Ciclos de microteatro para sembrar la semilla de la escena en los barrios
Cuatro interpretaciones de no más de 15 minutos que el público puede ver de manera sucesiva en distintas aulas de un antiguo colegio del barrio. En el escenario, actores amateurs, otros profesionales y también quien por primera vez ha sentido la llamada de la interpretación. Y, todo ello, hecho para que el público se acerque al mundo del teatro y las artes escénicas también sean de barrio. Es el teatro de cercanía que proponen los Ciclos de Microteatro que se vienen llevando a cabo durante varios meses en Córdoba.
“La idea principal es que sirva de escaparate para gente amateur que empiece a hacer teatro, para gente con inquietudes, pero también a profesionales que quieran probar el formato y promocionar parte de sus obras”. Quien explica la razón de ser de los Ciclos de Microteatro es Talía Blanco, responsable de la organización de esta iniciativa que lleva a cabo con Aventurarte, una asociación que desarrolla proyectos culturales en Córdoba.
Los antiguos colegios Rey Heredia y Luciana Centeno, actualmente centros sociales que gestionan los vecinos, han sido hasta ahora el escenario para este formato de microteatro, con entrada gratuita. Los actores ofrecen sus interpretaciones en varias aulas, por las que el público se va moviendo para ver unas y otras, hasta cuatro sucesivamente. Ya lo han hecho en los meses de marzo, junio y septiembre de este año, y ya preparan la edición de noviembre, que se estrenará el día 9 de ese mes en un escenario único y mayor, el del centro cívico Fuensanta.
“Acerca un tipo de teatro que no se ve en los grandes escenarios”
Encima de las tablas, actores que llegan con su propio texto e idea interpretativa y otros a los que la organización les propone una pequeña obra. Y ahí se encuentran profesionales experimentados y también quienes por primera vez se han atrevido a subirse al escenario. En el caso de los primeros está, por ejemplo, Ángela Sánchez, que junto a Pura Mayorgas forman la compañía Trágicas de la Lengua. Ellas han participado hasta ahora en dos de los Ciclos de Microteatro que se han hecho, con la obra Sin que nadie nos eche de menos, un título sobre la soledad y la vejez que luego han llevado a un cortometraje.
¿Cómo ha sido la experiencia? Sánchez destaca, sobre todo, que se trata de “un formato muy original y muy necesario; acerca el teatro a la gente que normalmente no puede o no le atrae el formato clásico de ir a ver teatro”. “Se lleva a los barrios y acerca un tipo de teatro que no se va a ver en grandes escenarios”, añade, para apuntar también que, además, a los actores, les da “la oportunidad de mostrar tu trabajo”.
El público se encuentra en los Ciclos de Microteatro con todo tipo de obras, desde textos de humor a otros que invitan a la reflexión o que muestran problemas sociales. “Hay mucha diversidad”. Y, con el público, se trabaja de una manera “muy participativa”. Hasta ahora, una media de 200 personas han visto las obras de cada uno de los ciclos de microteatro que se han llevado a cabo, cuentan desde la organización.
Acceso a la cultura sin importar el nivel adquisitivo
Y, enfrente, personas que han tenido una oportunidad para desarrollar su inquietud por el teatro. Es el caso de Miryam Pino, que imparte clases de artes escénicas a menores para su inclusión social y ahora ha querido ser quien se suba al escenario. Lo ha hecho con el monólogo Suéltate, de Marc Egea, que ha preparado sola y en el que se ha “autodirigido”, cuenta, sacando tiempo para estudiar el guion y ensayar en casa entre sus jornadas de trabajo.
Muy contenta con la experiencia y la respuesta de los espectadores, hace una reflexión sobre esto: “La idea de estos ciclos de microteatro es una forma muy chula de acercar el arte y la cultura a muchas personas que, a lo mejor, no tienen poder adquisitivo para pagar una entrada en el Gran Teatro u otras salas”.
Y es que, desde Aventurarte tienen justamente ese objetivo: que esta sea una manera de acercar el teatro a la ciudadanía, a sus barrios, de un modo accesible para todos.
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