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Los antiabortistas, sobre la reforma del Código Penal que convierte en delito el acoso ante las clínicas: “Solo rezamos”

Comienzan los rezos a las puertas de la clínica Gynetrisur

Alejandra Luque

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“Aquí no hay acoso de ningún tipo. Es una campaña espiritural de rezo”. Dos mujeres y un hombre llegan puntual a su “cita” con la acción 40 días por la vida, una campaña que ha levantado numerosas críticas entre la población y entre la mayor parte de los grupos políticos representados en ayuntamientos y en el Congreso de los Diputados. A través del “rezo silencioso”, 211 personas voluntarias estarán durante 40 días a las puertas de las clínicas Gynetrisur para “concienciar a la sociedad”. Antes de comenzar a “rezar”, una mujer, delante de ellos, levanta el puño y les espeta que “desde mañana se acabó el acoso que hacéis a las mujeres”. Sonríen y asienten. Rechazan que con su acción puedan coaccionar u hostigar a las mujeres que acuden a abortar.

Para este movimiento, la reforma del Código Penal que este martes se aprobó en el Congreso de los Diputados, que tipifica como delito el acoso a las mujeres frente a las clínicas abortistas, no les afecta en absoluto ya que en su acción “espiritual” no ven ningún tipo de acoso dado que no se dirigen “a nadie y solo” se encargan de orar. Afirman, además, que todos los voluntarios han firmado una declaración de paz mediante la cual se comprometen a llevar a cabo esta acción de manera silenciosa.

Preguntadas por el acoso que sufren las mujeres que acuden a esta clínica a abortar, niegan tajantemente que se produzca. Estas acciones las denominan “rescates”. “¿Cómo que rescates?”. “Sí, claro, sólo hablamos con las mujeres y les preguntamos que si quieren ayuda”, afirman, negando que esta “pregunta” pueda suponer una acción de acoso. “Que alguien nos diga en qué momento ha habido acoso. Lo que hacemos es acercarnos a las mujeres que van a entrar y les ofrecemos unos papeles con teléfonos. Si quieren hablar, seguimos la conversación. Si no, pues nada, entra y se acabó. Ese es todo el acoso que se puede decir que hacemos”.

Afirman que su forma de actuar es “sencilla” y rechazan una y otra vez que ejerzan presión sobre las mujeres de las que, aseguran, no vienen “con libertad”. Para ser libres, argumentan, “hace falta tener más de una opción y estas mujeres no la tienen. No se les ofrece nada que no sea un papelito para que vengan gratis a abortar. Ni siquiera se lo han pensado”, generalizan. “Toman una decisión. Lo hacen y punto. La ley las ampara pero si se les ofrece ayuda...”. Explican que en tres años “se han salvado 40 niños y hay mujeres que afirman que estaban esperando una señal para no abortar. Ahora, con el tiempo, se han arrepentido de la decisión que iban a tener y no hay ninguna mujer que no esté feliz”.

Tras una breve conversación, nos piden que tienen que empezar a rezar “que es para lo que hemos venido aquí”, mientras que trabajadoras de la clínica entran y salen para ver qué es aquello que, por primera vez, se está realizando en Córdoba.

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