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Naike Ponce: “Si el flamenco fuera parte de la educación en España otro gallo cantaría”

Naike Ponce.

Juan Velasco

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La cantaora gaditana Naike Ponce, voz habitual en proyectos de Fernando Vacas o Lya, acaba de publicar Vivir, su segundo disco tras Con Nombre de Mujer, grabado durante los últimos cinco años junto al guitarrista Javier Patino. Un trabajo personal centrado en mostrar un abanico de emociones a través de palos flamencos tradicionales.

Y un trabajo que, debido a la crisis del coronavirus, no va a poder presentar como es debido. “Me gustaría estar en un teatro ensayando para tocar el miércoles, pero aquí estoy con mi carrito en la cola de Correos mandando discos a los periodistas y a las radios”, explica la cantaora, que se muestra positiva ante la adversidad.

PREGUNTA. ¿Qué es Vivir para Naike Ponce?

RESPUESTA. Realmente este disco traduce al lenguaje musical mis reflexiones sobre la vida. El mensaje que yo he querido transmitir es que al final todos somos iguales y lo he hecho a partir de las emociones. Cada tema recoge una emoción. Amor, conciencia, alegría, desamor, abandono... todas las emociones básicas que todos sentimos. Y yo pues me abro a esas emociones. También hay una reflexión sobre el ego, que es la máscara de las emociones. Y todo eso lo cuento con palos flamencos tradicionales, pero llevándolo a un sitio donde Javier Patino y yo nos sentimos agusto.

P. ¿Cuál es ese sitio? Háblame de ese sitio donde tú te sientes agusto.

R. Pues bueno, yo soy una cantaora de flamenco tradicional. Y Patino también, pues es de Jerez de la Frontera. Pero nosotros tenemos una gran personalidad en nuestra expresión y nos hemos dejado llevar por eso sin pretensión ninguna, enfocándonos en la música. Siempre hemos estado a disposición de la música, no al revés. Es verdad que los temas están hechos a nuestra manera, pero yo creo que el disco tiene bastante color flamenco tradicional.

P. Color flamenco y aproximación contemporánea.

R. Bueeeeno, si la quieres llamar contemporánea, pues me vale. Pero a mí es que la palabra esa me da coraje. La palabra limita. La palabra no es lo que es. Yo siempre digo que nosotros estamos haciendo un disco flamenco a nuestra manera y con un objetivo claro. Es que es un disco que está en mi cabeza desde hace cinco años. Incluso desde antes de sacar el del Paquete.

P. Cinco años es un tiempo muy importante. Evidentemente es un proyecto muy madurado. Las letras me imagino que también las has seleccionado tú.

R. Sí, claro. Yo quería transmitir con cada cante una emoción y he tirado de las letras tradicionales pero muy bien escogidas. Hay grandes homenajes en este disco, pues a Piriñaca, El Torta, Manolo Caracol, Juana La del Pipa, La Sallago, que fue la que me descubrió... Homenajes a la gente de la que yo he mamao, de Jerez, de Los Zambos, la gente en la que yo me he mirado siempre. Y además hay un tema propio, que con ese me aventuré, y que es una bulería en la que le hablo a mi niña interior. Pero en general yo me muestro en el disco para que otro se sienta reflejado.

P. Es una aventura esto de escribir un tema flamenco, y mira que hacen falta nuevas letras.

R. Sí, por supuesto. De todas maneras, aunque en los cantes utilice letras tradicionales, el orden que yo he escogido y cómo las he puesto, cuentan otra historia. O sea, que detrás hay un trabajo largo de búsqueda y estudio.

P. Y encima tienes tienes a tu vera a Patino, que el año pasado ya sacó un discazo.

R. Sí, Vivir es un disco minimalista. Solo hay percusión, palma, guitarra y voz. Y solo entran unos coros líricos en la Galera de El Lebrijano, que es un gran homenaje. Además ese tema tiene por título conciencia, porque en ella El Lebrijano hablaba de la liberación del gitano y yo aquí hablo de la liberación del ser humano.

P. Es un disco que, como me has dicho, es muy reflexivo, y que se va a estrenar en un momento que precisamente llama a la reflexión.

R. Totalmente. Es algo curioso. Pero a mí me fortalece. Porque todo tiene un por qué. Por eso no habrá salido antes y lo hace en este momento. Yo creo en la unión del todo. Evidentemente todo lo que está ocurriendo me afecta, porque todo se ha suspendido. Así que nos tenemos que reinventar y hacerlo online.

P. Hay que ver que los flamencos siempre han vivido una especie de crisis perpetua, que no sé si ayuda a sobrellevar esta situación.

R. A mí me hace más fuerte, personalmente. A mí me ha hecho fuerte que el flamenco sea para minorías. Siempre estamos reinventándonos casi como agradecimiento. Evidentemente me gustaría que el flamenco estuviera reconocido como se merece. Por supuesto. Pero en nosotros está el cambio. Eso es lo que estamos intentando. En la unión está el cambio, y eso no vale solo para los flamencos, sino para la cultura. Para el ser humano al final. A mí me fortalece porque estoy acostumbrada.

P. Por su propio espíritu y génesis es que parece que el flamenco está hecho a prueba de crisis.

R. Los flamencos, tú sabes, tiramos palante. El flamenco es tan profundo que cuando yo veo las caras de la gente a mí eso me vale. Que luego igual no está todo lo reconocido que debiera por el gobierno y en la educación, que es donde creo que está el problema. Si el flamenco fuera parte de la educación en España otro gallo cantaría. Igual que se enseña a Cristobal Colón se debía enseñar el flamenco. Pero bueno, ahí estamos. Para eso tengo yo mi voz y mi disco, para hablar de todas estas cosas. Para mí esto no es una lucha, es más un crecimiento.

P. Las clases también las estarás echando de menos.

R. No, pero porque las estoy dando online. Tengo mis alumnos que no me fallan. Las estoy dando a través de Zoom. En grupo e individual. La verdad es que soy una buena maestra. Los pongo a todos firmes y me organizo bien. Y me gusta mucho la enseñanza. Aprendo yo más que ellos, la verdad. Es que darle la vuelta para que me entiendan tiene su trabajo. No es lo mismo cantar que enseñar.

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