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Javier Riba: “Albéniz siempre formó parte de mi mundo musical”

Javier Riba, en una imagen promocional.

Manuel J. Albert

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Para todo hay una primera vez. También para el Festival de la Guitarra de Córdoba. Y ayer se vivió el primer concierto de la programación, con el guitarrista Javier Riba (Córdoba, 1974) y la Orquesta de Córdoba. Un concierto inaugural que también era un estreno absoluto, el de la obra Senda Sur, de David del Puerto, compuesta expresamente para el Festival.

Así que, en fin, como la cosa iba de estrenos, inauguraciones e inicios, esta entrevista ha terminado versando, enteramente, acerca del hecho de la primera vez. Como La guitarra soñada, su primer disco, o la primera vez que escuchó a su admirado Isaac Albéniz, o su primer clase como profesor en el conservatorio o...

PREGUNTA. ¿Recuerda su primera guitarra?

RESPUESTA. Mi primera guitarra era una Miguel Rodríguez, de Córdoba. Un mítico guitarrero cordobés que tenía su taller en la calle Alfaros. Creo que hoy está cerrado y creo que la dinastía Rodríguez ya no sigue con su trabajo. Era una guitarra de estudio que había pertenecido a mi padre.

P. ¿Recuerda su primer concierto en público?

R. Tenía 16 años y fue en una iglesia de Utrera. No recuerdo más porque era un ciclo de la Junta de Andalucía para jóvenes talentos que organizaban los conservatorios. Yo, entonces, estaba estudiando.

P. ¿Recuerda su primera composición?

R. Mi primera comospición seria fue una obra que se llama Acerca de la felicidad. Es una obrita que compuse para festejar el nacimiento de mi primer hijo. Hasta entonces había hecho obras menores sin importancia. Esa fue la primera obra de la cual me siento satisfecho si bien es cierto que mi actividad como compositor es muy secundaria. Era para guitarra solista y orquesta de plectro y la estrenó la Orquesta de Plectro de Córdoba.

P. ¿Recuerdas su primera clase como profesor?

R. Empecé a trabajar muy joven. Saqué las oposiciones con 18 años y empecé a dar clases en el Conservatorio Profesional de Córdoba. Estaba abrumado por la responsabilidad y quería hacerlo muy bien. recuerdo mi primera alumna, que era una niña y entró por la puerta de mi clase. Me desviví por enseñarle todo lo que sabía. Luego ya me di cuenta que esa no era la mejor manera de enseñar, todo de golpe. Pero no se me olvida esa sensación de esa primera clase.

P. ¿La primera vez que escuchó a Albéniz o tuvo conciencia de escucharlo?

R. Se pierde en la noche de mi memoria. Albéniz forma parte de mi mundo musical desde que soy consciente de que hago músicoa. Y de alguna manera inconsciente, también, porque mi padre es aficionado a la guitarra y tiene en casa discos de guitarra clásica y flamenca. Pero de la primera vez que lo escuché no guardo memoria, aunque sé que siempre ha formado parte de mi mundo musical.

P. ¿Su primera impresión de Leo Brower?

R. Fue una cosa impactante. Para los músicos en general es una figura muy importante, pero para los guitarristas en particular es casi como un dios, como un mito vivos; es como si para un flamenco le presentas a Paco de Lucía.

Pero a la vez es un personaje tan cercano y cariñoso que esa barrera entre el mito y el alumno que va a conocerlo, se rompe. Y casi desde el inicio de nuestro contacto hemos tenido buena relación y le aprecio muchísimo. Y creo que es un aprecio mutuo.

P. ¿Guarda un primer recuerdo del Festival de la Guitarra?

R. Claro que sí, yo participé en los festivales como alumno en los años ochenta, cuando lo organizaba Paco Peña. Estoy hablando de la prehistoria del Festival, antes de que adquiriera estas dimensiones tan grandes. Los cursos se hacían en la Posada del Potro y en la casa de Paco Peña en la Plaza del Potro. Una vez vino la televisión y todo. Participé en la rueda de prensa de aquel festival que sería... no sé, en el año 87 u 88.

P. ¿Qué recuerdo guarda de su primer disco?

R. Es algo muy emocionante. Surgió a iniciativa mía. Se fue gestando casi de manera inconsciente y lo viví de manera muy artesanal y propia. No entregué el máster a ninguna discográfica hasta que estaba terminado. Hice una producción personal a riesgo de que se quedara ahí. Al final lo editamos, tuvo muy buenas críticas a nivel internacional. Lo grabé en la fundación gala y eso no lo olvidaré nunca.

P. ¿Es equiparable al recuerdo del primer premio?

R. Son cosas distintas. Un premio es más efímero. Un reconocimiento que siempre alegra. pero un disco queda para siempre. No son comparables.

P. ¿Cómo espera este primer concierto de esta noche?

R. No sé lo que va a ocurrir. Al tratarse de obra de estreno me parece algo muy bonito hacer que el festival promueva cosa así. Sería mucho más fácil programar obras consagradas. Iniciativas a sí son de agradecer.

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