La Guardia Civil investiga una trama familiar por verter aceites y grasas en un afluente del Guadalquivir
La Guardia Civil en el marco de la operación 'Blackwater' investiga a siete personas como presuntos integrantes de una trama organizada formada por miembros de una misma familia, los cuales dirigen dos empresas ubicadas en Mengíbar (Jaén) por efectuar vertidos contaminantes al dominio público hidráulico. En concreto, se les acusa de verter aceites y grasas derivadas de la fabricación de biodiesel en un arroyo que desemboca en el río Gudalbullón, afluente del Guadalquivir.
Según informa la Guardia Civil, los vertidos los realizaban aprovechando los días de lluvia y la noche para así evitar ser detectados. Los investigados utilizaban un entramado de empresas para dificultar las posibles investigaciones y la acción de la justicia.
La investigación se inició en agosto del año pasado cuando agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (seprona) de la Guardia Civil de Jaén, inspeccionaron las instalaciones de una empresa dedicada a la gestión de aceites y grasas de origen vegetal para su transformación en subproductos para la elaboración de biodiesel.
Los agentes observaron como en una balsa próxima se estaba utilizando una manguera que vertía directamente sobre el terreno una sustancia oleosa fluyendo hacia un arroyo procediendo a la toma de muestras de las aguas residuales que fueron entregadas para su análisis a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
También localizaron una balsa llena de un líquido oleoso de color negro intenso, en la que se acumulaban residuos plásticos procedentes de las materias primas utilizadas en la balsa sin impermeabilizar. Esta balsa tenía numerosas fugas sobre una superficie no impermeabilizada que también generaba un vertido en el terreno.
Los agentes comprobaron también cómo habían sido realizados varios vertidos directos de aguas residuales industriales al cauce público. Estos vertidos los hacían coincidir con periodos de precipitaciones meteorológicas. Estos presentaban un fuerte olor y un color oscuro intenso que incrementaba el caudal del arroyo logrando deshacerse de los residuos industriales generados en el proceso de fabricación y así diluir los residuos entre aguas pluviales.
Estos vertidos desembocaban en el río Guadalbullón, afluente del Río Guadalquivir, espacio protegido por la Red Natura 2000 --red de áreas de conservación de la biodiversidad en la Unión Europea--. Por todo ello los investigadores sometieron a vigilancia a dicha empresa detectando como en los días de lluvia esta empresa vertía aguas residuales al arroyo.
Tras tomar muestras de este vertido y enviadas para su análisis al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Sevilla, estas resultaron tener una alta concentración de metales pesados que debido a su especial toxicidad pueden causar daños a la calidad de las aguas receptoras suponiendo un riesgo para el equilibrio de los sistemas naturales y que dependiendo del caudal y la continuidad de los mismos pueden causar daños a la calidad del suelo.
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