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La memoria de los cordobeses en los campos de concentración

Exposición 'Volver del olvido' en la Diputación de Córdoba.

Redacción Cordópolis

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La Diputación de Córdoba acoge desde este sábado la exposición “Volver del Olvido. Memoria robada: deportados de Los Pedroches y Guadiato a campos de concentración nazis. Memoria recuperada: la voz de los familiares” que pretende ser “un acto de dignidad, reparación y justicia con los cordobeses que defendieron en España la legalidad de un gobierno elegido democráticamente por el pueblo, que tuvieron que exiliarse ante la entrada de una gobierno dictatorial, represivo y carente de cualquier atisbo de derechos humanos, y a los que sufrieron el horror nazi para seguir defendiendo la libertad y la democracia”, señala la organización en un comunicado.

Esta exposición ha sido elaborada por la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba, gracias a la subvención de Memoria Democrática concedida por la Diputación de Córdoba y en colaboración con la Amical de Mauthausen y otros campos y la Fundación de Günter Demnig, artífice del proyecto Stolpersteine, “las piedras de la Memoria”. También ha colaborado en su puesta en escena y ambientación en la Diputación, el Patronato Niceto Alcalá-Zamora y Torres de Priego de Córdoba. 

Se podrá visitar de lunes a sábado en horario de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. También se puede concertar cita para visitas guiadas los sábados 11 y 18 de febrero. Para ello deben escribir al correo stolpersteine.cordoba@gmail.com. 

Música, reparación, futuro y educación en la inauguración de la exposición 

El delegado de Memoria Democrática y Cooperación Internacional, Ramón Hernández, junto al secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, la presidenta de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba, Cristina García, y el delegado en Andalucía de Amical de Mauthausen y otros campos, Ángel del Río, han inaugurado en la Diputación de Córdoba la versión ampliada y actualizada de la exposición ‘Volver del olvido’, que recupera “la memoria del exilio de los vecinos y vecinas de nuestra provincia que fueron deportados a los campos de concentración y exterminio nazis”. 

Junto a ellos han estado otras autoridades, como el diputado de Cohesión Territorial, Juan Díaz; el concejal de Políticas Transversales, Seguridad, Vía Pública y Movilidad de Córdoba, Miguel Ángel Torrico; o el Rector de la Universidad de Córdoba, Manuel Torralbo; además de alcaldes de diferentes localidades de Córdoba como José Porras, alcalde de Belmez, o el alcalde de Peñarroya-Pueblonuevo, José Ignacio Expósito Prats. 

Más de 100 personas han asistido a “un acto lleno de emotividad tanto por las palabras de los asistentes, como por la emoción contenida de los familiares presentes y por la belleza de las notas del violín y el piano del Dúo Metha, con los que hemos recorrido a través de la música diferentes retazos de la historia del Holocausto”, explican.  

“La importancia y la necesidad imperante de tener una Ley como la actual de Memoria Democrática, la Memoria en la educación, la necesidad de que la Memoria se institucionalice y que exhumaciones y homenajes sean parte de las políticas municipales, provinciales, autonómicas y estatales, han sido puntos importantes en las intervenciones. También la reparación de los familiares, la necesidad de no dejar que actitudes totalitarias y extremistas llenen el espacio público y la necesidad de que nuestra sociedad sea más solidaria, democrática y defensora de los derechos humanos a través del conocimiento de nuestra Historia”, destacan sobre la inauguración de esta muestra.   

¿Cómo llegaron hasta los campos de concentración nazis 349 hombres de la provincia de Córdoba? 

Su historia forma parte de la primera parte de la exposición. Una historia común a todos ellos, en los que solo sobrevivieron 106 hombres, pero en la que todos sufrieron torturas, trabajos forzados y una deshumanización sistemática en los campos de concentración.  

En la segunda parte, el eje de los siguientes carteles es el homenaje a las víctimas a través del proyecto Stolpersteine en Córdoba. Una sencilla placa con los datos básicos del deportado que ya se han colocado en las calles de Belalcázar, Torrecampo, Villaralto, Fuente Obejuna y aldeas, Peñarroya-Pueblonuevo, La Granjuela, Priego de Córdoba, Puente Genil y Doña Mencía. Y este año, en los meses próximos, se hará en Villanueva de Córdoba, Belmez, Villanueva del Rey, Villaviciosa de Córdoba, Posadas y Almodóvar del Río. 

Más adelante, los carteles nos cuentan 151 historias de hombres de las Comarcas de Los Pedroches y del Guadiato que deben ser conocidos por las generaciones futuras para prevenir actos de genocidio y para valorar la importancia de defender los valores democráticos y universales de los derechos humanos. 

“151 hombres con sus vidas, sus anhelos, sus deseos, sus miedos… Jornaleros, mineros, peluqueros, sastres, zapateros,… Algunos casados y con hijos, como los torrecampeños Eusebio Crespo Díaz o Rufo López Romero; otros, demasiados jóvenes, como el belmezano Juan Carmona Rivera que entró en Mauthausen con 16 años y fue gaseado pocos meses después; primos o hermanos que entraron juntos y sufrieron el horror nazi, como los hermanos Fernández Pedrajas, de Alcaracejos, que formaron parte del Kommando Poschacher, grupo de jóvenes que sacaron negativos del campo y documentaron parte del horror nazi; padres que tuvieron que vivir el infierno de ver morir a sus hijos, como el villaduqueño Rafael Fiñana Núñez, que vio cómo se llevaban a su hijo a la cámara de gas y él murió unos meses después en Gusen”, describen.

A continuación, se detallan en varios carteles los trabajos realizados por la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba, en los que la difusión y divulgación del exilio y la deportación entre los más jóvenes es uno de los objetivos fundamentales, para sensibilizar de manera preventiva frente a la Intolerancia, el odio y la violencia.  

Los familiares hablan y dan voz a los deportados

En los últimos carteles de la exposición hablan los familiares, los otros protagonistas de esta historia. Familias de todos los rincones de Córdoba, pero también de otras provincias andaluzas como Málaga, Jaén o Almería y de otros rincones de nuestra geografía, como Madrid o Barcelona; y familias que viven lejos, en Francia, Bélgica, Austria o Estados Unidos, pero que nunca han olvidado de dónde provienen.  

Todas han querido hablar. Mas de 60 voces, jóvenes y mayores, hombres y mujeres que han querido alzar su voz y hablar de algo cotidiano, como es el amor a la familia, la importancia de conocer su pasado, la relevancia de la Memoria en sus vidas y, sobre todo, cada palabra de estos testimonios destila coherencia, gratitud a su familiar, orgullo y alivio por llenar un espacio que estaba tachado, que era desconocido o que se había llenado con miedo. 

Un miedo de décadas. Demasiado silencio impuesto, demasiado aguante ante palabras vacías de concordia ficticia, porque ¿qué mal hace una persona hablando de su padre, hermano, tío o abuelo? ¿qué daño infringe a los demás querer llevar unas flores a una tumba y no a una cuneta? ¿qué mal diabólico comete alguien que quiere recordar a su familiar con una pequeña placa en el suelo, porque las cenizas de su ser querido se las llevó el viento en Mauthausen, Dachau o Buchenwald? ¿en base a que razón tiene uno que olvidar a su familiar? ¿para tranquilizar la conciencia de aquellos que son herederos de la ideología del franquismo y el nazismo o la de aquellos que creen que la paz se consigue a base de un silencio impuesto y un olvido a la fuerza, o bien de aquellos “hombres y mujeres tranquilos” que prefieren no saber y consienten con su silencio la anulación de derechos de las personas e incluso de pueblos enteros? 

Las respuestas se encuentran en los últimos carteles de la exposición: “Testimonios-joya que devuelven la fe en una humanidad más demócrata, conocedora de su pasado, orgullosa de sus raíces porque saben que gracias a ellos tenemos hoy en día una sociedad democrática basada en derechos humanos, y sabedores de la importancia de conservar y mimar esa libertad y derechos adquiridos para que las ideologías extremistas no vuelvan a entrar en nuestras vidas. Una exposición para reencontrarnos con nuestra Historia más cercana y para ser más conscientes del deber de memoria como garantía de no repetición. Por ellos, por nosotros, por nuestro futuro”, concluyen.

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