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ANÁLISIS

El trabajador senior en Córdoba: hombre, con estudios superiores, pero expuesto al paro por el 'edadismo'

Oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) en Córdoba.

Juan Velasco

24 de junio de 2025 20:15 h

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Trabajadores formados, con educación sobrada y experiencia contrastada, y que ven la oficina del Paro como un lugar de trámites, no al que acudir a buscar trabajo, a menos que caigan en el desempleo, de donde resulta difícil salir debido a la preferencia de las empresas por optar por perfiles jóvenes más moldeables. Esa es, a grandes rasgos, la imagen que dibuja del trabajador senior cordobés (hombres y mujeres de más de 45 años) un reciente informe elaborado por el socio economista Alejandro Vara de Gabriel.

El estudio, encargado por Red Araña y financiado por la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía, subraya que, a pesar de que este colectivo, especialmente los hombres, cuenta con una sólida formación, se enfrenta a importantes barreras para la inserción laboral debido a un “prejuicio edadista” muy extendido en el mercado.

La investigación, llamada Datos y Análisis Básico sobre la Población Activa Mayor de 45 Años Residente en las Provincias Andaluzas de Cádiz y Córdoba, destaca que la población activa mayor de 45 años en Córdoba ha accedido masivamente a estudios superiores gracias a su democratización, buscando mejorar su calidad de vida y huir de la precariedad laboral. En concreto, un 37,9% de este colectivo ha completado la primera etapa de la educación secundaria, un 12,9% ha finalizado la secundaria de orientación general (Bachillerato), y un significativo 33% ha logrado completar estudios superiores. Sin embargo, esta alta cualificación no les exime de la problemática del desempleo.

Baja tasa de desempleo, sobre todo entre ellos

Aunque la tasa de desempleo para este grupo de edad en Córdoba no es “excesivamente grave” en términos absolutos (situándose en el 16,9% para el colectivo mayor de 45 años, con un 12,6% para hombres y un 21,9% para mujeres), el informe advierte que quedarse en paro a partir de los 45 años se convierte en un problema mayor debido a la menor probabilidad de encontrar nuevas oportunidades.

La provincia de Córdoba, además, se caracteriza por una “tradición laboral fuertemente masculinizada”, con una tasa de actividad masculina (54,90%) notablemente superior a la femenina (41,47%) en este grupo de edad. El principal obstáculo, según el estudio, es el “edadismo”, un prejuicio que “desprecia al trabajador o a la trabajadora de mayor edad” por motivos ajenos a su capacidad o calidad de trabajo. Vara de Gabriel critica que las empresas “desperdician” la valiosa experiencia, madurez, seriedad y capacidad de trabajo que aportan los profesionales 'senior'.

Imagen de archivo de un hombre entrando en un punto local de empleo de Córdoba

Una de las revelaciones más “curiosas” del estudio es la creencia subyacente que parece impulsar este edadismo: la idea de que “a una persona joven se la pueda tomar el pelo, al menos con más facilidad, para que dé todo lo mejor de sí para la empresa con, por ejemplo, falsas promesas de estabilidad y promoción a cambio de implicación y trabajo duro”.

Por el contrario, a una persona mayor de 45 años, que ya ha vivido estas situaciones en múltiples ocasiones en el actual mundo laboral, “no suele ser tan fácil” de engañar. Esto lleva a la utilización de “excusas pueriles” para rechazar a candidatos con excelentes currículums por su edad, como el argumento de necesitar a alguien que “vaya a hacer carrera en la empresa a largo plazo”.

El informe también señala que para la mayoría de los desempleados mayores de 45 años en Córdoba (76,8%), la Oficina de Empleo no es vista como un lugar para buscar trabajo, sino como un mero trámite para acceder a prestaciones o subsidios.

Un IMV para diferenciar los falsos activos

Para combatir esta situación, el estudio propone varias recomendaciones, entre ellas la necesidad de crear un Ingreso Mínimo Vital para diferenciar a los “falsos activos” y adaptar las estadísticas de desempleo. Además, enfatiza la urgencia de planes formativos y de recualificación que sean coherentes con la trayectoria laboral previa de los individuos, evitando enviar a personas a sectores “excesivamente diferentes” donde sus habilidades adquiridas no tengan utilidad.

Asimismo, se insta a continuar con las campañas de concienciación contra el edadismo en todos los niveles del mercado laboral, destacando que la edad es sinónimo de experiencia, madurez y seriedad, y que el conocimiento de los derechos laborales por parte del trabajador “no es un defecto”.

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