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REPORTAJE
El Drácula cordobés: un antecedente del más histriónico Nicolas Cage

Carlos Villarías como Drácula.

Juan Velasco

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El Drácula de Nicolas Cage que está desde este viernes en los cines españoles (en la película Renfield) ha traído a la memoria de los cinéfagos aficionados a la serie B a un antepasado con una historia desconocida pero vinculada a Córdoba. Y es que la película Renfield es, en realidad, una secuela del Drácula que dirigió en 1931 el cineasta Tod Browning y que hizo famoso al actor Bela Lugosi.

Pero, si es así, Renfield también es una secuela del Spanish Dracula de Carlos Villarías, un actor cordobés que hizo el mismo legendario papel que Bela Lugosi de forma simultánea. ¿Cómo es posible? Pues porque en los años 30 del pasado siglo, cuando el cine sonoro daba sus primeros pasos, no existía el doblaje, de forma que, para llegar a otros mercados, se contrataba a actores de otros idiomas y se rodaba la misma película.

Eso es lo que hizo la Universal Pictures, que aprovechó los mismos escenarios de la versión de Tod Browning para rodar por la noche la misma película en español, con un desconocido George Melford al timón. Y lo hizo contando con Carlos Villarías, un actor cordobés, si cabe igual de histriónico que Lugosi y que Nicolas Cage.

De hecho, según contaba en un reportaje sobre esta coincidencia el director de la Filmoteca de Andalucía, Pablo García Casado, lejos de existir rivalidad entre los dos Dráculas, “el propio Lugosi admiraba mucho a Carlos Villarías hasta el punto de decir de él que era un actor muy elegante y que representaba muy bien el papel del conde Drácula”.

Un guionista asturiano

Lo cierto es que, de todos los miembros del reparto del Spanish Dracula, sólo el actor cordobés podía ver el copión diario de la versión inglesa para que su interpretación fuera lo más parecida posible a Bela Lugosi. No obstante, el punto de partida era el mismo, la novela de Bram Stoker. Aunque las películas eran distintas. En la versión española, el guión era de Baltasar Fernández Cué, un asturiano que fue cronista cinematográfico y un adaptador de guiones al castellano en el Hollywood los años 30.

La película fue un éxito en su tiempo y en Córdoba se estrenó en el Duque de Rivas en el año 1931. Sin embargo, acabó perdida hasta que apareció una copia en La Habana. Esa copia se proyectó en la edición de 1991 del Festival Internacional de Cine de Gijón y también se ha podido ver en la Filmoteca de Andalucía (durante un ciclo sobre Drácula que se realizó en 1997) e incluso en el Festival de Cine Europeo de Sevilla en el año 2010.

Los amantes del cine de terror suelen destacar de la película algunos hallazgos técnicos y el histrionismo de los actores. Un histrionismo que, con la llegada del nuevo Drácula de Nicolas Cage (un actor que, a mucha honra, es un meme en sí mismo), parece tomado prestado de la interpretación de Carlos Villarías. Eso, al menos, opinan tras comparar las películas, algunos usuarios en redes sociales, donde Nicolas Cage es, en sí mismo, una religión.

Un cantante de Ópera, actor de cine mudo y que dio el salto al Sonoro

¿Quién era Villarías? Pues el Spanish Dracula era hijo de un general del ejército. Na­ció en Cór­doba el 7 de julio de 1892, pero se marchó pronto de la ciudad. Su padre lo envió a París para que perfeccionase el francés, pero allí comenzó a formarse como cantante de ópera. Llegó a ejercer esta profesión en Italia, antes de embarcarse camino a Estados Unidos durante la primera Guerra Mundial.

En el nuevo continente también se dedicó a las artes escénicas, antes de comenzar a hacer sus pinitos en el cine, entonces mudo. Fueron papeles pequeños, en los que ya brillaba su histrionismo y su porte aristocrático. Cuando los estudios comenzaron a intentar llegar a públicos hispanoparlantes con el advenimiento del sonoro, allí estaba él, que protagonizó la primera pe­lícula en español, El cuerpo del de­lito.

Luego llegó su Drácula que, al igual que ocurrió con Bela Lugosi, le marcó para siempre. Hizo más películas, pero ya siempre fue el Spanish Dracula. En vez de caer en la heroína, como le ocurrió a Lugosi, Villarías optó por aprovecharse del filón y acabó haciendo de Drácula en el teatro, con gran éxito, y recorriendo varios países. El actor cordobés murió finalmente, demostrando así que no era un vampiro, en Los Ángeles, el 27 de abril de 1976.

Ahora, por la magia del método Nicolas Cage, vuelve a resucitar su leyenda como uno de los Dráculas más peculiares de la historia del cine.

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