estar muy bien”, expresa Ángela Ruiz. Un largo viaje en autobús hasta Asturias para disputar el torneo copero ante el Oviedo Balonmano le espera a ella y a todas sus compañeras precisamente este miércoles.
La copa como bálsamo, pero en otro contexto diferente al que uno pueda pensar. Con el Covid-19 deambulando por la sociedad, viajar en autobús es la opción más segura. Un futuro lleno de cantera pero también de trabajo, constancia y apretarse el cinturón en los tiempos tan duros que corren. El balonmano femenino, teniéndolo en cuenta, seguirá luchando para que pueda tener más visibilidad en la parrilla informativa. Mimbres hay para ello.
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