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Paco Mir (Tricicle): “Nuestro humor sigue funcionando porque está basado en la estupidez”

Tricicle | DAVID RUANO

Juan Velasco

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Córdoba se prepara para recibir no uno, sino tres días de Tricicle en el Gran Teatro. HITS -acrónimo de Humor Inteligente Trepidante y Sorprendente- se llama el espectáculo con el que Joan Grácia, Paco Mir y Carles Sans vuelven al Gran Teatro de Córdoba el jueves, el viernes y el sábado -este último día con dos funciones-.

Una exitosa y extensa gira para un grupo que ha rebuscado en el baúl de sus sketches para cerrar una antología que puede que sepa a despedida. Aunque raro es que se pronuncie una sola palabra sobre ello. Mientras preparan su aterrizaje en Córdoba, Paco Mir nos da algunas claves de sus hits.

PREGUNTA. ¿Esta gira es un Greatest Hits de Tricicle. Como si fuera un disco cuadruple no?

RESPUESTA. Pueees... Unos greatest, greatest, greatest, porque siempre decimos que es “lo mejor de lo mejor de lo mejor” de Tricicle. Ahí está la gracia. O sea, lo que hay seguro que gusta, porque siempre será bueno.

P. ¿Ha tenido que ser un proceso complejo, no? Sé que ha participado el público, pero igual 40 años de carrera...

R. Bueno, tenemos por delante casi diez horas de espectáculo. Ha sido difícil, pero han primado los sketches en los que estamos los tres, que son así como más potentes y son más largos. Y en cuanto a la elección del público, han sido los sketches intermedios, los enlaces entre unos y otros. Pusimos 40 de estos en nuestra web y el público de cada ciudad puede escoger lo que quiere ver. Pero digamos que siempre es lo mismo, porque esto es casi como la demoscopia de las elecciones, que cien votos eligen toda España. Aquí pasa un poquito lo mismo, que no hay mucha variación de lo que quiere el público de todas partes.

P. No sé si ha sido un proceso nostálgico. Si en la parte que os toca habéis acabado descubriendo algo de vosotros mismos que os haya sorprendido.

R. Bueno, lo que es curioso es que hay cosas antiquísimas del año 82 que siguen funcionando. Esto es una cosa que sí que nos sorprende, que nuestro humor no ha variado apenas. Tenemos que cambiar muchas veces cosas tecnológicas. Por ejemplo, había un sketch que salía un fax, y la gente se pregunta: “¿Pero este tío qué está sacando?”. Pero, salvo estas cosas tecnológicas, nuestro humor sigue funcionando porque está basado en la estupidez, en cómo somos de estúpidos. Y estúpidos seguimos siendo todos un ratito.

P. Cualquiera diría ahora, con la que está cayendo, que el humor no ha cambiado.

R. Ha cambiado un poquito el formato. Porque aparecieron los stand up comedian, los monologuistas. Es un formato que vino casi más dado por la crisis que otra cosa. Un tío con un micro va a todas partes, mientras que un espectáculo de teatro cuesta crearlo, cuesta montarlo, la escenografía, los actores... Todo ha bajado. Desde hace algunos años, cualquier función que tenga más de cuatro actores ya es casi una superproducción. Entonces, esto es lo que ha cambiado. Sí que es verdad que antes había más grupos que se dedicaban a la comedia, que hacían comedia comedia. Ahora cada vez hay menos grupos, porque la televisión complica su existencia. Los actores prefieren hacer televisión que complicarse la vida creando una compañía. Y esto es un poco lo que ha cambiado el formato.

P. Sí, no parece que vosotros hayáis tenido un relevo natural.

R. Bueno, tenemos algún relevo. Lo que pasa es que no destacan tanto como nosotros. Están en otras ligas. Están Los Spasmo, de Salamanca, que hace un humor y un estilo parecido al nuestro. Yllana, que han sido muy copiones y ahora tienen su estilo propio. Lo que pasa es que no están en las grandes ligas.

P. Vosotros no habéis renunciado nunca a vuestro formato.

R. Es cierto que empezamos muy ortodoxos, sin hablar, muy mimos. Y cuando empezamos a hablar, todos los mimos de Barcelona nos empezaron a decir: “Esto no es mimo, ¿qué estáis haciendo?”. Y nosotros nos hemos ido... Claro, hablar, hablar no hablamos, pero no hay ninguna regla escrita que nos impida hablar. Es simplemente que no nos hace falta, porque nos comunicamos perfectamente sin hablar. Pero un poco, la regla sería la técnica que mejor nos ayude en cada momento a lograr el objetivo de hacer reír.

P. En esa línea, hemos vivido en España alguna que otra polémica sobre los límites del humor. Tricicle en esta disyuntiva, ¿cómo se posicionaría?

R. Pues yo creo que todo vale hasta que llega el mal gusto. Se puede hacer humor de todo pero siempre desde el buen gusto aunque a veces sea imposible lograrlo. Pero, evidentemente, el humor es una vía de escape que, si lo miras desde el lado del perdedor, del que le afecta, es siempre ofensivo. Y el otro se ríe. Primero, hay que saber tener sentido del humor, y luego aceptar que el humor es un añadido a la vida y permite ver las cosas desde otro punto de vista. No hace falta que sea siempre crítica, acidez o sarcasmo... Hay que saber encajar. El sentido del humor no es solamente reírse de las bromas que tú haces, sino también encajar las que te hacen a ti.

P. Parece que quizá las redes sociales están llevando en este terreno más hacia la autocensura que hacia la libertad de expresión.

R. Seguro que sí. Por lo que pueda pasar, para evitarte problemas. En este momento nos hemos puesto un poquito como estaban antes los americanos, con la piel muy fina, que no puedes hacer nada. En cambio, los americanos ahora mismo tienen otro tipo de humor, mucho más fuerte que el nuestro. Claro que están en otro sector, quizá no tan de primera línea. Pero dicen cosas que nosotros no nos atreveríamos a decir. Quizá los americanos, como siempre, es un país tan grande en el que convive el más estricto puritanismo y lo más libérrimo.

P. Claro, e igualmente el humor allí es una industria, en la que si el gag o el humorista da dinero, no supone ningún problema. Aquí, el arte y la comedia van vinculados a la cultura. Allí es espectáculo, han construido una industria de ello.

R. Efectivamente. Ellos hacen industria de ello.

P. Me refiero a que, al final, todo lo mueve el dinero que genere. Me viene a la mente el caso de Woody Allen y Amazon, que para romper el contrato que le unía al director se escudó en que dudaba de la rentabilidad de las películas que habían firmado después del escándalo del #metoo.

R. Bueno, en cualquier caso a Amazon le importa un pito. La rentabilidad es una excusa muy mala porque esas plataformas no trabajan a través de la publicidad. No creo que la gente se hubiese dado de baja de Amazon porque estuviese Woody Allen.

P. Bueno, creo que les ha costado el dinero, al final.

R. Efectivamente. Es una excusa. Pero ellos tienen un dinero para gastarse y se lo gastan.

P. No sé si tras esta gira te planteas volver al cine. ¿Qué tienes planteado para cuando acabes de girar con Tricicle?

R. ¿Yo solo? Pues seguir haciendo lo que estoy haciendo. Siempre he tenido producciones paralelas. En estos momentos tengo Las bodas de Fígaro en versión jazz, y que no ha estado en Córdoba y debería, porque es un teatro muy musical. Y otra cosa que también llevo con un tenor que se llama Zapata, es un espectáculo familiar didáctico, con una orquesta, y es un concierto que es una ironía sobre el mundo de las orquestas y todos los tics. Es un espectáculo fascinante para quiénes están acostumbrados a ver orquestas, porque te ríes de todo. Y el cine... Me encantaría pero es muy complicado. Implica mucha gente, implica productores... Mientras que el teatro lo puedes hacer donde quieras, como si lo quieres hacer en la calle. El cine es realmente complicado. Pero ahí estoy eh. Ahora que me veo con más tiempo igual es momento de lanzarme.

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