BOLETÍN | Independientes
Córdoba acogerá en marzo de 2026 la gala de los Premios de la Música Independiente (MIN). El anuncio ha pasado algo desapercibido por la forma en que lo ha comunicado el Ayuntamiento, pero se trata de un acontecimiento que podría ser significativo para una ciudad que, musicalmente, no conoce otra cosa que la independencia.
Los Premios MIN llevan años apostando por descentralizarse de Madrid y Barcelona, celebrándose en ciudades de provincias como Zaragoza o Pamplona, lugares parecidos a Córdoba, con escenas musicales frágiles pero vivas, sostenidas por artistas que se empeñan en crear y tocar pese a las dificultades.
Ciudades como Córdoba son fértiles para la creación, gracias a su ritmo pausado y su estímulo cotidiano, que compensa la falta de oferta cultural. Otra cosa es tocar en directo: aquí, ser músico suele equivaler a ser independiente, cuando no directamente superviviente.
Hoy, sobreviven pocas salas de música en directo (Ambigú, Hangar, Impala o Long Rock, esta última con menos regularidad) y algunos espacios pequeños que también programan conciertos, solo que con condiciones técnicas limitadas y cachés muy bajos.
Ese contexto explica por qué en Córdoba prima hoy la proliferación de cantautores y propuestas en solitario, que requieren menos medios. También explica la casi desaparición del circuito de clubs de música electrónica, hoy reducido a un par de discotecas y a programaciones intermitentes, en una ciudad que, hace poco más de una década, llegó a contar con seis o siete espacios con programación regular de djs.
A esta ciudad de tejido débil llegan los Premios MIN. Pero, cuidado, es la misma que ha dado proyectos como Viva Belgrado, Fernando Vacas, El Colectivo, Sergio de Lope, Durand, Lebollet, Electronic Flamenco Esquejes, Percless o Ciclo y Guerrita, artistas independientes con proyección más allá de Córdoba.
Así que bienvenidos sean estos premios. Solo queda pedir que miren también hacia casa y programen a algunos de ellos, así podremos contar que en Córdoba pasan cosas.
Los idiotas están ganando
Si tienes esa sensación de que los idiotas están ganando. Y sabes que es algo que se va acentuar durante estas fiestas navideñas de encuentros indeseados y conversaciones perfectamente evitables, vengo a ofrecerte sesgo de confirmación. Te traigo tres obras que lo confirman.
Una es la película Idiocracia, de Mike Judge, que he vuelto a ver estos días con otros ojos distintos a los de la primera vez que la vi. Una comedia con muy mala hostia que habla de la estupidez que nos domina en presente continuo (como hace la gran película del año 2025 cuando habla de fascismo) y que, curiosamente, salió al mismo tiempo que The idiots are winning, el fantástico disco debut de James Holden, un LP que también se me ha pasado por la cabeza al elaborar la lista que os he contado antes y que he revisitado con más gusto del que presuponía.
Y la tercera es el clavo en el ataúd. El libro que tenéis que regalar estas navidades a la gente que amáis y/u odiáis: Nuevo elogio del imbécil, de Pino Aprile, que certifica que vivimos en el ocaso de la inteligencia y que el mundo que han creado los listos, en realidad, está diseñado para el triunfo de la mediocridad.
0