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El gran reto del futuro PGOM: que miles de parcelas de Córdoba dejen de ser irregulares

Parcelaciones vistas desde Medina Azahara en Córdoba, en una imagen de archivo.

Alfonso Alba

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Desde hace décadas, el gran elefante dentro de la habitación del urbanismo cordobés son las parcelaciones irregulares que se construyeron casi en cualquier punto de la ciudad de manera incontrolada. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 2001-2003, pero sobre todo la LOUA andaluza de 2002, fue una especie de ley de punto y final, un documento que consiguió que no se construyeran nuevos núcleos de parcelas como los que proliferaron especialmente durante los años noventa del siglo XX. Pero el gran fracaso del PGOU, aún en vigor, es que no se ha logrado acabar con el gran problema: que miles de viviendas fueran irregulares.

El PGOU de 2001 ya señalaba una treintena de parcelaciones que podrían convertirse en suelo urbano consolidado y ordenado. Para hacerlo, tenían que recorrer un camino administrativo que, con el tiempo, se ha demostrado complicado. En estas dos décadas solo lo ha logrado una parcelación: Cuevas de Altázar. Y aunque hay varias más en proceso, se asume que la asimilación de las parcelaciones irregulares en Córdoba es complicada con el PGOU actual en la mano.

Por eso, uno de los grandes objetivos del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) en el que se comenzará a trabajar ahora es precisamente ese: encajar una solución. Esta semana, el Consejo Rector de la Gerencia Municipal de Urbanismo tiene previsto aprobar un documento que fije los “criterios y objetivos generales” del futuro PGOM. Básicamente, decirle a los futuros redactores del proyecto más ambicioso de la ciudad para los próximos 20 años por dónde deben ir los trazos.

En total, son diez grandes objetivos. Y las parcelaciones ocupan el décimo puesto, aunque en esencia puede ser uno de los más importantes. Así, se recomienda a los futuros redactores del PGOM que identifiquen “las agrupaciones de edificaciones irregulares existentes en el suelo rústico, delimitándolas y analizando su compatibilidad con el modelo de ordenación adoptado”.

Es decir, volver a analizar qué parcelaciones se pueden regularizar y cuales no. En Córdoba, por ejemplo, hay viviendas que jamás podrán legalizarse, ya que se han construido en suelos especialmente protegidos, como enclaves de la sierra, o en parajes con riesgo, como zonas inundables próximas al Guadalquivir o a cauces de arroyos. Pero sí que se entiende que ha llegado el momento de hacer algo con miles de viviendas que sí que podría tener la “oportunidad” de incorporarse al modelo urbanístico de la ciudad.

Para ello, la Gerencia de Urbanismo señala un documento de 2014, un “avance de planeamiento” que se elaboró para identificar y delimitar los “asentamientos en suelo no urbanizable del municipio de Córdoba”.

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