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Que nos roben todo, menos la libertad

Pablo López | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Ocho meses. Apenas le quedan 24 días para llegar. Su primer concierto en directo donde no ve nada pero en el que sí oye demasiado. Cada tecla del piano acompasa con su latido desbocado. Es la primera vez que escucha la música a tan altos decibelios. Y es, también, la primera vez en su vida que le gritan que sea libre antes de salir a este loco mundo al que llegará. Santa libertad.

Hace cinco años que Pablo López pisó Córdoba para dar su primer concierto. Un 21 de septiembre de 2013. En la sala Góngora Gran Café. “Apenas vinieron 60 personas”. Al artista se le ha grabado a fuego aquel día. Lo compara con la noche que acaba de vivir de nuevo en Córdoba, en el Teatro de la Axerquía, y asegura que el vértigo y el miedo son los mismos. Ésta es la segunda vez que el malagueño se sube a este escenario. Esta ocasión es un poco más especial. Por vez primera, el cantante hará doblete y aún no se lo cree. Los vítores del público le hacen pisar firme el suelo para mostrarle que sí, que ésta es la realidad.

Camino, Fuego y Libertad es el disco, la excusa, que lleva a cerca de 4.000 personas a citarse con el artista. Pero quién sabe para quién es más especial. Durante dos horas, López no sólo trae música. En la mochila de este eterno pesimista, como él mismo se define, hay un eterno mantra que repite durante todo el show: la libertad. Pareciera que este último álbum le ha servido para librarse de antiguos fantasmas y ataduras y consagrarse cada vez más en la música.

Durante un ratito -porque su concierto se convierte en un instante- los malagueños vemos a la Malagueta, a la Alcazaba o a Picasso. Vemos un trocito de mar en la llana tierra califa. Vemos a un showman que se anuda la bufanda del Córdoba Club de Fútbol, que acaba de salvar in extremis la temporada y que mantiene su puesto en Segunda División. La euforia se vive en Córdoba a ambos lados del Guadalquivir.

El camino, El imposible, El incendio, El teléfono, El futuro, La libertad... Una a una suenan en este teatro que se levanta ante un enérgico Pablo que desgrana su último álbum. Más tarde llegan Dos palabras, Te espero aquí, El mundo, Suplicando o Lo saben mis zapatos para recordar quién fue hace apenas cuatro años. Pablo dice adiós al teatro con Tu enemigo, con un público entregado a la causa y susurrando a voz en grito aquello que les une a todos los que están allí: la libertad.

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