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Refugiados
Adiós a las barreras idiomáticas: clases de español para ucranianos en Córdoba

Clases de español para ucranianas.

María Berral

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Maya entra por la puerta a las 11:30 para su clase de español, es ucraniana y tiene algo más de 50 años. A ella le siguen Elena, Olivia, y otras cinco mujeres más. Todas ellas han tenido que abandonar su país a causa de la guerra y han llegado a Córdoba, donde aterrizaron con un nivel cero de español. Ahora ya están aprendiendo a pedir comida en un restaurante o un kilo de tomates en el supermercado. Lo hacen gracias a Noelia, su profesora de español en Córdoba Acoge.

Cuando sueltan sus cosas y sacan sus apuntes, Elena, una de las chicas más jóvenes que asiste a las clases -y que esta vez ha ido acompañada de su hermana, aún más pequeña- comienza a hacer preguntas sobre el vocabulario. Minutos después, Maya responde a las preguntas de Noelia, que en sus manos tiene varios folios con los verbos querer y poder.

Maya cuenta a Córdópolis -en inglés, ya que aún su nivel de español no le permite responder todo- que el idioma no le parece muy complicado. Ni siquiera los verbos, que no son pocos en nuestro idioma, pero que para ella son “similares al inglés”. Al contrario, la ucraniana muestra sus ganas por seguir aprendiendo, aunque al haber alumnas con diferentes niveles hay que “ir paso a paso” - o step by step -.

La alumna enseña sus deberes sobre las ciudades, comida, o preguntas básicas que han ido haciendo desde que comenzó el curso en el mes de junio. Noelia es su profesora, y al igual que ellas tiene un reto por delante: enseñar español sin saber ucraniano. Aunque asegura que ya ha aprendido “algunas palabrillas”. Pero el idioma tampoco supone una barrera para ella porque “intento que las clases sean los más visuales posibles, también hacemos juegos y actividades”, detalla. Además, destaca que “lo bueno que tiene es que todos vienen con una base de estudio y hay muchas que saben inglés”, por lo que pueden comunicarse en este idioma.

Ahora mismo son 8 en clase, todas mujeres, pero han llegado a ser unos 12. “Pero algunos se han vuelto a sus países, una cosa que nos pilló de sorpresa, pero nos dijeron que ahora era el momento para poder volver a reconstruir sus casas”, narra la profesora.

Refuerzo escolar para los más pequeños

Noelia también es profesora en un grupo de menores y adolescentes que reciben apoyo escolar. Estos reciben sus clases los martes y jueves de 18:00 a 20:00. Para ayudarles con ellos “por la diferencia de niveles”, la docente expone que están buscando voluntarios para “trabajar en equipo y que haya un buen trabajo de aprendizaje en los adolescentes y los niños”.

Aprender español o recibir refuerzo para los más pequeños, son dos de las actividades que realizan desde el proyecto Nuevos Horizontes en Córdoba Acoge. Pero también están para ofrecerles ayudas económicas, según ha contado su responsable, Tania García, a Cordópolis. Estas cuantías van destinadas a bienes de primera necesidad como alimentos, medicamentos o material escolar

El programa mantiene aún el plazo de inscripción para seguir recibiendo a gente. Según ha detallado Tania, los pasos a seguir son ponerse en contacto con Córdoba Acoge a través de su teléfono, pedir cita y tras pasar una entrevista con la propia responsable, se podrá acceder a este. “En agosto, por ejemplo, entrevisté a unos usuarios pero no podrán asistir hasta octubre”, explica.

El programa -financiado por la entidad bancaria Santander- tiene entre sus objetivos mejorar la inclusión y el bienestar de las familias ucranianas que sean solicitantes de ayuda internacional en la provincia. Además, dependiendo de su nivel de español se deriva al área de laboral de la asociación para ayudarlos a “actualizar su currículum, explicarle portales de empleo o ayudarles a acceder a una oferta de trabajo”.

Como Elena o Maya, todos los refugiados que residan en Córdoba pueden asistir aún a las clases de español. Para que comunicarse les sea un poco más fácil, al menos en los entornos más comunes del día a día, como un supermercado o un bar. Mientras tanto, el grupo de nueve ucranianas sigue tomando apuntes y practicando con Noelia cuando se cierra la puerta del aula.

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