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De 75.473 euros la hectárea de huerta a menos de 3.000 la de pasto: así varían los precios de la tierra en Córdoba

Una cosechadora segando trigo.

Alfonso Alba

17 de agosto de 2025 20:11 h

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Córdoba sigue siendo una provincia agrícola, pero con una inmensa variedad de terrenos cultivables. Así, desde un Valle del Guadalquivir muy fértil a una zona norte donde es muy complicado cultivar y grandes extensiones de terreno se dejan para que el ganado pastoree. Históricamente, la compra y venta de tierra ha generado enormes beneficios en la provincia.

La diversidad de cultivos en Córdoba provoca que también sea muy diferente su coste. No es lo mismo tener una hectárea con riego abundante donde sembrar cultivos hortícolas y tener varias cosechas al año que una zona de secano que depende, y mucho, de si llueve o no, de si hace frío o calor, y de si el cultivo agarra o no.

Esa diferencia es especialmente visible en los datos publicados por el Ministerio de Agricultura a partir de la última Encuesta sobre Precios de la Tierra, correspondiente a 2024. Según el informe, en Córdoba una hectárea de huerta alcanza los 75.473 euros, el precio más alto de toda la tipología agraria, mientras que una hectárea de pasto apenas supera los 3.000 euros. La brecha es enorme y da cuenta de cómo el tipo de cultivo, el acceso al agua y la rentabilidad de la tierra determinan su valor de mercado.

El olivar se revaloriza por el precio del aceite

Uno de los casos más llamativos es el del olivar, que en sus diferentes variantes —de regadío o secano— ha experimentado un alza considerable de precio, en paralelo al encarecimiento histórico del aceite de oliva, convertido en un producto de lujo para muchas familias. En Córdoba, una hectárea de olivar de regadío o secano se sitúa ya en los 30.548 euros, una cifra que representa un crecimiento notable respecto a años anteriores.

Este incremento tiene que ver con la alta demanda de aceite, la reducción de la oferta por las sequías sucesivas y el atractivo inversor que ha adquirido este cultivo. No es extraño que muchas explotaciones antes destinadas al cereal estén reconvirtiéndose para plantar olivos, especialmente si pueden disponer de riego.

El regadío, clave para la rentabilidad… y para el precio

El factor agua es determinante en el valor de la tierra. El informe señala que las tierras de cultivos arables de regadío (como maíz, algodón o girasol) alcanzan los 28.757 euros por hectárea, mientras que en secano apenas superan los 7.200 euros. Es decir, casi cuatro veces más, solo por el acceso al riego.

Lo mismo ocurre con los cítricos, muy dependientes del agua. Su precio medio en Córdoba es de 40.331 euros por hectárea, un valor elevado que se justifica por las buenas rentabilidades en años de cosecha favorable y la posibilidad de tener producción casi constante si se cuenta con buen sistema de riego.

Las zonas más pobres y de peor acceso bajan el precio

En el otro extremo del mercado están los suelos destinados a pasto para el ganado, muy abundantes en la comarca de Los Pedroches o el norte de Sierra Morena. Estas tierras tienen un precio medio de apenas 3.209 euros por hectárea, uno de los más bajos no solo de Córdoba, sino de todo el país.

Se trata en su mayoría de terrenos rústicos, con poca productividad agrícola, que solo resultan rentables para explotaciones extensivas de ganadería y donde el factor limitante es la propia naturaleza del terreno.

Por su parte, el viñedo mantiene un precio intermedio, con 24.859 euros por hectárea. Aunque su rentabilidad está sujeta a muchos factores —desde las denominaciones de origen hasta el tipo de uva o el mercado del vino—, Córdoba sigue conservando tradición vitivinícola en zonas como Montilla-Moriles, que sustenta ese valor de mercado.

Córdoba, segunda provincia de Andalucía donde más se encareció la tierra

Según datos recientes de la Junta de Andalucía, Córdoba fue en 2023 la segunda provincia andaluza donde más subió el precio de la tierra agrícola, con un crecimiento medio del 6,14 % respecto al año anterior. Las subidas fueron especialmente destacadas en tierras de huerta, olivar y arables de regadío.

Este movimiento al alza responde, en parte, a la presión inversora, la revalorización de ciertos cultivos y la propia escasez de tierra fértil con acceso a agua, en un contexto de cambio climático y transformaciones agrícolas.

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