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Un hogar temporal para niños pendientes de operación en el Reina Sofía

Cristina Camacho (a la derecha) junto con otra familia de acogida

María Berral

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A miles de kilómetros de Córdoba muchos niños necesitan ser intervenidos debido a enfermedades que no pueden ser tratadas en sus países natales. Ayudarlos a poner fin a su problema de salud con una operación y su recuperación está en las manos de todos. Cristina Camacho es una de las personas que se embarcó en esta aventura y que ahora no quiere bajarse del barco. La cordobesa comenzó en 2015 a ser familia de acogida para probar. Ahora su casa ha sido el hogar temporal de seis niños que han pasado por Córdoba para recuperarse de sus patologías.

La ONG Tierra de Hombres, que está vinculada a este proyecto, nació en Suiza y, tras su llegada a España en el 94, aterrizó en Córdoba en 2010 después de trabajar en la delegación andaluza en Sevilla. Uno de los programas más conocidos de la ONG es Viaje hacia la vida, por el que los menores que no pueden solucionar sus problemas médicos en su país son trasladados a Europa para recibir su atención.

“La fundación hace un trabajo previo para conocer el caso y si puede solucionarse allí, y vienen solo cuando requieren intervenciones quirúrgicas que no se pueden realizar por falta de medios o porque no tengan sistemas UCI o de atención posterior para que salga adelante”, ha explicado a Cordópolis Cristina Camacho, que este año ha acogido a uno de estos pacientes.

En cada ciudad se establece un convenio con el hospital de referencia, en este caso el Hospital Universitario Reina Sofía, que se encarga solo de operar cardiopatías en estos menores. “En Málaga por ejemplo, tratan traumatología o urología”, explica Cristina, que aclara que, una vez que vienen, “si tiene otra dolencia, también se la resuelven aquí”. En este ámbito, recuerda el caso de un menor que, una vez que llegó a Córdoba, se le atendió por otra dolencia en el Hospital Quirón.

Falta de familias de acogida

Según cuenta Cristina, tras la pandemia hay varias familias de acogida que han tenido que abandonar el proyecto “porque le han cambiado circunstancias personales”. Además, la pandemia ha disminuido la capacidad de hacer eventos para dar a conocer este proyecto solidario. “Tras el covid hemos tenido que reiniciar y nos hemos encontrado faltos de voluntarios y de familias de acogida”, explica Cristina.

Junto con los voluntarios, detalla, se organizan para poder atender a los niños en su periodo de recuperación en el hospital. Una cadena de solidaridad que ayuda a que las familias estén menos atareadas con los niños ingresados.

En su caso, fue gracias a que conoció en el colegio de sus hijas a una familia de acogida como entró en contacto con esta realidad. “Cuando nos lo explicaron, dije ¿'por qué no vamos a ser capaces nosotros'?”. Tras ponerse en contacto con la fundación decidieron que podían y que querían probar la experiencia. Una primera vez en 2015 a la que le sucedieron cinco más y las que están por venir.

“Lo probamos y nos enganchó”, confiesa. Pero estas acogidas, recalca, “no son normales porque vienen enfermos y hay que pasar días, semanas o meses de hospital con ellos”. Algo que compara con “un parto malo”. “Al final te llena mucho, luego se te olvida, pero es una experiencia muy bonita”, recalca la madre de acogida. Y es que hay niños que han llegado a pasar desde ocho a 10 meses en Córdoba hasta estar totalmente recuperados.

Cristina también destaca que estar estos niños requiere posteriormente un descanso para las familias de acogida. “Esto cambia tu ritmo diario de trabajo”, cuenta, ya que a veces es complicado compaginar la vida diaria con el cuidado de estos menores, que no están escolarizados y, por tanto, pasan mucho tiempo en sus hogares de acogida.

Esta es de las pocas exigencias que piden para que un núcleo familiar acoja a uno de estos menores. “Hay que ser conscientes de la necesidad de tiempo y atención que requieren”, remata la madre de acogida, Cristina.

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