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Los puestos de caracoles abrirán el 19 de febrero y sus dueños afrontan con incertidumbre una nueva temporada en pandemia

Temporada de caracoles el año pasado en Córdoba.

Alejandra Luque

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Segunda temporada en pandemia y con la misma incertidumbre que vivieron el año pasado. Así afrontan este año los caracoleros entrevistados por Cordópolis después de que el Ayuntamiento de Córdoba les confirmara la fecha de inicio de la temporada: el próximo 19 de febrero, siempre y cuando las medidas sanitarias lo permitan.

Cabe recordar que los puestos de caracoles apenas pudieron disfrutar de la temporada pasada ya que abrieron a finales de febrero y el 14 de marzo fue decretado el estado de alarma. Esto llevó a varios empresarios a poner en marcha el servicio a domicilio. A comienzos de mayo, el Ayuntamiento -tras las peticiones de los caracoleros- aprobó la apertura de los puestos para recoger pedidos. Volvieron a la relativa normalidad cuando el consistorio autorizó en mayo la colocación de terrazas, aunque sus aforos siempre estuvieron regidos por la normativa que afectaba a la hostelería.

Pero se echaron mucho de menos, y más aún a final de mes, los ingresos económicos que para estos negocios suponen las barras. En el decreto de junio -mes en el que cerraron definitivamente-, el Ayuntamiento permitió consumir en esta zona del puesto siempre y cuando se garantizara la separación mínima de dos metros entre clientes. Para esta próxima temporada, los empresarios no podrán hacer uso de esas barras, por lo que piden al Consistorio una reducción de las tasas de ocupación de vía pública.

Si las restricciones sanitarias actuales continúan, los puestos de caracoles permanecerán abiertos hasta las 18:00 para consumir en los veladores y hasta las 21:30 para recoger pedidos. El presidente de la Asociación de Caracoleros de Córdoba, Cristian Pérez, afirma que la temporada pasada “fue tan mala” que se convierte casi en una obligación el abrir el próximo 19 de febrero “para tener una fuente de ingresos”. Él regenta el puesto Caracoles Peque 3 y fue uno de los pocos que no puso en marcha el servicio a domicilio. La temporada la empezó con siete trabajadores y en mayo la retomó con tan sólo tres. En principio, para este año contará con tres empleados. “Si mejora la cosa me gustaría meter a más gente, claro, pero todo dependerá de las restricciones y del aforo que tengamos”.

Rafael Muñoz, de Caracoles Cruz de Juárez, afirma que la temporada se dará “mal” dadas las medidas sanitarias aprobadas para evitar una mayor propagación del virus. Durante la pasada temporada este cordobés ofreció por primera vez el servicio a domicilio y asegura que este año también lo mantendrá. Pero pocas alternativas tiene ante los ingresos que suponen las barras. “Ahí es donde más vendemos porque la gente viene, se toma su refresco o su cerveza y su taza de caracoles y se va”. El ritmo es frenético en comparación con la tranquilidad de los veladores. “Las familias se sientan y no tienen la prisa que hay las barras”. Prevé que contratará a ocho personas, una cifra inferior comparada con los 15 trabajadores que ha llegado a tener en las anteriores temporadas.

“Sabemos que la temporada no va a ser buena”

Por su parte, Juan Carlos Oliva -de Caracoles Noreña- incide también en la escasa venta de refrescos de la temporada pasada, lastrando con ello a los proveedores de bebidas. Aunque siente incertidumbre, le pueden las ganas de volver a empezar. “Sabemos que la temporada no va a ser buena porque hay mucha gente con miedo, pero ha sido un año muy largo”. Durante este lunes, los caracoleros deberán pagar las tasas municipales pero solicitan al Ayuntamiento una reducción dado que no podrán usar las barras, al igual que piden una disminución de la tasa de basura. A ello se une que es a la hora del cierre, a las 18:00, cuando los puestos empiezan a tener una mayor afluencia de gente, por lo que saben que los ingresos vendrán principalmente de la recogida de pedidos y del servicio a domicilio. Oliva también reducirá considerablemente su plantilla y por el momento contratará a tres personas, más él y su pareja.

Los propietarios del señero puesto de la Plaza de la Magdalena tampoco salieron indemnes de la pasada temporada. Sus deliciosas recetas y su popularidad entre la sociedad cordobesa y turistas desde 1965 no pudieron evitar la caída de las ventas. La pandemia coincidió, además, que su dueño -Rafael, hijo y nieto de los fundadores de este puesto- abrió el año pasado un segundo puesto en la Plaza de la Oca. Aún así, los clientes, asegura, respondieron y “fue bien, aunque lo mismo que otros años”. Esta pequeña empresa da trabajo a una treintena de personas, pero el próximo 19 de febrero se incorporarán menos de la mitad.

Cristian, Rafael, Juan Carlos y Rafael son cuatro empresarios que sí estarán dentro de unas semanas sirvieron tazas de caracoles, pero todo parece indicar que habrá otros que decidan no abrir ante las dificultades económicas que este sector lastra desde el pasado mes de febrero. Una vez que los caracoleros autorizados el año pasado renueven su concesión para 2021 en los próximos días, el Ayuntamiento dará a conocer la lista provisional de puestos y las vacantes.

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