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El obispo de Córdoba dice que la “constitución fundamental del ser humano” es emparejarse “el varón y la mujer”

Demetrio Fernández, obispo de Córdoba

Redacción Cordópolis / Europa Press

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha señalado, con motivo de la celebración el próximo domingo 14 de febrero de la fiesta de San Valentín, día de los enamorados, que “la constitución fundamental del ser humano” es emparejarse, “el varón y la mujer”, para formar “nuevas familias, en las que nacen nuevos hijos”.

En este sentido y en su carta semanal, recogida por Europa Press, el obispo ha recordado que “San Valentín es un sacerdote del siglo III que se dedicó a bendecir matrimonios de jóvenes enamorados, sobre todo de jóvenes destinados a la milicia, y que es encarcelado y martirizado en la época del emperador Claudio II y pasa a ser patrono de los enamorados que preparan con ilusión su matrimonio”.

De hecho, según ha argumentado Demetrio Fernández, “el amor humano es bello desde su origen”, pues ya “en los comienzos del mundo está Dios en el origen de la pareja humana: 'Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y mujer los creó. Dios los bendijo y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla (Gn 1,27-28)', y a pesar del pecado esta primera bendición no desapareció”, sino que “se ha mantenido como garante de la sucesión de la especie humana, hasta ser elevada por Jesucristo a la dignidad del matrimonio, expresión sacramental del amor de Cristo a su esposa la Iglesia”.

Tanto es así, según ha explicado el obispo en su carta, que “después de millones de años, el varón y la mujer, iguales en dignidad, pero distintos para ser complementarios, son compatibles en cualquier raza o latitud de la tierra, como muestra de un tronco común, que abarca la humanidad entera en el espacio y en el tiempo”.

De este modo, “cuando el varón y la mujer van creciendo y salen de la infancia para entrar en la juventud sienten el atractivo del uno por el otro, y van emparejándose para constituir nuevas familias, en las que nacen nuevos hijos”, y “he ahí la constitución fundamental del ser humano a lo largo de los siglos en distintas latitudes. Esta realidad natural es iluminada por la luz de Cristo y es llevada a plenitud, haciendo que el amor humano se convierta en amor divino por el Espíritu Santo y refuerce los lazos de un amor para siempre”.

Pues bien, según ha subrayado Demetrio Fernández, “la fiesta de San Valentín viene a recordar esa belleza del amor humano, que forma parte de la constitución de la persona, y que está sometido a peligros y amenazas, también en nuestra época”.

En cualquier caso, “el matrimonio cristiano, que consagra el amor humano, fortalece ese atractivo que la naturaleza humana lleva inscrito y hace que el amor madure en la entrega de sí mismo hasta el extremo. El amor, por tanto, no es un sentimiento pasajero, no es simplemente una emoción”.

En consecuencia, según concluye la carta del obispo, “el amor humano potenciado por la acción del Espíritu Santo, que viene a nuestros corazones, es capaz de ser fiel por encima de las pruebas, es capaz de fortalecerse en las dificultades, hace capaces de amar para siempre como desea el corazón humano”, expresando por ello su deseo Demetrio Fernández de que “la fiesta de San Valentín traiga a los novios cristianos la certeza de que el amor es posible, de que es posible amarse para siempre”.

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