Un año después de la tormenta
“La preocupación máxima es que no le vemos solución al tema”. Son las palabras con las que abordó el asunto Javi Flores. El capitán del conjunto blanquiverde compareció en la sala de prensa de El Arcángel junto con sus compañeros. La decisión del plantel fue inesperada y, como es lógico, cogió por sorpresa a todo el mundo. Corría el 6 de noviembre de 2019 y aquella demostración de unidad tuvo lugar después de meses de incumplimiento de cobro por parte de la entidad. Supuso un aviso de que, realmente, la situación era dramática. Quizá nadie esperaba que para tanto. Tampoco que esa acción sería el prólogo del peor episodio de la historia del club. Un día después estalló la tormenta: el Córdoba comenzaba a tambalearse tras el hecho más lamentable de sus 65 años. El estadio apareció rodeado por vehículos de la Guardia Civil, que llevó a cabo una importante y llamativa operación contra el entonces propietario y presidente califal, Jesús León. El montoreño fue detenido y arrancó una complejísima etapa.
El triste 7 de noviembre de 2019
Una fecha está marcada desde el primer momento en el libro de las efemérides. Esta vez por una circunstancia desagradable y que nada tiene que ver con el fútbol. Es el 7 de noviembre de 2019, día que amaneció gris y lluvioso pero también oscuro en otro sentido menos literal. Varias patrullas de la Guardia Civil acudieron a El Arcángel para efectuar registros. Los agentes establecieron un cordón, los jugadores contemplaron la escena, atónitos claro está, desde el autobús, y los medios permanecían pendientes de cada movimiento. Fueron horas intensas en las que sí se supo desde el segundo cero que se trataba de un operativo contra Jesús León, cuya vivienda familiar también fue ampliamente revisada por miembros del Instituto Armado. Finalizaron los trabajos con la detención del todavía propietario y presidente del Córdoba, acusado de hasta cuatro cargos: administración desleal, apropiación indebida, corrupción y blanqueo de capitales. Fue el inicio de un período casi insufrible.
Aquel día, todas las estampas que dejó, fue considerado por la inmensa mayoría como el más triste de la historia del Córdoba. No era para menos pues nunca, por fortuna, se había asistido a una realidad tan cruda como ésta. El operativo estuvo ordenado por el Juzgado de Instrucción número 5, que el 9 de noviembre adoptó una muy relevante decisión: disolvió el consejo de administración de la sociedad (SAD) y nombró a dos administradores judiciales, Francisco Estepa y Javier Bernabéu -que contaron después con el apoyo de Juan Ramón Cuadros-. La entidad estaba, por tanto, intervenida en la Ciudad de la Justicia. Jesús León, por su parte, quedó en libertad con cargos dentro de una investigación que todavía hoy continúa. Del comienzo de la tormenta se llega este sábado, precisamente, al primer aniversario.
Al borde de la extinción y una solución inédita
El deber de los administradores judiciales era no sólo gestionar la entidad sino hallar una solución de continuidad. La situación, vistos los hechos desde verano, no era muy halagüeña. Aunque tampoco nadie, o casi, vislumbraba un problema tan descomunal como el que se encontró. El Córdoba estaba al borde de la extinción. Los empleados, ya fueran deportivos o no deportivos, no cobraban desde algún mes atrás. Y no había líquido -dinero en cuenta- para afrontar deudas y pagos posteriores. La quiebra era una certeza. Poca salida quedaba salvo la inyección de capital o una compraventa de la SAD. La primera opción se descartó tras rehusar quienes pugnaban judicialmente, y todavía lo hacen, por la propiedad de la sociedad -Jesús León y Carlos González-. El futuro era cada vez más incierto y así surgieron diversas iniciativas de apoyo. Pero Francisco Estepa y Javier Bernabéu guardaban una carta bajo la manga: la venta de la unidad productiva de la entidad. Ese proceso era completamente desconocido para los aficionados e incluso para los mandatarios. Arrancó otra etapa no menos difícil dentro de la ya abierta.
Francisco Estepa fue nombrado administrador concursal de la SAD y también obtuvo autorización para la mencionada venta de la unidad productiva. Ocurrió con dos autos dictados por el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1, Antonio Fuentes. Después apareció en escena Infinity, fondo de inversiones tras el que estaba -y está- la familia real de Baréin: consignó tres millones de euros en la Ciudad de la Justicia para acabar con las deudas y hacerse así con el control del club. Pero no de la sociedad. Era una solución inédita que se completó el 5 de diciembre con la firma del contrato por parte de Estepa y el máximo representante del grupo oriental, Javier González Calvo. Aquel día una nueva luz surgía. Se pudieron abonar las nóminas atrasadas y se evitó así la salida de futbolistas que habría conllevado la imposibilidad del primer equipo de seguir en competición. Aunque no iba a ser tan fácil reconducirlo todo.
La gran batalla legal
Tras aprobarse la venta de la unidad productiva no se produjo la deseada tranquilidad institucional. Nada más lejos de la realidad. Diversos acreedores presentaron recursos contra los autos y después algún que otro incidente de recusación a Antonio Fuentes. Comenzó la gran batalla legal por el control del club, que en ese momento gestionaba ya Infinity a través de Unión Futbolística Cordobesa (UFC), la sociedad adquirente de la famosa unidad productiva. Hubo que seguir con el pago de múltiples deudas, Carlos González recuperó la presidencia de la SAD en una junta general que tuvo hasta dos escenarios y el litigio prosiguió. El titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 fue finalmente apartado en febrero tras dictaminarlo así la Audiencia Provincial después de petición al respecto de Magdalena Entrenas, quien fuera asesora legal así como consejera del Córdoba hasta que Jesús León rompió la relación.
Desde entonces, mucho se tuvo que escribir sobre el futuro del conjunto blanquiverde. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no entendía válido el proceso según su Reglamento. Hubo cruces de acusaciones entre las partes, con aparición además de numerosas querellas y denuncias. Y lo cierto es que el tiempo avanzó de tal forma, con el impedimento de la irrupción del Covid-19 y la pandemia que provocó de por medio. Así se alcanzó el mes de agosto sin firmeza jurídica y con el nombramiento al fin de sustituto para Antonio Fuentes, el magistrado Fernando Caballero. Los plazos se apuraban y surgió la posibilidad de un acuerdo entre UFC y Azaveco -mercantil de Carlos González-, además de con Bitton Sport -sociedad de Luis Oliver y Joaquín Zulategui-. Aunque los nuevos gestores no estaban muy por la labor y confiaban en su vía, la de la unidad productiva. El desenlace: no hubo compraventa y sí aprobación de los autos firmados en su día, el Córdoba fue inscrito.
Tranquilidad en El Arcángel, frentes abiertos en torno a él
Después de tanta incertidumbre, e incluso de vislumbrar el final, el club sigue adelante en una etapa de plena tranquilidad institucional y deportiva. Cierto es que cabe la duda de si el actual es el Córdoba de siempre, como se suele decir, u otro. En este sentido, Francisco Estepa habló en su día, tras la resolución definitiva de la incógnita, de que la ciudad no había de llevarse las manos a la cabeza (sic) por tener dos entidades. Sea como fuere, el conjunto blanquiverde compite en Segunda B, categoría en la que ya militaba, y sus demás equipos en los campeonatos que les corresponden. Ahora son dos meses, aproximadamente, en los que sólo se habla de fútbol. Con salvedades, es de suponer. Como el hecho de que la Guardia Civil considerara “acreditado” el pago de la reforma de la vivienda de Carlos González a través de la sociedad por parte de Jesús León, tal y como informó Diario Córdoba.
Curiosamente, este episodio de la historia del cuadro califal arrancó con una denuncia de Joaquín Zulategui sobre la facturación a Grucal -esto es la empresa que fuera de Jesús León- por la construcción de la famosa ciudad deportiva del Parque del Canal. Es más, el 6 de noviembre de 2019, antes de que Javi Flores compareciera ante los medios, acompañado de los demás jugadores del plantel blanquiverde, el empresario tinerfeño (Carlos González) testificó acerca del asunto. Un año después de la tormenta y pese a la calma en El Arcángel, siguen abiertos múltiples frentes en referencia a la anterior SAD. En discusión sigue la propiedad de la sociedad mientras permanecen los procesos contra León y contra González en los juzgados de Instrucción número 5 y 3, respectivamente. Sólo por citar dos ejemplos, ya que los litigios iniciados son muchos más y muy diversos.
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