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Las redes y el sexo 'online', las nuevas adicciones vinculadas a los enfermos de alcohol y drogas

Control de alcoholemia y drogas

Juan Velasco

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Un total de 6.552 personas se han tratado para vencer sus problemas de alcoholismo en la Fundación Renacer de Córdoba desde que abrió, hace ya 37 años. Casi cuatro décadas en las que la noción social del alcoholismo ha evolucionado, aunque haya quien sostiene que “se ha avanzado poco en reconocer el peligro real que supone esta enfermedad”.

Quien lo afirma de forma taxativa es el doctor Daniel Cáceres, que lleva 30 de esos 37 años trabajando en Renacer Córdoba, y que conoce al dedillo los efectos devastadores que tiene el alcoholismo en los pacientes y sus familias. Este martes, charlaba con este periódico con motivo del Día Mundial Sin Alcohol para advertir de que, a pesar de los cambios que se han dado a nivel social -y especialmente a nivel de comunicación-, “el alcohol sigue siendo la droga más presente en el día a día de los españoles y de los cordobeses”.

“Eso no ha cambiado pese a que, en todos estos años, hemos visto nuevas modas o nuevas sustancias que alarmaban a la población. Bien, todas esas modas van pasando, pero el grueso de del problema real de la adicción en nuestro país y en Córdoba es el consumo de alcohol, el consumo de cocaína, el cannabis y, ahora, en las mujeres, se está viendo también un incremento en el consumo de benzodiazepina -conocido popularmente como diazepam-”, detalla este experto, que de hecho, detalla que lo más común es el “policonsumo” y que las adicciones sean múltiples. 

Las patologías mentales

En este sentido, apunta a que es muy raro que a Renacer acuda un paciente que pida ayuda para tratarse de una sola sustancia, si bien el alcohol, por cómo está socialmente aceptado, suele estar presente en la gran mayoría de los enfermos que acuden a terapia. 

Habla de pacientes de toda edad y condición. Porque el alcohol es una droga transversal. En ese sentido, Cáceres apunta que “es muy difícil que hoy se conciban actividades de ocio que no estén relacionadas con el consumo de alcohol”, de manera que dar el paso y reconocer la adicción se convierte, a veces, en un proceso de negación continuo.

Un proceso que esconde, en gran medida, una enfermedad psicológica. “Esto es una enfermedad en la que lo que hay debajo es una avería”, reflexiona Cáceres, que, sin descartar otros factores como los ambientales y los biológicos, relaciona claramente las adicciones al alcohol y las drogas con las patologías mentales.

Y, frente a esas patologías, el alcohol y la droga proporcionan un sistema capaz de mitigar el dolor: el sistema de recompensa, una estructura que está totalmente identificada y estudiada, y que está también detrás de las adicciones múltiples. Cáceres, por ejemplo, reconoce su preocupación por los efectos que tiene este sistema de recompensa en otras adicciones socialmente aceptadas, como las redes sociales.

El sistema de recompensa

Por resumir, hoy hay menores de 13 años que ya están desarrollando adicción a la tecnología a partir de este sistema de estímulo-recompensa que también está presente en los enfermos de alcoholismo, drogadicción o ludopatía.

“El tema de las redes sociales ofrece un sistema de recompensa que potencialmente es capaz de producir adicción. Y ya estamos viendo a pacientes jóvenes que vienen a tratarse de adicciones combinadas”, precisa el doctor, que apunta a que, al cóctel habitual de alcohol, droga y juego, ahora se añaden redes y sexo online (que suele devenir en el llamado chemsex, sexo regado en alcohol y drogas).

Y cada vez ocurre antes. “Seguimos teniendo un inicio muy precoz del contacto los jóvenes con el alcohol. Y que además se había ido equiparando también con la incorporación de las chicas, que tradicionalmente bebían menos y a edades más posteriores. Hoy, parece que todo esto se está equiparando con las nuevas maneras de consumir, pero básicamente seguimos teniendo un problema de acceso precoz de los jóvenes al alcohol, lo que hace que sean mucho más vulnerables a al desarrollo posterior de la enfermedad”, lamenta Cáceres. 

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