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SANI LADAN
'La luna está en Duala': el activista Sani Ladan plasma la historia de su éxodo en un libro

Sani Ladan

Juan Velasco

27 de marzo de 2023 06:00 h

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El activista y mediador cultural Sani Ladan (Duala, Camerún, 1995) acaba de publicar La luna está en Duala: y mi destino es el conocimiento (Plaza y Janés, 2022), un libro en el que relata cómo fue el trayecto en el que se embarcó con 15 años desde Camerún hasta la Península Ibérica, un camino que hacen miles de africanos aunque muchos de ellos no lleguen nunca a una tierra que, más que soñada, es imaginada.

Ladan, muy vinculado a la ciudad de Córdoba, presentará este libro en la capital el próximo lunes. Será en el Rectorado de la Universidad de Córdoba a las 19:00. Llegará a Córdoba tras presentar su biografía en Madrid el pasado viernes, con la atención que suele despertar este especialista en migraciones y defensor de los derechos humanos, que llegó a barajar ser candidato de Podemos en 2018, algo que no tenía permitido por carecer de papeles.

Hijo de un imán y hombre de negocios y de una comerciante y maestra, Ladan nació en Duala, capital económica de Camerún, el principal centro de negocios y la metrópoli más grande del país. Desde pequeño soñó con ser periodista, como su hermano Bachir. Con 15 años, sin embargo, decidió embarcarse en un viaje hacia esa Europa que, como contó en una entrevista con este periódico, le enseñaron a idealizar desde pequeño.

De su feliz infancia en Camerún, a su entrada en Nigeria, pasando por su cruce a nado por el Estrecho o su encierro en el CIE de Tarifa. En La luna está en Duala, Ladan traslada al papel las vivencias de un camino que tomó y que, aunque partía de la ilusión, comenzó a “truncarse y a volverse violento y deshumanizante desde la primera parada en el camino”.

También de cómo reconectó con su conciencia panafricana. “Conecté de nuevo con mi realidad, que había dejado atrás cuando vivimos el ataque de Boko Haram en Nigeria. En ese preciso momento quise tirar la toalla, volver a casa y reunirme con mis padres, pero lo cierto era que estaba en un lugar donde, por mucho que gritara, nadie me escucharía, salvo los que estaban conmigo, igual o peor que yo”, escribe.

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