Una sorprendente y alocada 'Comedia de los errores' triunfa en el Gran Teatro

¿Qué serían de la verdad y lo correcto si no fuese por el error? Esta pregunta para reflexionar sobre la belleza de la equivocación ha presentado la historia de Antífolo y Dromio de Siracusa, y Antífolo y Dromio de Éfeso a los cordobeses. Porque este viernes, antes de comenzar la Feria de Nuestra Señora de la Salud, hay quienes han abarrotado el Gran Teatro para disfrutar de la versión del clásico shakespeariano de Albert Boronat.

Desde el comienzo, el espectáculo no ha sido corriente. La propia presentación de los personajes, entrando entre el público, ya es algo poco habitual pero que funciona y sorprende al espectador desde el primer minuto. Sorprendidos por ver a Pepón Nieto, Antonio Pagudo o Fernando Soto pasear por el pasillo del patio de butacas, los cordobeses no imaginaban lo que venía.

En una trama circular que comienza y finaliza con la sentencia de muerte de Egeo, los errores minúsculos van enlazándose con otros de más magnitud. Antífolo y Dromio de Siracusa llegan a la ciudad en busca de sus respectivos hermanos gemelos, Antífolo y Dromio de Éfeso. Luciana y Adriana, parejas de estos últimos son las primeras en confundir a sus maridos con sus hermanos. A partir de aquí, los errores se van enlazando.

La propuesta de Andrés Lima, actor y director teatral con cinco premios Max por su dirección, no es para nada lo que imaginamos al pensar en una obra de Shakespeare del siglo XVI. Lo confirman la escenografía minimalista, aunque destacable y versátil, que los actores utilizan para recrear distintos espacios, la aparición de personajes y la utilización de música electrónica y techno.

La energía de la música ha sido importante, pero aún más la del propio reparto de actores que no han dejado caer el ritmo de la obra. Conformado tan solo por seis actores -Pepón Nieto, Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad y Esteban Garrido-, este elenco se ha encargado de encarnar a los más de una decena de personajes. Incluso llegando a intercambiar personajes unos con otros. Un complejo pero ágil juego en el que los propios actores informan de los cambios de personaje para que el espectador no se pierda, rompiéndose así la cuarta pared.

Esta ruptura se ha producido en numerosas ocasiones en los que los profesionales han interpelado directamente a los asistentes, incluso bajando al patio de butacas. Estas intervenciones cargadas de intencionalidad humorística, junto con el uso del texto -que hila un sinfín de bromas-, han provocado numerosas carcajadas en las butacas.

Cabe señalar también en la propuesta de Lima y Boronat el uso de la música en directo de la mano de Avelino Piedad, así como las coreografías y momentos corales entre los personajes. En definitiva, el montaje de Lima, que estará hasta este sábado en Córdoba, es el resultado de un buen trabajo artístico y la prueba de que elegir grandes clásicos no tiene por qué ser un error.