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Los jugadores del Córdoba se lamentan en Los Cármenes | LOF

Paco Merino

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No había ganado ni un solo partido este curso el Granada. Hasta que se cruzó con el Córdoba, que reeditó en Los Cármenes su versión más lánguida. Le hicieron los blanquiverdes un buen favor a Oltra, un ex que ya empezaba a tener problemas para explicar en el entorno nazarí por qué el cartel de favorito de su equipo -por recién descendido y por gasto en fichajes- no relucía en Segunda. El valenciano y los suyos vivieron una tarde feliz a costa del Córdoba, que fue su medicina. Los de Carrión siguen tan atribulados como de costumbre. Hubo momentos en los que parecía que le podía caer un saco y al final, cuando el Granada se relajó, acumularon ocasiones... que tampoco fructificaron. Así es este Córdoba. Se mete pronto en problemas y no encuentra el modo de resolverlos.

Carrión realizó un ejercicio de coherencia, pero no halló el resultado que esperaba. En su día etiquetó el partido que el Córdoba ganó al Tenerife como el mejor desde que él está al frente del grupo. Tenía la posibilidad de calcar el once de aquella tarde feliz, así que lo hizo. En otras circunstancias, de acuerdo. Pero apostó con firmeza por el catecismo de los dos delanteros, presión arriba y salidas veloces por las alas. Si salió una vez, podría repetirse el episodio ante un adversario muy malherido. No hubo manera. El Granada se presentaba con una hoja de servicios llena de lamparones: vapuleado y eliminado en la Copa, sin una sola victoria en las primeras cinco jornadas de Liga y desplegando un fútbol muy alejado de las idílicas previsiones derivadas de un desembolso veraniego brutal. Para echarse a temblar. Pero allí está Oltra, un experto en rebajar presiones y relativizar los dramas. Ante su ex pudo respirar a fondo. Ya tiene un buen argumento para levantar el ánimo a los suyos. En su antigua casa, mientras tanto, sobrevuelan las dudas.

Si un futbolista no se estimula viendo a mil seguidores apoyando en campo ajeno -y después de visto lo visto- es que no tiene sangre o se equivocó de profesión. La marea blanquiverde se dejó sentir en Los Cármenes, un recinto en el que se vivieron en el pasado algunas situaciones humillantes. Los de Carrión se emplearon con fogosidad. Igual que los anfitriones. Había tensión y una responsabilidad extra por la magnitud del escenario. Presión, gestos torvos, agarrones y faltas. Otro modo de interpretar el fútbol. Y en ésas, al Córdoba le ocurrió una desgracia recurrente. Le marcan pronto y con muy poco. En su primera llegada hilada, el Granada marcó el 1-0. Víctor Díaz penetró por su banda sin oposición y lanzó un centro perfecto para que Darwin Machís, que llegaba en carrera, la metiera dentro. Era el minuto 10 y los planes se emborronaban.

Al Córdoba le costaba combinar. O, al menos, hacerlo en zonas de peligro. El Granada, bien replegado, se comportaba con contundencia a la hora de sacar la pelota con Menosse como jefe. Los de Oltra empezaron a salir a la contra. En una salida bien hilvanada, Darwin Machís se plantó en el borde del área y Josema -que vio tarjeta por ello- le derribó. La falta la botó Álex Martínez y el balón lo repelió el larguero de la meta de Kieszek. Los rojiblancos tenían el gobierno del partido. El balón era más del Córdoba, pero no le servía de mucho. Algunos centros al área de Javi Galán bien sacados por la retaguardia local, briega de Guardiola y Jona... Javi Varas apenas tenía que intervenir. El exportero del Sevilla sólo tuvo un susto cuando se complicó algo la vida para recortar a Guardiola, pero no pasó nada. El Córdoba, esforzado pero sin profundidad, chocaba contra un Granada bien pertrechado para defender su gol. No se le puede culpar por ello. No habían ganado nunca.

Un arreón final dejó la tibia sensación de que podían cambiar las cosas para el Córdoba. Un disparo lejano y raso de Sergi Guardiola que detuvo Javi Varas fue el último testimonio en ataque de los de Carrión, que hostigaron sin dañar a un Granada reservón. La pelota pasaba mucho por los pies de Aguza y Edu Ramos, pero  la maraña de Oltra impedía la progresión hacia el área. El pleito era pastoso, con interrupciones permanentes y rifirrafes entre los jugadores. Alfaro, Pinillos y Josema recibieron tarjeta de Prieto Iglesias, que quiso atajar las brusquedades mirando más hacia un lado que hacia otro.

A la vuelta, el Córdoba se empleó con entusiasmo. Un buen detalle, pero insuficiente. El Granada jugaba feo, pero práctico. A los nueve minutos, Darwin Machís llevó al delirio a la grada con un golazo. El venezolano condujo la pelota, burló a los blanquiverdes y al llegar al borde del área se escoró para armar un latigazo que sorprendió a Pawel. La cuesta se empinaba para los de Carrión, que pudieron encajar el tercero en una contra de Machís que, en lugar de rematar, decidió servir la pelota a su compañero Ramos. Éste no llegó. Y el Córdoba sacó a Sasa Markovic, recurso para partidos imposibles y hombre talismán. El serbio salió por Alfato.

Por entonces, el partido había tomado un guion claro: el Granada se sentía fuerte y no arriesgaba. Se dejaba hacer por un Córdoba enrabiado para buscar las salidas rápidas. En una, en el 57, Ramos se fue disparado hacia la meta y Kieszek le derribó en su salida. El colombiano lo lanzó fuerte y a la izquierda del polaco, que desvió el disparo. Remachó Pedro, que iba desde atrás, y Pawel volvió a despejar. Si su acción tocó la fibra del orgullo a sus compañeros es algo que no se notó demasiado. El Granada no parecía dispuesto a dejar pasar la ocasión de reconciliarse con los suyos y apretó para agrandar la herida blanquiverde.

Carrión metió en el campo a Jaime Romero por el lateral Pinillos, buscando la heroica para una remontada o, como mínimo, adecentar el marcador. No lo consiguió. Al contrario, el Granada sacó provecho del atolondramiento cordobesista para hacer más daño. Joselu, un exblanquiverde que había salido para suplir a Ramos, remachó un despeje de Kieszek tras un tiro de Pedro. El pichichi de la pasada temporada en el Lugo lo celebró con tanta rabia como falta de alegría hubo en el festejo del que llaman gol del honor. Guardiola, en un disparo picado tras centro de Jaime Romero, sorprendió a Javi Varas. El Córdoba, para entonces, estaba ya muerto. Pudo, sin embargo, dejar el tanteo más recortado. En el tiempo añadido, Jona tuvo un doble remate a quemarropa que despejó Varas. La cuarta derrota en seis jornadas deja un buen puñado de preguntas en el aire y tareas apuntadas en la libreta de Carrión.

FICHA TÉCNICA

GRANADA, 3: Javi Varas, Víctor Díaz, Saunier, Menosse, Álex Martínez, Raúl Baena, Montoro (Alberto Martí, 67'), Machís, Sergio Peña (Kundé, 77'), Pedro y Adrián Ramos (Joselu, 69').

CÓRDOBA, 1: Kieszek, Fernández, Joao Afonso, Josema, Pinillos (Jaime Romero, 61'), Edu Ramos (Caballero, 72'), Sergio Aguza, Alfaro (Markovic, 56'), Javi Galán, Sergi Guardiola y Jona.

ÁRBITRO: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó con tarjeta amarilla a Alfaro, Josema y Pinillos, por el Córdoba, y a Menosse por el Granada.

GOLES: 1-0 (9') Darwin Machís. 2-0 (51') Darwin Machís. 3-0 (81') Joselu. 3-1 (83') Sergi Guardiola.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la sexta jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal de Los Cármenes ante 12.050 espectadores, con aproximadamente un millar de cordobesistas desplazados.

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