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Fuente Santa de los cordobeses

Salida procesional de Nuestra Señora de la Fuensanta | TONI BLANCO

Redacción Cordópolis

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Nuestra Señora es manantial, Santa María es fuente. De su vientre brotó la Vida y de sus manos llegan todas las gracias a quienes le piden con verdad y fe. Este viernes 8 de septiembre las volverá a repartir como Fuente Santa del pueblo de Córdoba que acudirá a verla a su santuario, al que llegó en la noche del jueves procedente de la Santa Iglesia Catedral, donde había presidido una función celebrada por el obispo, Demetrio Fernández, y concelebrada por miembros del Cabildo.

El regreso en procesión fue glorioso, jubiloso, triunfal y solemne, como solemne fue la misa en el primer templo de la diócesis, algo a lo que contribuyeron la orquesta y coro de la Catedral, en cuyo altar mayor apareció la Virgen de la Fuensanta, Patrona de la ciudad de Córdoba y de sus cofradías, sobre la peana y bajo el baldaquino que ha realizado para la sagrada imagen el orfebre Emilio León y que este jueves se estrenaba.

Conformaban ambas piezas, en metal en algunas partes plateado y en otras dorado, la primera fase del nuevo paso que se le está realizando a la Virgen y que tiene diseño del propio León, a excepción del templete, que ha dibujado el escultor Antonio Bernal siguiendo líneas dieciochescas, barrocas, con ornamentación de rocalla. De Bernal es también el modelado de los cuatro ángeles que llevaba el baldaquino realizados en orfebrería y a los que se tienen que añadir cuatro más en próximos años.

El resto de los elementos del paso en el que procesionó este jueves la Virgen de la Fuensanta eran provisionales pero armoniosos. Los faldones azules y los respiraderos blancos de tapicería. En las esquinas llevaba cuatro arcángeles propiedad de la hermandad del Remedio de Ánimas, como lo eran también las piezas de candelería y candelabros arbóreos que iluminaban a la Virgen, con 18 puntos de luz. Dos tulipas escoltaban en el frontal del paso la urna que reproduce la de los Santos Mártires con algunas de sus reliquias en el interior y que pertenece a la hermandad de la Misericordia.

En años sucesivos se incorporarán nuevos elementos al paso, como los faldones, de los que Francisco Mira ya tiene bordados en oro las partes frontal y trasera (el año que viene tendrá listos los laterales) como acordó con el Cabildo que, no obstante, ha decidido no estrenarlos hasta que no estén hechos los respiraderos, que irán en orfebrería y que también debe realizar Emilio León.

Eran las nueve menos diez de la noche cuando comenzaba a salir de la Catedral el cortejo que formaban las hermandades de penitencia, en primer lugar, y de gloria, más cerca de la Virgen. Iban con sus bacalaos, banderas y estandartes y con sus máximos representantes al frente. Cerraba la comitiva la junta directiva de la Agrupación de Cofradías con su presidente, Francisco Gómez Sanmiguel, a la cabeza.

No tardó mucho en salir la Virgen de la Fuensanta, que llevaba en el paso un exorno floral compuesto por un friso de rosas blancas y con jarras y esquinas de nardos. La banda de música Maestro Tejera de Sevilla la recibió con el Himno Nacional y la marcha Fuensanta Coronada, con la que Nuestra Señora, a la que seguían el obispo y el presidente del Cabildo, cruzó un Patio de los Naranjos en el que se habían congregado muchas personas para verla. Sonó en la Puerta del Perdón El Corpus, y rodeando la Catedral Coronación de la Macarena.

Eran las primeras marchas de un repertorio que el director de Tejera, José Manuel Tristán, definía minutos antes de salir la Virgen como “bastante cordobés”, y eminentemente “alegre” además de “solemne”. Así, sonaron de camino a la plaza del Pocito, donde se encuentra el santuario de la Fuensanta, Virgen de las Angustias, Paloma de Capuchinos, La Sangre y la Gloria, Saeta cordobesa y María Santísima de la Esperanza, marcha esta última que la banda sevillana ha montado para recordar a Pedro Morales con la única composición que este genial autor dedicó a una imagen cordobesa. Así, los músicos intercalaron marchas de Córdoba con otras que no lo son como Coronación, Pasan los Campanilleros o Triana, tu Esperanza.

Caminó la Virgen por Magistral González Francés y Cardenal González hasta Lucano y Lineros con los cofrades siguiendo sus pasos. Llegó hasta Agustín Moreno y la iglesia de Santiago para abandonar pocos metros después el Casco Histórico para acceder a las calles de su barrio por Campo Madre de Dios. Sobre las cabezas de la Virgen y el Niño Jesús iban las coronas de oro con las que fueron coronados en 1994 y otra corona de grandes dimensiones remataba el baldaquino, en cuya parte superior se podían leer las inscripciones: Regina Cordubensis y Mater Salvatoris.

Un barrio en el que las tradicionales campanitas de barro son elemento indispensable en estos días en las manos de todo chiquillo acogió ya tarde a la Virgen de la Fuensanta, a la que durante siglos le han rezado los cordobeses, que comenzaron a venerarla por el agua sanadora que brotaba del pozo junto al que, según la leyenda, se encontró en una higuera a la sagrada imagen en el siglo XV. Así, en su santuario descansa ya la Virgen a la espera de los miles de cordobeses que este 8 de septiembre acudirán a rezarle y que con su visita y la asistencia a las numerosas misas que se celebrarán renovarán el compromiso y la devoción de la ciudad con su Patrona.

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