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La incredulidad de los cordobeses

Una niña ante el cuadro de San Rafael de nuevo colgado a la entrada del Salón de Plenos | TONI BLANCO

Manuel J. Albert

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El Ayuntamiento abre las puertas para mostrar el cuadro de San Rafael que el nuevo equipo deGobierno retiró para restaurar entre sospechas de que no iba a volver |

Hay un cuadro del tenebrismo clásico de Caravaggio titulado La incredulidad de Santo Tomás, fechado en 1602. En él, Cristo resucitado convence a Tomás de que ha vuelto a la vida invitándole a meter el dedo en la herida de su pecho dejada por la lanza de Longinos. Solo así el santo termina de creer en el milagro y superar su incredulidad. Algo parecido -aunque sin meter el dedo en el lienzo- le ha pasado a los cordobeses que se han acercado esta mañana al Ayuntamiento para ver de vuelta el cuadro que Antonio del Castillo pintó en honor del custodio alado de la ciudad, justo medio siglo después que de que Caravaggio inmortalizase su Santo Tomás.

Muchos de estos cordobeses también eran incrédulos y pensaban que el lienzo no volvería al Consistorio por las polémicas vividas estos primeros meses de mandato entre el Ejecutivo local (PSOE e IU) y sectores de las cofradías de Semana Santa y la Iglesia. “Me sentí muy mal cuando se retiró el cuadro porque en mi familia somos muy devotos de San Rafael y me cayó como un jarro de agua fría el hecho de que se lo llevaran”, dice Sergio Perea, que acaba de fotografiarse con esposa e hijos delante de la pintura. “Me sentí muy mal porque no dijeron que se lo llevaban para restaurarlo. Se lo llevaban sin más”, señala.

Muchos de los que se han acercado a lo largo del día de hoy guardaban ese mismo resquemor y cruzaban las puertas del Consistorio para cerciorarse de que sí, de que la imagen religiosa ha vuelto a la entrada del Salón de Plenos del Ayuntamiento. “Está muy bien ahí puesto”, dice María Luisa, otra vecina a la que se ilumina la cara al ver la pintura de regreso al Consistorio. “La polémica que hubo fue impropia y absurda porque San Rafael tiene que estar en Córdoba; es nuestro patrón”.

Rafael es un vecino que también ha querido comprobar por sí mismo cómo ha quedado el cuadro de 1652 tras la restauración. Y, de paso, comprobar que la pintura vuelve a colgar en el mismo sitio en el que estaba. “Ya hemos visto que ha vuelto, pero creímos que no lo haría”, subraya el vecino. “Sospechábamos que la excusa de la restauración era una treta para sacarlo del Ayuntamiento y dejarlo olvidado en un trastero o expuesto en otro sitio”, prosigue.

Rafael, como otros vecinos preguntados, afirma que “San Rafael ha vuelto al Ayuntamiento porque se han dado cuenta [el equipo de Gobierno] de la presión mediática que había y de que los cordobeses no estábamos dispuestos a que nos lo quiten [el santo] de aquí. Hay que respetar lo que hay porque hay cosas que no molestan”.

¿Y sobre la presencia de símbolos religiosos en espacios de representación pública, como los Ayuntamientos, qué opinan? “Es un tema muy difícil de tocar, está ligado a los sentimientos . Nosotros estamos acostumbrados de toda a la vida a que en los sitios públicos haya símbolos religiosos”, señala María del Carmen. “Puede que no tengan que estar aquí, pero va a ser muy difícil que nos entre eso en la cabeza a nuestra edad”, reconoce. “Tal vez nuestros hijos o nuestros nietos lo vean distinto, pero nosotros ya no”, termina.

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