Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Y 85 años después, se dio digna sepultura a los represaliados de la gran fosa de Hinojosa del Duque

Entierro de restos de represaliados en el cementerio de Hinojosa del Duque | AYUNTAMIENTO HINOJOSA DEL DUQUE

Carmen Reina

0

Miguel Paredes, natural de Belalcázar (Córdoba), fue fusilado en la tapia del cementerio del pueblo vecino de Hinojosa del Duque el 1 de septiembre de 1940. Fue uno de los casi 180 represaliados con condena militar tras la Guerra Civil que fueron arrojados a la gran fosa del cementerio de este municipio, una de las mayores tras la guerra. Cuando mataron a Miguel Paredes, su mujer estaba embarazada y ese hijo que nació después, también de nombre Miguel Paredes, ha estado toda su vida buscando el paradero de los restos de su padre y poder enterrarlo dignamente.

Lo hizo hasta hace cinco meses, que falleció. No ha podido estar presente en el entierro que, 85 años después, ha dado digna sepultura a los restos de las 55 personas que han sido exhumadas de la fosa del cementerio de Hinojosa del Duque. Por el estado de conservación de los restos y las muestras de ADN, ninguna ha sido identificada con evidencia científica. Pero una nieta y una biznieta de Miguel Paredes han estado presentes en el acto en el cementerio este pasado sábado 23 de noviembre, para cerrar la búsqueda que toda su vida llevó a cabo Miguel Paredes hijo de su padre.

Como esta familia, otros allegados de las personas represaliadas, además de autoridades e integrantes de colectivos memorialistas, han participado en el acto de entierro de los restos de las 55 personas represaliadas que hasta ahora se han conseguido exhumar.

El caso de Miguel Paredes es uno de los nombres documentados de los casi 180 fusilados en el cementerio de Hinojosa y muestra la memoria de lo que ocurrió entre 1939 y 1940 en este pueblo y otros de alrededor en el norte de la provincia cordobesa. Allí no hubo frente de batalla, pero se produjo el fusilamiento de decenas y decenas de personas ligadas a la izquierda y la República, que acabaron en una de las mayores fosas de represaliados de posguerra en la provincia cordobesa, repleta de ejecuciones por sentencia militar al término de la Guerra Civil.

Los nombres y apellidos de los ejecutados figuran en los fondos del Archivo Militar de Sevilla. Incluso aparecen con algunos datos físicos, que han ayudado a los expertos a realizar el perfil antropológico de las víctimas. La mayoría eran de Hinojosa del Duque, pero también de otros pueblos cercanos como Belmez, Fuente La Lancha o El Viso. Tras la Guerra Civil, fueron condenados en las plazas de sus pueblos, como figura en las sentencias de cada uno de ellos. Eran trasladados a la cárcel de Hinojosa y ejecutados sobre las 5:00 por un pelotón de fusilamiento en el cementerio de la localidad. Como Miguel Paredes el 1 de septiembre de 1940, junto a un grupo de otras seis personas.

En memoria de todas ellas, el acto de este pasado sábado en el cementerio, organizado por el Ayuntamiento, ha querido recordar su memoria y darles al fin digna sepultura, en un osario conmemorativo levantado a tal fin. En pequeñas cajas y con claveles rojos, uno a uno han sido enterrados los 55 individuos exhumados, identificados con sus expedientes, de manera que en futuro se pudieran rescatar si se produjeran nuevas pruebas de familiares y existiera concordancia con algunos de los restos.

Exhumaciones desde 2021

Los primeros trabajos que localizaron y extrajeron los restos de represaliados en Hinojosa del Duque se hicieron en septiembre de 2021, sacando a la luz la memoria de lo que la documentación estudiada certificaba y la fosa corroboró. Allí mismo, a pocos metros del muro original del camposanto que aún se conserva, cavaron unas zanjas de apenas 30 centímetros de anchura y las personas represaliadas fueron amontonadas, sin atisbo de un mínimo respeto final por el descanso del cuerpo de un fallecido.

Los especialistas comprobaron que unos cuerpos estaban encima de otros, simplemente rellenando la zanja hecha. Y si no cabían, se hacía de todo hasta que cupieran, como demuestran los huesos rotos post mortem, fracturados para que cupieran en la zanja. Ahora, después de sucesivas fases de trabajos de exhumación, con el acto de enterramiento, se ha recuperado la dignidad para la sepultura de quienes sufrieron esa represión.

Etiquetas
stats