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Carmen Reina

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Y, por fin, llegó el día. Este viernes 17 de junio era una jornada de nervios y, a la vez, satisfacción para un grupo muy especial de actores y actrices. El elenco del primer curso de la Escuela de Teatro Inclusivo y Accesible 'Gloria Ramos' de Córdoba estrenaba en el Teatro Góngora la obra que han construido a lo largo de todo el año. Y, con ello, ponían la guinda a una iniciativa que ha sido un espacio para la formación teatral de todo tipo de personas, con todo tipo de capacidades, y que han logrado llevar a escena, a la vez, una obra teatral también para todo tipo de público, con la accesibilidad universal por bandera.

¡Ni China, ni pasas, ni Gabbana! es el título de la obra escrita por Miguel Marchal y dirigida por Laura López que han subido a las tablas del teatro este viernes personas sordociegas, sordas, con síndrome de Down, parálisis cerebral leve y otras funcionalidades diversas que han formado parte del elenco de este primer curso en el que la accesibilidad ha sido el modus operandi de la formación que han recibido. Y, además, con el compromiso de que la obra fuera inclusiva también para todo tipo de público, ya que para la puesta en escena de la obra han contado con intérprete en lengua de signos interpretando todo el contenido de la obra teatral para las personas sordas, también un guía intérprete para personas sordociegas, un recorrido touch para que las personas ciegas disfrutaran de una guía para generar un concepto mental de donde y con qué recursos transcurre la puesta en escena; y una audiodescripción, de manera que las personas con deficiencia visual no se hayan perdido ni un solo detalle de los personajes. Además, una zona específica estaba reservada para personas con movilidad reducida.

“Nuestro montaje se rige por el compromiso social de ser inclusivos y accesibles, creando por todos y para todos, una oferta cultural sin precedentes”. Las artífices de esta iniciativa han sido Laura López, especialista en formación teatral de personas con diversidad funcional; Cheli Guijarro, experta en lengua de signos y en interpretación para personas sordo-ciegas; y Talía Blanco, creadora de material audiovisual inclusivo. 

Y los protagonistas de la obra que ha llevado todas las capacidades a escena han sido Mª Salud Cabello, Marta Aloisio, David Rey, Esther de Haro, Sergio Martín, Guadalupe Ruiz, Ana María Carnero, Antonio Moreno, Nadia Rodríguez, Rubén Rodríguez, Manuel Sánchez y Juan Luis Navas, personas sordociegas, sordas, con síndrome de Down, parálisis cerebral leve y otras funcionalidades diversas, que se han formado en artes escénicas durante este curso.

“Lección de humanidad y esfuerzo”

“Durante todo el curso se ha respirado humanidad, complicidad, un buen ambiente”, explica Sergio, uno de los alumnos y ahora actor que tiene ceguera. “Los compañeros y las 'profes' me han enseñado muchísimo, aunque ellos no lo crean. Me siento muy, muy contento”, contaba a Cordópolis a pocas horas del estreno. “Todos los compañeros le han puesto mucho empeño a la hora de ensayar. Es increíble cómo se superan a sí mismos. Nos dan una lección de humanidad y de esfuerzo”, dice satisfecho.

Porque la colaboración entre todo el equipo los ha convertido en una piña desde el primer día, contagiando de ese espíritu hasta el mismísimo diseñador Palomo Spain, que altruistamente ha diseñado un modelo exclusivo para el vestuario de la obra que se ha visto en el Teatro Góngora.

“Hemos sido un grupo de personas tan ricas, tan variadas y, sobre todo, tan llenas de amor y fuerza. Han sido días de trabajo y sobre todo de compartir y conocernos y puedo asegurar que no he visto en ningún grupo tanta complicidad y tanta generosidad”, expone otra de las alumnas y actrices este viernes, Ana María Carnero. Ella conforma el sentido de la universal inclusión en este grupo de teatro, con sus plenas capacidades, integrada como el resto en este grupo heterogéneo como la propia sociedad. “Para mí ha sido crecer y descubrir que cada una de las personas somos capaces de lo más hermoso si se nos da la oportunidad. Y eso ha sido gracias a nuestras 'seños', Laura, Cheli y Talía, que han apostado por su sueño haciéndolo nuestro. Y vaya si lo han conseguido”, apunta con emoción.

“El alumnado no solo ha experimentado un desarrollo en su formación artística sino que, como grupo, han crecido en conciencia dándole valor a que la cultura es posible y es mucho más rica e interesante si la hacemos todos y todas en inclusión y en igualdad”, asegura una de esas 'seños', Cheli Guijarro. En ese aprendizaje, además, los alumnos de la Escuela de Teatro Inclusivo y Accesible han logrado objetivos como “la mejora de la autonomía, de la autoestima, la regulación de conductas, el desarrollo de la imaginación o la facilitación de las relaciones sociales”.

Eliminar barreras mentales limitantes

Todo ello, en una experiencia inolvidable para todos que este viernes ha tenido su colofón. Ante el público, con ¡Ni China, ni pasas, Ni Gabbana!  guían a la sociedad a través de las artes escénicas a un mundo donde todas las personas conviven en igualdad, eliminando barreras mentales y limitantes hacia las personas con diversidad funcional. Desde sus butacas, los asistentes han podido sumergirse en la historia de una cantante en el star system musical, con su séquito de empleadas, un estusiasta club de fans, un periodista, un cámara y un azafato, que son los personajes que deambulan con el piloto automático vital activado por esta comedia sobre sueños, esperanzas y prisa existencial.

Y ese guion original, escrito específicamente para este elenco tan especial de actores y actrices, ha mostrado sobre las tablas el engranaje perfecto construido para que la formación inclusiva en teatro lo fuera realmente, adaptando la enseñanza a las capacidades de cada alumno y aprendiendo todos de esa diversidad.

El Teatro Góngora ha podido disfrutar del resultado final del trabajo que han llevado a cabo cada tarde de jueves durante todo el curso, trabajando dinámicas de grupo para conocerse mejor al inicio, para pasar después a aprender técnicas de concentración, de expresión corporal, de libertad de movimientos o ahondar en su imaginación. Han aprendido a emplear la voz, a proyectarla, a tomar conciencia de la respiración y todo lo que conlleva para la expresión encima de un escenario. Y todas y cada una de estas actividades, se han adaptado a las capacidades de los alumnos, con un lenguaje sencillo, con lengua de signos o con interpretación para personas ciegas. Eso ha incluido, también, que todos hayan adquirido unas nociones de la lengua de signos para poder comunicarse con el compañero que se expresa a través de ella. O que todos tengan muy presente cómo adaptar su actividad a las personas con ceguera.

Todas estas prácticas, sobre el proceso de aprendizaje en esta escuela, se verá también reflejado en un documental que se ha realizado a lo largo del curso y que servirá como herramienta de investigación acerca de cómo trabajar en este ámbito y para la sensibilización y concienciación social acerca de la inclusión real. Un proyecto 'redondo' que ha demostrado en un escenario profesional cómo se pueden llevar a escena todas las capacidades.

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