La Estación en pandemia: “Desde un Panda a un BMW de última generación”
La Estación de Trenes de Córdoba debería llamarse, tal vez, Luis de Góngora o Pablo García Baena o Juan Rejano o Maimónides o Al-Gaffequi o lo que sea. Pero se llama “Estación Central”. Así de simple.
En la estación de tren hay una cafetería desierta, una tienda de chucherías y un despacho para alquilar automóviles. No más. Nos fijamos en este último: “Pues somos esenciales”, nos explica la chica del mostrador, “hemos alquilado coches para sanitarios que tenían que desplazarse”- “Yo tengo carnet de conducir y lo hago muy bien, creo que por eso estoy aquí”.
Le preguntamos por el perfil de quien alquila un coche, “desde un Panda al último BMW, la gente pide de todo”. “Trabajamos mucho con las empresas de seguros, si a alguien se le ha fastidiado el coche, aquí estanos nosotros, para solucionar lo que sea”.
Es curioso que en un sitio al que se le supone mucho movimiento, como es una estación de trenes, tenga tan poco meneo: no puedes comprar una revista de sudokus, un paquete de tabaco, una taza con los arcos de la Mezquita, una sudadera… Todo cerrado.
Puedes alquilar un Lexus y comprar gominolas en la Estación de Tren sin nombre de Córdoba. Eso sí.
Por cierto, el reloj de la estación lleva días parado. A las seis y treintadós, creo. El reloj es de la marca Festina. Me acuerdo de la frase festina lente: apresúrate, vísteme despacio, que tengo prisa.
Alquila un coche.
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