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Juan Velasco

8 de junio de 2021 05:45 h

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Ocurrió aproximadamente una hora antes de que Córdoba pasara a la historia del fotoperiodismo universal. Hacía un día claro, con un cielo totalmente abierto. Y, aunque en los días que precedieron al encuentro se palpaba la preocupación por el avance del bando sublevado en la provincia, había motivos para la esperanza y el optimismo.

Ese brillo, esa esperanza y optimismo, se percibía en las caras de todos los milicianos que aquel día posaron para la cámara Leica de André Friedmann, que con el tiempo fue conocido como Robert Capa, y también en los ojos de su compañera, la fotoperiodista Gerda Taro, que se coló entre los milicianos al otro lado del objetivo.

Era una tarde de principios de septiembre de 1936 y Taro y Friedmann habían pasado el día en la localidad cordobesa de Castro del Río, baluarte de la experiencia anarquista en la provincia de Córdoba. Y, junto a ellos, en la foto que acaba de ver la luz, tres históricos dirigentes de la izquierda española que corrieron distinta suerte durante la Guerra Civil: dos diputados socialistas elegidos en las elecciones generales de 1936 Alejandro Peris y José López Quero; y un jovencísimo miliciano, Ignacio Gallego, que, con el tiempo, se convirtió en una figura histórica del Partido Comunista, y acabó siendo también diputado nacional.

A estas tres figuras políticas las ha identificado el escritor, historiador y arqueólogo cordobés Fernando Penco, que ha descubierto esta coincidencia en el transcurso de la investigación que culminará con la publicación de su próximo libro, que contribuirá nuevamente a ordenar cronológicamente el paso de Robert Capa (entonces pseudónimo bajo el que firmaban Taro y Friedmann) por la provincia de Córdoba durante la Guerra Civil.

La experiencia anarquista de Robert Capa

Aquella tarde, posiblemente el 4 de septiembre de 1936, Taro y Friedmann recalaron en Castro del Río, principal emblema del anarquismo en Córdoba. “Aquí hay una conciencia anarquista enorme desde años atrás, desde las revueltas campesinas de principios del siglo XX. Y en Córdoba, esto se dio en la zona de Castro del Río, Espejo y Bujalance”, explica a Cordópolis Penco, que muestra al periódico uno de los vales con los que se pagaba entonces.

Penco desconoce por el momento cómo llegaron los fotógrafos a interesarse por la experiencia anarquista de Castro del Río y de quién fue la idea de aquel viaje, aunque añade que el destino era de sobra conocido en la época. “En el único lugar de Europa en el que las ideas de Bakunin arraigaron en un movimiento de masas llevándose a la práctica el anarquismo fue algunas zonas de la España Republicana, y la campiña de Córdoba fue una de ellas al comienzo de la Guerra Civil”, precisa el investigador, que recuerda que en pueblos como Castro del Río se abolió el dinero, se incautaron bienes y se estableció un comité de defensa que tenía más fuerza que el Ayuntamiento y que era el que organizaba el abastecimiento de la población.

Aquella iniciativa fue lo que atrajo hasta Castro del Río a Friedmann y Taro, que, a su llegada a la localidad, se encontraron con la presencia de las Milicias de Jaén, que habían bajado a El Carpio y a Espejo a defender la zona de las embestidas del ejército de los sublevados fascistas, entonces bien asentados en la capital y en Montilla.

“Las milicias de Jaén acuden al frente de Córdoba nada más estallar la sublevación, y uno de sus puntos más importantes, el cuartel general, se establece en Villa del Río. Y ese día, por lo que fuera, acuden a Castro del Río acompañando a los periodistas”, explica Penco.

Dos diputados socialistas recién elegidos y un futuro líder del PCE

Y, entre aquellos milicianos llegados desde Jaén, tres nombres de gran importancia: el líder del batallón, el abogado Alejandro Peris, en aquel entonces diputado socialista y que acabó siendo fusilado en las tapias del cementerio San Eufrasio de Jaén el 22 de agosto de 1939; el sindicalista José López Quero, que también acababa de ser elegido diputado del PSOE en las elecciones del 36 y que también acabó siendo ejecutado en el mismo cementerio de Jaén el 19 de enero de 1940; y un joven teniente llamado Ignacio Gallego, que entonces estaba vinculado a las Juventudes Socialistas, pero que acabó siendo un destacado cargo del PCE.

De los tres, solo Gallego sobrevivió a la contienda y la posguerra. Primero se exilió en Orán (Argelia), donde estuvo en prisión y en un campo de concentración, antes de trasladarse a Moscú junto a varias decenas de comunistas españoles. Finalizada la Segunda Guerra Mundial se trasladó a París y también vivió en distintos países de la órbita soviética. A España no volvió hasta septiembre de 1976. Lo hizo de forma clandestina. El 17 de octubre, unas semanas después volvió a pisar Jaén, donde fue recibido por miles de personas que sufrieron cargas policiales y acabó siendo detenido.

Unos meses después, Gallego estaba entre los dirigentes comunistas presentes en el acto de la legalización del PCE, el 25 de abril de 1977. Además, fue elegido diputado del PCE por Córdoba en las primeras elecciones generales y revalidó el acta de diputado en 1979, aunque sus desavenencias con la dirección le llevaron a que, en 1982, se alejara del PCE para fundar el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE). No obstante, acabó reintegrándose en el partido antes de su muerte, el 23 de noviembre de 1990.

Entre la foto de Taro con las milicianas y la imagen Muerte de un miliciano

La imagen en la que aparecen los tres diputados de izquierdas es “una foto de despedida”, tomada en torno a las 14:00 del huso horario 1936, según Penco. Forma parte de la misma serie que la famosa imagen que salió a la luz hace unos meses, en la que se veía a Gerda Taro posando con tres milicianas sobre el puente de Castro del Río, con el cerro de San Cristobal de fondo. Es el mismo puente que sirvió de marco para la foto de grupo en la que posaron Gerda Taro, Ignacio Gallego, Alejandro Peris y José López Quero, junto a las tres milicianas, otros cuatro milicianos y un niño, ante la mirada de André Friedmann.

Para la identificación de los altos mandos, Fernando Penco se ha basado en un libro de la 24ª Brigada Mixta, recientemente publicado por la Diputación de Jaén. Este libro, junto a la labor que han realizado en los últimos meses Penco y el investigador local Juan Cívico, es la base que ha servido también para situar la imagen apenas una hora antes de que Taro y Friedmann hicieran historia de la fotografía con la foto del miliciano.

Así, según el escritor, desde el puente de Castro, Taro y Friedmann viajaron unos seis kilómetros en coche hasta el frente de Espejo, donde, tras pasar un rato en las trincheras, se desplazaron unos 300 metros hasta el cerro del Alcaparral para captar la Muerte de un miliciano, cuya icónica imagen fue convertida en símbolo del fotoperiodismo por la revista Life en 1937.

Pero, como bien sabe Penco, esa otra imagen tiene su propia historia.

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