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SORDERA
Estigma social, prejuicios y resignación: la sordera no entiende de edad e influye en el desarrollo mental

La sordera no entiende de edades.

Alejandra Luque

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Ángela tenía un audífono pero rara vez era el día que se lo ponía. Al principio aseguraba que oía bien, pero el paso de los años hizo estragos y su audición fue a peor. Aún así, ella seguía afirmando que no escuchaba del todo mal. En muy pocas veces sonaba el teléfono y hablaba a gritos. Parecía aquello una competición contra su televisión. Era muy presumida y, tal vez, pensaba que aquel pequeño aparato no le quedaba bien. Cuestiones de la edad. Pero en ella pudo también la resignación; la aceptación de que “ya no había solución”, lo que le llevaba cada día a alejarse más de sus familiares.

La resignación. Esta es una de las causas por la que las personas mayores subestiman sus problemas de audición y los relacionan con las consecuencias de hacerse mayor. En el Día Internacional de las Personas Sordas, Cordópolis habla con el doctor José Francisco Padilla, otorrinolaringólogo del Hospital Cruz Roja, para romper los mitos que hay en torno a la hipoacusia, la incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. Porque la sordera no afecta únicamente a la población mayor.

PREGUNTA (P). ¿La población presta atención a sus oídos?

RESPUESTA (R). El sistema auditivo es el patito feo de nuestros sistemas principales. No somos conscientes de que el ser humano tiene el sentido más importante en su oído ya que nos permite orientarnos y relacionarnos con nuestro entorno social. Se entiende que la pérdida de audición es algo normal de la edad y, aunque es así, no lo es del todo porque afecta también a personas jóvenes. Sea como fuere, hay instrumentos para hacer la vida mejor a quien padece hipoacusia.

P. ¿La influencia de la sordera en la forma de relacionarnos puede llevar a deterioros cognitivos?

R. Sí, sí. Hay estudios que relacionan la hipoacusia con una mayor predisposición a tener deterioros cognitivos como el alzhéimer. De hecho, en el hospital estamos desarrollando varios estudios sobre esto y se constata que aquellas personas que tienen una hipoacusia severa bilateral, padecen un deterioro cognitivo más acusado. De por sí, la sordera provoca un aislamiento social y del entorno y, si a eso le sumas la dificultad para mantener los recuerdos, se genera un deterioro cognitivo más grave.

P. ¿Toda la población vamos a padecer sordera?

R. La mitad de la población mayor de 65 años sufre una hipoacusia más o menos importante, pero el problema es que una de cada diez personas tiene problemas auditivos importantes en cualquier momento de su vida.

P. ¿Sufrimos sordera sin saberlo?

R. Sí. Hay problemas auditivos que se detectan de manera accidental pero hay señales que hacen ver que esa persona está perdiendo audición. Por ejemplo: muchas personas sonríen a pesar de que la conversación que están manteniendo no provoca risa, pero les da vergüenza decirle a su interlocutor que hable más alto. También hay quien se pone la mano detrás de la oreja, sube el volumen de la televisión de manera progresiva o que, incluso, le echa la culpa al uso de las mascarillas.

P. ¿Hay ciertos prejuicios en la sociedad?

R. Sí, sobre todo porque se relaciona la sordera únicamente con la tercera edad y eso es un error. Se entiende que cuando una persona se hace mayor, va a perder audición, pero es un problema muy serio a todas las edades. También ocurre que las personas mayores ven “normal” perder audición y se resignan. La dan por perdida pero hay medidas para atajarla.

P. Estamos hablando de la sordera que se produce con el paso de los años, pero no es solo la única.

R. No. Esta sería la hipoacusia adquirida, pero luego está la congénita. Para la detección de esta última hay una ley que obliga a realizar a los recién nacidos una serie de pruebas para detectar posibles problemas auditivos. Si esto no se hiciera, estamos condenando a una persona a no escuchar y a no saberlo. Si se detectan problemas, el tratamiento consiste en un audífono. Luego está la que hemos hablado, la adquirida, que se produce por infecciones crónicas en el oído, tumores, malformaciones que alteran la conducción correcta del sonido, el uso abusivo de ruidos fuertes o el consumo de medicamentos ototóxicos como los antiinflamatorios.

P. ¿Cómo se manifiesta la hipoacusia adquirida en los pacientes adolescentes?

R. Es más frecuente una vez que el adolescente está avanzando en su grado de madurez. No obstante, seguimos viendo en adolescentes cómo los tratamientos de quimioterapia y radioterapia tienen consecuencias negativas en sus oídos y acaban necesitan audífonos. Hay veces en las que se puede cambiar el tratamiento pero, cuando el cuerpo del adolescente responde bien y ya se ha provocado el daño, la pérdida de audición no se recupera. La única opción que queda es intentar que aumente la calidad de la recepción del sonido.

P. ¿Y en los niños?

R. La hipoacusia se produce en niños que, entre tres y cinco años, han tenido una otitis media que, si no se ha terminado de reabsorber, se ha convertido en una otitis crónica. Esto puede llegar a impedir que el tímpano se cierre de manera adecuada o alterar la cadena de huesecillos. El tratamiento para esta hipoacusia sería quirúrgico. Tanto para adolescentes como para los niños se realiza un informe a nivel escolar, que sirve de apoyo familiar, para ayudar a quienes padecen hipoacusia, como sentar a estos pacientes en clase en primera fila. Se trabaja para que los audífonos sean lo más estético posible y se transmite al paciente que lo necesita para desarrollarse, para estudiar y para tener un buen aprendizaje.

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