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Abel Gómez, entre la gloria de antes y la crisis de ahora

Abel Gómez, con el brazalete de capitán en Jaén. FOTO: ÁLVARO CARMONA

Paco Merino

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El centrocampista del Córdoba rememora su ascenso a Primera División con el Murcia, próximo rival en una Segunda equilibrada por la escasez de dinero

A Abel Gómez le siguen mirando con recelo en algunos rincones de El Arcángel. Es el peaje que conlleva el ser un fichaje estelar, una etiqueta que uno no tiene culpa de llevar pero que le llega impuesta por la trayectoria anterior. Y a Abel no le falta un buen expediente. Consiguió subir a Primera División con el Murcia, con el Xerez Deportivo y con el Granada. Precisamente por eso le trajo el Córdoba, que buscaba en él una referencia de talento y eficacia para liderar un proyecto de ascenso.

Ha tardado más de lo previsto, y en el trayecto no han faltado situaciones chirriantes -durante el pasado verano incluso se especulaba con una rescisión de contrato-, pero va camino de encontrar lo que demandaba. El medio sevillano anda mucho mejor y eso lo nota el colectivo. Aún siguen reclamándole un paso más desde los sectores más exigentes del cordobesismo, pero desde luego las voces críticas son muchas menos que hace un año, cuando Abel se vio engullido por el declive de una formación presionada por el excelente papel que dejó el curso anterior. Hubo una purga veraniega y salieron profesionales del club a riadas. El sevillano, finalmente, fue de los que se quedó al lado de un reducido pelotón de veteranos que a día de hoy es fundamental. Abel es ahora el capitán del Córdoba y, aunque peina canas, aún tiene hambre.

“Nuestra situación es buena, pero tenemos mucho margen de mejora para seguir arriba”, dice el sevillano, que no se conforma con ver a su equipo en la quinta posición de la tabla, con 17 puntos y a sólo uno del segundo. Necesita mejorar su balance lejos de casa, donde apenas ha conseguido cuatro puntos -una victoria en Riazor y un empate en Jaén- y ha dejado una imagen preocupante en algunos encuentros. La ocasión para hacerlo llega en Murcia, una plaza que Abel recuerda con cariño. No es para menos. Con los pimentoneros alcanzó su primer salto a la gloria, con Lucas Alcaraz en el banquillo y un bloque con jerarquía: Notario, Paco Peña, Iván Alonso, Richi Antoñito o un emergente Pedro León.

Cinco años después, Abel retorna a La Condomina en medio de un panorama deportivo complejo, muy distinto al que vivió tanto en Murcia como, posteriormente, en Xerez. “En los últimos años el asunto económico provoca que los clubes no puedan hacer un desembolso tan grande en jugadores de un nivel más alto”, dice Abel Gómez, quien considera que “la liga está más igualada”. Hace años, “se dejaba notar en aquellos equipos grandes que marcaban unas diferencias” inexistentes actualmente, porque “ahora todo está más comprimido en cuanto a puntos y juego. No hay equipos que destaquen demasiado sobre el resto”. El cordobesista admite que Murcia, Xerez y Granada “eran equipos que estaban hechos desde el primer momento para ascender”, ya que había “jugadores con mucha calidad y contratos altos”. Esa época quedó sepultada por la cruda realidad de la crisis. “Ahora cualquiera puede ganar a cualquiera”, dice.

Ahora, Abel está centrado en el Córdoba. Cumple su segundo año aquí y las miras las tiene puestas en llegar lejos. ¿Quizá en un cuarto ascenso a Primera? Considera que se puede y, evidentemente, una de las razones es esa crisis que ha equilibrado las fuerzas. Ahora el Córdoba es uno de los candidatos, pero le falta algo más. “Debemos ganar ya fuera para encadenar esas dos victorias que nos hagan coger otra vez confianza”, indica el experto futbolista, que a sus 31 años es uno de los pilares de Pablo Villa en la posición de mediocentro. Ha sido titular en todos los partidos y el domingo, a partir de las cinco de la tarde, saldrá con el brazalete blanquiverde a un escenario cargado de recuerdos.

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