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Carreras casi sin alumnas: la desigualdad que se traslada de las aulas al mercado laboral

Llega un nuevo 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, para reclamar la plena igualdad de género y, entre otras muchas facetas, la desigualdad se hace palpable en la representación femenina en determinadas carreras universitarias. Luego, ese desequilibrio se traslada al mundo laboral con una más que notable infrarrepresentación femenina para esos puestos de trabajo.
La estadística es el frío dato que muestra esta realidad del desequilibrio de la presencia de alumnas y alumnos en las aulas, con carreras que apenas cuentan con presencia femenina en sus pupitres y, por tanto, en el desarrollo profesional posterior en estos ámbitos. Son, en esencia, las llamadas carreras STEM -del acrónimo en inglés que suma Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas-, las que cuentan con un desequilibrio absoluto entre el número de alumnas y alumnos, con grados que tienen apenas a una chica por cada diez estudiantes.
En la Universidad de Córdoba, con datos del inicio del actual curso 2024-2025, hay seis grados con menos del 20% de mujeres entre el alumnado. Y, de ahí, la presencia femenina en el mercado laboral de estas carreras se mantendrá en mínimos. Se trata de los grados de Ingeniería Mecánica -con un 11,9% de mujeres del total del alumnado, 40 de 336-, Ingeniería Eléctrica (12,6% de mujeres; 24 de 190 alumnos), Ingeniería Informática (13,75%, 71 mujeres de 516 estudiantes), Ingeniería Electrónica Industrial (14,5%, 42 alumnas de 289), Ingeniería Forestal (16,8%, 21 de 125) e Ingeniería Civil (18,9%, 33 de 174).
Es el sexteto de carreras de la Universidad de Córdoba con menos representación de mujeres, pero hay otras que apenas superan esa media de dos alumnas por cada diez estudiantes, como el grado de Física (22,22%. con 84 chicas entre 378 alumnos totales) o el de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural (23,5%, 86 de 365).
¿Qué ocurre para que haya este desequilibrio entre chicas y chicos en estas carreras?
Desde hace un tiempo, la Universidad de Córdoba trata de dar respuesta a esta cuestión y llevar a cabo iniciativas que ayuden a darle la vuelta a estas cifras, a hacer atractivas las puertas de las aulas científicas también para ellas. Pero los datos muestran que el cambio hacia una mayor presencia femenina se produce muy lentamente.
En ese muro de la incorporación de las chicas a determinadas carreras profesionales se encuentran distintas claves, como son los estereotipos de género en el mercado laboral, la falta de referentes femeninos en esas profesiones y, en muchas ocasiones, la falta de conocimiento sobre el impacto social que también tienen las carreras STEM.

De hecho, a la hora de buscar salidas profesionales, las carreras científicas tienen un alto grado de empleabilidad. Las empresas juegan también un papel clave en esta incorporación paulatina de las mujeres a determinadas carreras y, por ello, la Universidad de Córdoba desarrolla, por ejemplo, un programa de prácticas en empresas donde tienen prioridad alumnas de carreras STEM a las que se forma en habilidades y puestos de liderazgo. Eso implica, entre otras cuestiones, trabajar también desde las empresas en el ámbito de la conciliación familiar y la corresponsabilidad, de hombres y mujeres, de manera que el desarrollo de un trabajo y una carrera profesional tampoco sea el obstáculo para que ellas se queden sin elegir dedicar su vida a ello.
Presencia minoritaria en las titulaciones con mejor inserción laboral
Precisamente, un reciente informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) a nivel nacional sobre La empleabilidad de los jóvenes en España 2024: ¿Cómo es la inserción de los graduados universitarios? analiza la situación de los egresados en 2017-2018 a los cuatro años de graduarse y permite conocer las titulaciones con mejores y peores indicadores en inserción laboral. A partir de estos datos, la Fundación CYD profundiza en la situación de las mujeres, analizando su presencia en estos dos grupos de titulaciones, sus condiciones laborales y las posibles diferencias en relación con los hombres.
Entre otras cuestiones, constata que hay una menor presencia de la mujer en las carreras con mayor proyección laboral y, así, la brecha de género persiste entre los recién egresados. A nivel nacional, a pesar de que las mujeres son mayoría en la universidad (59,6% del alumnado), su presencia en titulaciones con mejores indicadores de inserción laboral es minoritaria (31,5%).
Entre las carreras que se agrupan en el Top 52 con mejores indicadores, ellas son minoría en todas excepto en Medicina (65,7%). Si se excluye esta titulación y se tiene en cuenta la presencia de la mujer en grados vinculados a la Ingeniería y Tecnología su presencia se reduce al 18.3%, mientras que en Informática es inferior al 12%.
Brecha salarial en casi todas las carreras
El estudio también constata la brecha salarial y cómo las mujeres perciben un salario inferior en casi todas las carreras. Así, señala que en la gran mayoría de las titulaciones analizadas, la base media de cotización (BMC) de las mujeres es inferior a la de los hombres, incluso cuando las mujeres tienen tasas de empleo y porcentaje de contratos indefinidos similares o superiores.
A nivel nacional, si se analiza la base media de cotización de las titulaciones con mejor inserción laboral, las mujeres perciben un promedio de 33.240 euros, mientras que el de los hombres es de 34.420 euros, lo que significa que las mujeres ganan 1.180 euros menos al año. En Medicina y en la mayoría de las titulaciones STEM las mujeres están en desventaja salarial, siendo más acusada la diferencia en Ingeniería de organización industrial, donde ellas perciben 3.279 euros menos.
Además, en las carreras con mejores índices de inserción laboral, el 78.9% de las mujeres tiene un contrato indefinido frente al 81.7% de los hombres. Y otro dato que habla del desequilibrio entre mujeres y hombres está en las carreras con mejores índices de inserción laboral, donde la tasa de afiliación a la Seguridad Social es del 84.9% para las mujeres frente al 87.3% entre los hombres. Por contra, en las titulaciones con las condiciones laborales menos favorables, la tasa de afiliación de las mujeres es superior a la de los hombres: 63.8% frente al 61.4%.
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